El quemagrasas está en la piscina: nadar ayuda a perder peso y estos son los estilos que más calorías consumen

La natación es uno de los deportes más completos, ya que intervienen casi todos los grupos musculares del cuerpo. En especial, las grandes cadenas musculares, esas que trabajan de forma intensa y requieren mucha energía. O sea, las que consumen muchas calorías. Bien aprovechado, este deporte es excepcional para quemar grasas. Y hay estilos que son auténticas máquinas de quemar grasas. 

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El Santo Grial del ejercicio

A la natación no le falta casi de nada: fortalece todo el cuerpo sin impacto, porque al trabajar brazos, espalda, core, glúteos y piernas en un movimiento, tonifica de manera equilibrada. También mejora la salud cardiovascular, como buen ejercicio aérobico. Toma nota: aumenta la capacidad pulmonar, mejora la eficiencia del corazón y ayuda a regular la tensión arterial.

Además, incrementa la flexibilidad y la movilidad.

A nivel mental, nadar reduce el estrés gracias al ritmo de la respiración, el aislamiento sensorial en el agua y la repetición del movimiento.

Quemando grasas sobre el agua

Por último, la natación ayuda a controlar el peso, ya que trabaja grandes grupos musculares y requiere bastante energía. Gabriel Díaz Fabiero, ex nadador profesional argentino y fundador de DF Swimming, club especializado en clases privadas con centros en diferentes puntos de España, puntualiza: «Ninguna persona sana debería buscar ganar o perder peso, sino buscar la salud, estar fuerte y tener movilidad. Dicho esto, si hablamos de acumulación de grasa, la clave, en este ejercicio u otro, es el déficit calórico. Este término hace referencia a la necesidad de ingerir menos calorías de las que el cuerpo necesita para mantener su peso. Este déficit es lo que los expertos en nutrición recomiendan para oxidar dichas grasas y así poder eliminar el tejido adiposo que no necesitamos». 

La natación ayuda a esta labor. «Nuestro organismo necesita una buena disponibilidad energética a la hora de nadar. Una vez agotados los depósitos de glucógeno (un polisacárido compuesto por cadenas de glucosa que los músculos almacenan como fuente de energía primaria), los músculos comienzan a tirar de grasas como combustible. Suele suceder a los 20 minutos de empezar», dice el nadador.

Para notar una reducción en los depósitos de grasa, lo ideal es entrenar dos o tres veces por semana en un proceso mínimo de 3 meses.

El crol, el elegido

¿Y qué estilo ayuda más a mantener a raya la grasa? Depende del nivel. En un nadador principiante, el estilo crol es suficiente para llegar a utilizar grasa como combustible, asegura Díaz Fabiero.

Si hablamos de un nivel avanzado, el estilo mariposa es el que mayor demanda energética requiere.

Aunque en realidad no hay un estilo que queme más que otro como una regla fija: el gasto energético depende de la intensidad, la velocidad, la habilidad técnica y la masa corporal, más que del estilo en sí. Y, por supuesto, siempre acompañado de un buen plan nutricional. No vale aumentar nuestro consumo calórico pensando que ya lo compensaremos nadando. Tal y como muestra el estudio Efectos de doce semanas de entrenamiento de natación en la composición corporal en mujeres jóvenes no parece haber cambios significativos si no hay control dietético o intensidad elevada.

En cambio, a partir de 120 minutos a la semana con una intensidad moderada o entre moderada y fuerte, sí se observa reducción en el peso corporal.

El alcohol, ni olerlo

Si la intención es mantener un nivel óptimo de grasa corporal, los buenos hábitos son cruciales. «Lo primordial es dormir y alimentarse bien, guiarse por un nutricionista si buscamos el déficit calórico y nada de alcohol. «El hígado sintetiza mejor los ácidos grasos cuando no está ocupado en procesar el alcohol. Por eso, el rendimiento y la recuperación de la persona serán mejores y se observarán resultados en menor tiempo», añade el especialista. 

La fuerza, el mejor complemento

El mejor complemento a la natación es la fuerza. El ex nadador profesional lo tiene claro, de hecho, sigue combinando el agua con entrenamiento funcional y halterofilia. También lo afirma la ciencia: un meta análisis con 36 estudios sobre entrenamiento en nadadores refleja que los programas combinados con resistencia y fuerza en seco obtienen los mejores resultados.

Entre otros, mejora la velocidad, la técnica, la frecuencia y longitud de brazada. Así que ya sabes, para mejorar en la piscina, añade algo de trabajo de fuerza en el gimnasio.