
La falta de contacto físico puede derivar en un hambre de piel que nos haga sentir irritados y muy estresados. FOTO: Freepik.
Cuerpo
Por qué tienes que abrazar más a tu pareja y amigos: mejora tu ánimo, elimina tu ansiedad y te ayuda a dormir
El contacto físico, como sería recibir un abrazo, ayuda a regular niveles de hormonas como la oxitocina y el cortisol y es fundamental para una buena salud mental y emocional.
Por Marcos López
01 DE JULIO DE 2025 / 14:02
No estás pasando por tu mejor momento. Tanto trabajo hace que te sientas de (muy) mal humor y estés completamente agotado. De hecho, llevas mucho tiempo sin dormir bien y, lo que es más importante aún, sin poder disfrutar de la compañía de tus seres queridos. Así que ha llegado el momento de poner en pausa tus obligaciones laborales y pasar (más) tiempo con tu pareja y tus amigos. Fundirte con ellos en un gran, y cálido, abrazo que elimine tu estrés y te ayude a recuperar tu salud mental y emocional.
Eva Murillo, especialista en Psicología y fundadora y directora del centro de inteligencia emocional Ekilibrat-e, explica que «el contacto físico es superimportante para sentimos bien por dentro. Desde pequeños necesitamos ese contacto, y cuando no tenemos ese tipo de interacción nos sentimos más estresados, ansiosos e incluso más tristes. Y no es únicamente sentirnos solos: el cuerpo también se resiente».


Además, el ser abrazado es mucho más que ser objeto de una reconfortante muestra de aprecio. Como continúa la experta, «el contacto físico genera una hormona llamada oxitocina, que nos hace sentir más tranquilos y conectados. Y cuando no la tenemos, nos faltan esas dosis de bienestar».
Reduce tu estrés y mejora tu sueño
El contacto físico, como sería un abrazo o un simple roce, tiene infinidad de beneficios para la salud que trascienden lo puramente emocional. Empezando por una mejora de la calidad del sueño, pues como indica Eva Murillo, «al liberar oxitocina y reducir el cortisol, el estrés baja, lo que hace que el sueño sea más reparador». También procura un alivio del dolor, pues «aunque no lo parezca, el contacto físico puede reducir la sensación de dolor, como cuando te frotas una zona dolorida».
Más razones para practicar los abrazos. En este caso, emocionales. Como son una mejora del estado de ánimo, una reducción de la ansiedad, dado que «estar cerca de alguien y sentir su contacto reduce esa ansiedad que muchas veces sentimos cuando estamos solos o preocupados», refiere la especialista en psicología; y una disminución del estrés. «Cuando estamos muy estresados, el cuerpo produce cortisol, y el contacto físico ayuda a regular los niveles de esta hormona haciendo que nos sintamos más tranquilos», puntualiza la experta.
Cuanto más dure, mejor
Dos cuestiones. La primera, cuánto debe durar el abrazo ideal para que obre su efecto terapéutico. Pues según los estudios, no menos de ocho segundos. Y la segunda, y más importante, cada cuánto hay que recibir un abrazo, u otro contacto físico, para que el ánimo no caiga por los suelos. O lo que es lo mismo, para no sentir hambre de piel, que «es básicamente esa necesidad de contacto físico que, cuando no la tienes, te puede poner de mal humor», puntualiza Eva Murillo.
Cuidado con el hambre de piel
La verdad es que no se sabe cuánto tiempo debe transcurrir para sufrir el hambre de piel. Depende de cada persona. Pero sí hay algunos signos que indican que ya ha pasado demasiado tiempo desde que disfrutaste de tu último abrazo. Como son la ansiedad, pues «sin ese contacto físico nos sentimos más ansiosos, como si algo nos faltara», refiere la psicóloga; la sensación de soledad o desconexión, dado que «el cuerpo necesita ese toque para sentirse acompañado. Si no lo tienes, esa sensación de soledad puede aumentar»; y la irritabilidad, pues «cuando no recibimos ese cariño o afecto físico puede ser nos pongamos más sensibles o distantes».
Muy importante: uno de los signos principales del hambre de piel es sentir celos cuando se observa a los demás abrazarse o tocarse. «Si te da rabia ver a otros en contacto y tú no lo tienes, es una señal de que algo no está bien».
Tienes que hablarlo con un psicólogo
Cada persona es un mundo, y hay quien necesita más o menos dosis de contacto físico. Y también hay situaciones en las que su ausencia puede tener efectos más acusados. Por ejemplo, «si te encuentras aislado socialmente o si has pasado por una ruptura o un momento difícil en el que el contacto físico desaparece de tu vida, podría afectar mucho tu bienestar», alerta Eva Murillo.
Pero con independencia de la frecuencia con que se necesite, lo importante es sentir este contacto físico. Aunque es cierto que hay personas que lo evitan continuamente, corriendo el riesgo de sentir un hambre de piel a perpetuidad. Si este es tu caso, ha llegado del momento de buscar ayuda profesional.
En palaras de la experta, «si tienes miedo de acercarte a las personas o rechazas constantemente cualquier tipo de contacto por culpa de experiencias pasadas, como un trauma, es importante buscar ayuda. La intervención de un profesional puede ayudarte a comprender por qué te sientes así y cómo volver a conectar de una manera sana con los demás».
Recuerda: el hambre de piel «no es sólo un tema de sentirnos solos. Tiene un impacto real en nuestra salud emocional y, si no se maneja, puede llevar a más problemas. Si alguna vez te sientes identificado con estos síntomas, lo mejor es hablar con un profesional que te ayude a tratarlo», concluye la experta.
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