
Colágeno caro, vitaminas de moda y un mostrador que separa el gasto del capricho: la consulta en farmacia evita compras inútiles. Foto: Cottonbro / Pexels
Sin cita previa
Por qué un multivitamínico no siempre es la respuesta al cansancio y otras dudas de salud femenina que se resuelven en la farmacia
Picor, sequedad, agotamiento… y otras consultas de salud femenina que se resuelven antes en un mostrador que en una sala de espera
Por María Corisco
17 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 07:30
La salud femenina en la farmacia es la gran desconocida. Un papel que casi nunca asoma en titulares, aunque las farmacias lleven años despachando consultas a media voz, sin cita ni ceremonia. Muchas primeras preguntas de salud de la mujer se resuelven allí mismo, antes de que suene el teléfono del centro de salud.
La farmacéutica, nutricionista y divulgadora Almendra Fernández, coordinadora del curso Salud femenina en la farmacia: atención personalizada en cada etapa, promovido por los Colegios Oficiales de Farmacéuticos de Madrid y Barcelona, lo resume así: «La farmacia es el primer punto de apoyo sanitario de muchas mujeres. Nuestro papel es doble: saber orientar y, al mismo tiempo, detectar cuándo algo debe ser derivado al centro de salud».
La ciencia traducida al lenguaje de la calle
No es lo mismo formular medicamentos o conocerlos a nivel profesional, que explicarle eso mismo a una persona de a pie y con lenguaje sencillo. Toca hacer pedagogía primero entre los farmacéuticos para que las consultas sobre la salud femenina en la farmacia fluyan sin problemas al otro lado del mostrador.
Este curso busca precisamente reforzar esta dimensión: formar a los farmacéuticos para dar respuestas adaptadas a cada etapa de la mujer. «No se trata solo de vender un producto, sino de simplificar la información, de acompañar en la vida real. Saber traducir la ciencia a un lenguaje cercano, enseñar a leer etiquetas, orientar sobre compras y, sobre todo, ser un primer filtro sanitario accesible».


Una mirada que llega tarde, pero llega
La experta recuerda que la mirada hacia la salud de la mujer ha cambiado en las últimas décadas. Los programas específicos comenzaron a diseñarse en los años 80 y 90, pero solo en los últimos diez años se han empezado a notar sus efectos en la población general. Como explica Fernández, «una mujer de los años 50 no tiene nada que ver con la de ahora: hoy hablamos de menopausia, de vida sexual o de autocuidado con más libertad, pero aún queda camino por recorrer«.
Tampoco hay que olvidar que cada etapa –pubertad, adolescencia, embarazo, menopausia– trae consigo necesidades diferentes, no solo a nivel hormonal, también social y emocional. Y la farmacia se está convirtiendo en un espacio clave para acompañarlas y hacer las consultas más cotidianas.
Entre sofocos y probióticos, el filtro que decide qué consultas se resuelven en la farmacia
El abanico es mucho más amplio de lo que solemos pensar. Estas son algunas de las consultas más habituales que puedes plantear en tu farmacia y a las que tu farmacéutico puede darte una respuesta útil y cercana.
Tengo escozor, ¿debo ir al médico?
«El picor, el escozor o las infecciones vaginales recurrentes son consultas muy frecuentes en la farmacia», explica Almendra Fernández. «Tu farmacéutico puede recomendar productos de autocuidado o antifúngicos de uso local, y, sobre todo, ayudarte a distinguir cuándo se trata de algo leve o cuándo conviene acudir al médico. Por ejemplo, un ardor leve al orinar puede resolverse con productos de farmacia, pero la presencia de sangre en la orina es una señal clara de alarma».
Con respecto al cuidado íntimo diario, la experta aclara que, «así como tienes una rutina facial, también tu zona íntima necesita cuidados adaptados a cada etapa de la vida. No es lo mismo una adolescente que una mujer en menopausia: quizá necesites un gel con propiedades hidratantes, lubricantes o con un pH específico. Hay muchísimas opciones, y según sea tu caso, el farmacéutico puede orientarte acerca de qué producto elegir y cómo usarlo».
¿Cómo puedo llevar mejor la menopausia?
Sofocos, insomnio, sequedad vaginal o cambios en el estado de ánimo son otras de las consultas más habituales frente al mostrador de la farmacia. No siempre requieren tratamiento médico; a menudo bastan recomendaciones prácticas o productos de apoyo para mejorar la calidad de vida. «No se trata de matar moscas a cañonazos –apunta Fernández–. Podemos paliar síntomas sin medicalizar en exceso. Sobre todo ayudar a cribar si lo que necesitas es atención médica específica».
¿Qué probiótico me tomo?
Los probióticos se han hecho enormemente populares en los últimos años, «pero ni todos son iguales ni sirven para lo mismo», advierte la experta. «A la farmacia puedes llevar consultas como cuál es el probiótico adecuado para una diarrea, para una candidiasis o para mejorar tu microbiota en general tras un tratamiento con antibióticos».
¿Qué suplemento puedo tomar para la longevidad?
Hay infinidad de suplementos que prometen soluciones rápidas a problemas u objetivos indefinidos o demasiado ambiciosos. Y no todos son eficaces o inocuos. “Lo vemos con el colágeno, el omega 3 o el magnesio: la diferencia entre un producto caro y otro barato no siempre es solo el precio, sino la calidad, la biodisponibilidad y la evidencia científica que los respalda. Tu farmacéutico puede ayudarte a no gastar de más y a elegir con criterio.
Otro punto de atención son los complejos vitamínicos para la falta de energía y el cansancio persistente, «otro de los grandes motivos de consulta. Lo primero es saber de dónde viene, ya que puede ser una anemia, un déficit de hierro, o, simplemente, el resultado de hábitos de vida poco saludables. El farmacéutico puede orientarte sobre qué suplementos tienen sentido en tu caso y cuáles no. Y, de paso, recordarte que el descanso, la alimentación y el ejercicio son también parte del tratamiento».
La discreción de barrio que resuelve antes que la sala de espera
La farmacia es, probablemente, el espacio sanitario más cercano que tienes. Puedes entrar sin cita, preguntar lo que necesites y salir con una orientación clara: si tu problema es leve, con la solución; si no, con la indicación de que vayas al especialista adecuado.
Como concluye Fernández, «la clave está en personalizar, escuchar y acompañar. La salud femenina no es un bloque único: cada etapa, cada mujer, tiene sus propias necesidades. Y la farmacia es el lugar más accesible para empezar a cuidarlas».
- TEMAS
- VIDA SALUDABLE
WeLife hoy
DepresiónMultivitamínicosTrabajar demasiadoCafé e insomnioAdelgazarSiguenos :)