Alopecia areata en primera persona: todo lo que debes saber sobre esta forma de caerse el pelo

La alopecia en mujeres se caracteriza por una pérdida de densidad capilar en las zonas más visibles del cuero cabelludo como son la parte superior y delantera. Y aunque es muy infrecuente que progrese hasta la calvicie total, como sí les ocurre a los hombres, hay un tipo de caída que puede surgir en ambos sexos: la areata, una enfermedad autoinmune que afecta a los folículos pilosos provocando la caída del cabello en zonas localizadas, generalmente en áreas redondeadas y de pequeño tamaño.

Estibaliz García tiene 37 años y padece esta afección. La primera vez que le salió una de estas calvas redondeadas fue tras sufrir un aborto entre el nacimiento de su primera y su segunda hija. “Era bastante grande y era justo encima de la frente. No había manera de disimularla bien y en el médico me dijeron que era por el estrés. Tras ir a varios médicos me mandaron un ungüento que funcionó bastante bien y con el paso del tiempo dejó de crecer y me recuperé”, nos ha contado a Welife.

SUSCRÍBETE a nuestra newsletter y recibe todas nuestras novedades para tu cuidado y bienestar.

Alopecia areata, sin cura

Según la Fundación Nacional de Alopecia Areata (NAAF) de EEUU, la alopecia areata afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades, aunque el primer brote suele surgir durante la infancia. Pero no solo eso, en el mundo aseguran que la padecerán unos 147 millones de personas en algún momento de su vida. Además, este tipo de patología capilar afecta al 2% de la población (también puede aparecer en cejas, pestañas y barba) y puede asociarse a otras condiciones como enfermedad de tiroides, diabetes tipo 1, alergias o asma. Además, es similar a otras enfermedades dermatológicas como el eczema, la psoriasis o el vitíligo.

Aunque Estibaliz se recuperó de la placa más grande que le salió en la zona de su flequillo, lo cierto es que después le salieron otras pequeñas calvas por toda la cabeza, algo que con el tiempo ha aprendido a chequear e incluso dominar. “Tengo controlado cuándo me aparecen. Si tengo un pico muy grande de estrés y después me relajo es cuando salen. Al trabajar mucho y después irme de vacaciones es por ejemplo cuando se me cae el pelo. Si me mantengo en la misma línea no me salen”, ha explicado García, que asegura además que ya no se preocupa tanto como al principio.

Lo cierto es que esta afección es impredecible porque al igual que el pelo desaparece súbitamente, puede volver a crecer e incluso caerse de nuevo. El problema surge porque el sistema inmune ataca a las células de los folículos capilares, que se encogen y dejan de producir pelo visible. Muy difícil de tratar, lo que puede ser frustrante para todos los pacientes, cada especialista tiene unas opciones de tratamiento y la respuesta a estos es muy variable porque no todas los personas responden de igual manera. De hecho, en ocasiones hay placas que mejoran y otras que cuesta mucho trabajo que se recuperen.

“Ya no es el disgusto del principio. Claro que te preocupa, pero he aprendido a peinarme de otra forma y a no estar tan pendiente. La primera vez trágico porque hasta estuve a punto de comprar una peluca porque no dejaba de crecer. Hubo un punto en el que estuve a punto de raparme. Ahora igual que vienen se van”, relata esta mujer de Guadalajara.

Nuevo fármaco contra la areata

El pasado junio las autoridades sanitarias de EEUU aprobaron un nuevo fármaco, el baricitinib, que devuelve el pelo a personas con alopecia areata, pero que no funciona en todos los pacientes, ya que el cabello se vuelve a caer si se deja de tomar y cuesta hasta 34.000 euros al año tener éxito en un solo caso.

Este medicamento se encuentra en las farmacias hospitalarias españolas desde 2018 y fue desarrollado por el laboratorio Eli Lily para tratar otras afecciones autoinmunes como la artritis reumatoide. Ahora, muchos continúan analizando su efectividad: un estudio realizado para probar su eficacia concluyó que cuatro de cada 10 participantes vieron crecer el 80% o más de su cabello en menos de un año (36 semanas).

Casi el 40% de los que recibieron la dosis mayor (4 mg) del fármaco tuvieron una restitución del 80% del cabello en el cuero cabelludo, lo que solamente ocurrió en el 23% de quienes tomaron la dosis menor de la pastilla y en el 5% del grupo que recibió el placebo. ¿Estaremos frente a la cura definitiva?