
Desde el primer instante, el cerebro hizo match. FOTO: Sex in the City.
MENTE
Así funciona el amor a primera vista: el cerebro solo necesita 3 segundos para saber si tienes química con otra persona
No es Cupido, es tu biología: las señales que te hacen sentir conexión con la otra persona se activan en medio minuto y, a veces, incluso en milisegundos.
Por María Corisco
23 DE MAYO DE 2025 / 13:02
¿Crees en el amor a primera vista o piensas que eso sólo pasa en las películas? Lo cierto es que, sin que te des cuenta, tu cuerpo está haciendo cálculos invisibles desde el primer instante en que conoces a alguien. En apenas unos segundos —a veces incluso menos— tu cerebro ya sabe si tienes química con esa persona o si es mejor seguir tu camino. Esta decisión tiene mucho que ver con cómo estás diseñado para leer señales, interpretar gestos y detectar compatibilidad antes de que puedas ponerlo en palabras.
«Las señales que te hacen saber si tienes química con otra persona suelen activarse en menos de un minuto, y a veces en solo unos pocos segundos», explica la psicóloga Esther Cantos. «La ciencia lo ha estudiado y lo confirma: entre los 3 y los 30 segundos del primer encuentro, ya estás procesando una enorme cantidad de información que influye en si sientes conexión o no».


Efectivamente, numerosos estudios en psicología social y neurociencia han mostrado que tanto mujeres como hombres hacen evaluaciones muy rápidas sobre la atracción, la confianza y la compatibilidad. A veces, en menos de un segundo ya hay una impresión inicial fuerte, basada en factores como:
- Apariencia física y lenguaje corporal.
- Voz y forma de hablar.
- Olor (incluso feromonas).
- Seguridad y actitud.
- Contexto emocional.
«En las mujeres, esa evaluación suele incluir también una lectura intuitiva sobre intenciones, química y conexión emocional potencial«, explica la experta.
Y es todo sorprendentemente rápido. Un célebre estudio, llevado a cabo por psicólogos de la Universidad de Princeton y publicado en Psychological Science, muestra que el cerebro humano necesita solo 100 milisegundos para evaluar atributos como la confianza o el atractivo a partir del rostro de una persona. A partir de ahí, en los primeros 5 a 7 segundos, ya comienza a interpretar posturas, gestos, tono de voz, olor corporal y energía emocional. Todo eso condiciona si sentimos química o no.
¿Qué ocurre en esos primeros segundos?
- En los primeros 0,5 a 2 segundos: el cerebro capta señales visuales (rostro, expresión, postura, estilo). Se activa lo que se llama la primera impresión, que suele ser automática e inconsciente.
- En los primeros 5 a 10 segundos: entran en juego la voz, el olor corporal (feromonas, sin que lo notemos), el contacto visual, la energía no verbal y la proximidad. Ahí es donde muchas personas reportan sentir algo especial o bien ninguna chispa.
- En los primeros 30 segundos: ya se ha formado una impresión más completa que incluye lenguaje corporal, tono emocional y sensación de sincronía o sintonía. Esto no garantiza atracción duradera, pero sí marca el terreno emocional inicial.
En este espacio tan corto de tiempo, el cerebro evalúa a toda velocidad conceptos como seguridad y apertura, similitud o familiaridad, deseabilidad física o energética, ritmo compartido (gestos, tono, presencia) y sensaciones viscerales (mariposas, nervios, calma). Como señala la psicóloga, «no se trata sólo de que el otro sea más o menos atractivo o tenga un tono de voz agradable: en un instante puedes saber si tienes química con otra persona».
No es una decisión: es una reacción
Esa sensación de me gusta o no me gusta no se decide de forma consciente. Es una reacción automática, procesada por áreas del cerebro como la amígdala (vinculada a emociones e instintos de supervivencia), el corte prefrontal ventromedial (asociado a la toma de decisiones afectivas) y otras regiones que trabajan con intuiciones rápidas y multisensoriales. Este sistema opera a una velocidad que deja fuera de juego a la racionalidad: cuando empiezas a pensar si te gusta alguien, tu cerebro ya ha tomado una posición inicial.
Además, el sistema olfativo también entra en juego. Aunque no lo notes, percibes feromonas: compuestos químicos sutiles que influyen en el deseo y la atracción. «Las feromonas humanas no se huelen de forma consciente, pero el sistema nervioso las detecta y puede generar una sensación de afinidad, familiaridad o incluso rechazo. Es una forma primitiva, pero poderosa, de comunicación bioquímica».
El lenguaje corporal también es clave. La forma en que una persona se mueve, su postura, el grado de contacto visual o la distancia que mantiene con nosotros, transmite información sobre su seguridad, su apertura, su intención o su receptividad. Todo eso influye en cómo nos sentimos en su presencia.
La primera impresión pesa, pero no sentencia
¿Significa esto que si no hay chispa en 5 segundos ya no la habrá nunca? No necesariamente. Esther Cantos apunta que, «aunque esa primera reacción marca el tono del encuentro, la atracción también puede construirse con el tiempo, a través de la conversación, la risa, la empatía y la conexión emocional. Las primeras impresiones no siempre son infalibles, y el contexto puede transformar una relación que empezó con frialdad en algo significativo y profundo».
Sin embargo, la química inmediata hace referencia a una serie de reacciones coordinadas: activación fisiológica (aceleración del pulso, aumento de temperatura), liberación de dopamina, anticipación positiva… Todo esto sucede en segundos y puede generar ese famoso flechazo que muchas personas describen como un instinto certero.
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