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Santander ya tiene un puerto con 'Alma' gracias a la intervención artística de Boa Mistura de la mano de Cantabria Labs. FOTO: D.R.

GRAFITIS PARA VIVIR MEJOR

El colectivo Boa Mistura inunda de arte urbano el puerto de Santander y muestra cómo hacer ciudad más sostenible

El proyecto del colectivo Boa Mistura en Santander, con el respaldo de Cantabria Labs, pone sobre la mesa el papel inclusivo, transformador e integrador del grafiti. Un nuevo paso hacia la sostenibilidad.

Por Cristina Martín Frutos

26 DE DICIEMBRE DE 2025 / 14:00

Hace más de 35.000 años, el hombre primitivo ya demostró en las Cuevas de Altamira que un sencillo dibujo en la pared era mucho más que un elemento decorativo. De hecho, se considera que el arte rupestre abarcaba fines rituales, espirituales, comunicativos, simbólicos… A unos 30 kilómetros de este bellísimo testimonio del ingenio humano en la prehistoria, en pleno puerto de Santander una palabra —’alma’— de luminosos colores reitera el papel casi mágico del arte urbano en los entornos que habitamos.

Se trata de una intervención artística del colectivo Boa Mistura. Este grupo de artistas urbanos lleva, desde 2001, reivindicando por todo el mundo el poder transformador del color, la palabra y la geometría con sus grafitis, ha llevado a cabo en varios silos industriales del puerto santanderino. Un proyecto impulsado por Cantabria Labs, junto a Tiempo de Arte, que activa el arte como herramienta de transformación social capaz de emocionar, generar vínculos y construir comunidad. De crear lugares más sostenibles. En definitiva, más habitables.

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«Las ciudades las fabricamos nosotros, los seres humanos. Pero, paradójicamente, no parecen hechas para que las habitemos nosotros«, cuentan los integrantes de Boa Mistura en el documental «Alma, un viaje artístico», dirigido por Lucía Tello y financiado por la UNIR. Ruidos, zonas olvidadas, poco espacio para la convivencia, soluciones de urbanismo inexplicables… O, en el caso de Santander, áreas desconectadas entre sí, como el puerto y el resto de la capital cántabra.

«Aunque tiene una una importancia capital en Santander, presenta una desconexión enorme con la ciudad. Es un lugar hostil, que genera ruido y que impacta en el paisaje. Pero Santander no podría vivir sin el puerto, forma parte de su día a día a pesar de todo», explican los autores del proyecto. Por eso, se buscó una pieza de arte urbano que «tendiera un puente visual entre las dos orillas de la bahía».

Una conexión que no se limita, como sucede en esas cuevas de Altamira, a la parte estética. Porque en este proyecto —y en realidad en todos los que llevan la firma de Boa Mistura—, las palabras importan. Y mucho. Antes de quedarse con ‘alma’, rondaron otros términos como calma, identidad, vida… «Pero no encajaban conceptualmente de la misma manera que alma y luz, los dos conceptos con los que terminamos trabajando». Finalmente, se presentaron ambos diseños a los vecinos de la zona y votaron. Y ahí llega la otra clave de este tipo de arte urbano: la participación ciudadana.

La intervención artística ha transformado unos grandes silos industriales, de cerca de mil metros cuadrados cada uno y visibles desde lugares clave de Santander. FOTO: D.R.

Desde el primer momento —hace más de dos años—, el proyecto se concibe como un proceso colaborativo. En ese gran mural se han involucrado a los ciudadanos, empleados y amigos de Cantabria Labs y diferentes instituciones. Así, forman parte de la búsqueda de la paleta cromática, se les imparten talleres e, incluso, pinten parte de esta palabra, alma, que tanto tiene que decir en la urbe. Más de 120 personas se remangaron para la ejecución de esta pieza de arte urbano.

Boa Mistura ya ha demostrado en otras ocasiones la función del arte urbano como elemento transformador de la ciudad. En Sao Paulo llevaron a cabo una intervención en una de sus favelas, Vila Brasilândia, donde viven más de 300.000 personas en callejuelas empinadas y, en ocasiones, olvidadas por quienes moran en el centro. En Santo Domingo, la frase ‘somos la voz de las dos orilla’ se plasma en un silo, en la zona Este de la ciudad, con la intención de acercar esta orilla al margen occidental, separados por el río Ozama. O su proyecto Rencontre (encuentro), en el parisino distrito 19, que se convierte en el reflejo de un barrio que es, ante todo, diverso.

«Nuestra misión es transformar el espacio público y enriquecer la vida de las comunidades. Creamos proyectos artísticos que ayudan a fortalecer la cohesión social, el orgullo comunitario y la visibilización de la diversidad cultural, situando a los vecinos en el centro del proceso de transformación de su propio entorno», resumen desde el colectivo.

OTROS TEMAS WELIFE

Hay muchos otros ejemplos. Y también de muchos otros artistas. Zonas como el East Side Gallery de Berlín; los distritos de Fitzroy y Brunswick, en Melbourne; los frescos de Lyon; rutas por Londres… Son todo ejemplos de que integrar el arte en la planificación urbana no solo ponen a la ciudad más guapa sino que también promueve la sostenibilidad.

¿Cómo? Convirtiendo espacios olvidados o poco valorados en centros de actividad cultural, tanto para turistas como para los residentes. Fomentan el sentido de orgullo y pertenencia a la zona. Crean lazos. Sin duda, hacen que vivir en la ciudad sea mejor. Es, como decía Evelio Acevedo, director del Museo Thyssen-Bornemisza, en la presentación de este proyecto un ejemplo de que «la cultura es algo vivo. Es una energía vital que sirve para transformar a las personas y persigue cohesión social y mayor inclusión».

Con esta iniciativa, Cantabria Labs se adentra en el mundo del arte. «Entendemos  que la cultura también es salud y que ésta no solo se construye desde nuestra innovación y el conocimiento científico de nuestros laboratorios, sino también desde la emoción y la conexión con el entorno«, asegura Susana Rodríguez, CEO de los laboratorios. «Por eso, fieles a nuestro compromiso de mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas, impulsamos este proyecto que activa el arte como herramienta de transformación social capaz de emocionar, generar vínculos y construir comunidad».

El apoyo de las entidades privadas como Cantabria Labs es, en pleno siglo XXI, esencial para el mecenazgo. «Es interesante ver cómo las empresas empiezan a interiorizar el valor añadido que puede suponer incorporar el arte en sus ecosistemas», reflexionan desde Boa Mistura, al tiempo que reconocen que ese apoyo es fundamental para seguir desarrollando su libertad creativa.

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