Michelle Calvó: «Debemos asegurarnos de que las leyes que protegen los océanos se cumplan»

Michelle Calvó vive una época dorada (porque seguro que habrá más) en su carrera. Tras presentar la vuelta del Grand Prix en verano, la actriz se encuentra en la cresta de la ola después del estreno de la tercera temporada de Entrevías en Telecinco y la expectación que genera su próxima llegada a Netflix. Y seguro que no será lo único por lo que será vista en la pequeña pantalla. Además, está sumida en proyectos que ella misma ha emprendido, como sus propia cuenta de fitness y recetas, sus suplementos alimenticios o la creación de su marca de calzado, Halia by Michelle Calvó, que verá la luz la próxima primavera.

Pero todos estos proyectos y éxitos no desconectan a Calvó de una de sus prioridades: proteger el planeta. De hecho, es algo que lleva por bandera el ADN de su firma. «Está hecho todo con tejidos vegan, cruelty free, todos los materiales son reciclados y no se utiliza ningún químico que contamina en la fabricación de estos calzados. Está todo hecho en España y conozco a todo mi equipo», apunta la actriz mientras recalca los valores de sostenibilidad de sus zapatos desde todos los puntos de vista posibles.

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Que su marca se base en estos pilares fundamentales no es casualidad. Michelle está muy comprometida con el medioambiente, hasta el punto de ser activista en favor de la biodiversidad marina. «Tengo un vínculo muy especial con el océano y la biodiversidad marina, me parece que es algo que debemos preservar muchísimo, que son pocas las leyes que todavía protegen los océanos, se deben crear más. O, sobre todo, asegurarnos de que esas leyes que protegen los océanos se cumplan, porque es cierto que no es del todo así», ha señalado la intérprete.

«He sido activista por la protección de la biodiversidad marina y de los océanos, en concreto, del suroeste de mi isla, Tenerife. Es una zona ZEC (Zona Especial Canaria), y, aún así, se pretendió construir un macropuerto en la zona de Fonsalía. Por ello, creamos una organización que se llama Salvar Fomsalía y conseguimos parar la construcción», añade.

Pero lo tiene claro: salvar el planeta no sólo depende de grandes actos como ese. Hay que hacerlo día a día. Por ejemplo, ella apuesta por comprar a granel, consumir más verduras que carne, concentrar las lavadoras y ponerlas en los horarios en los que la electricidad es más barata pues la demanda en esos momentos es menor o conducir coches eléctricos, entre otros gestos. ¡No te pierdas el vídeo en el que nos lo cuenta todo!