
aunque este tipo de calzado, fácil de poner y quitar, permite que el pie respire y no se acumule tanto sudor, los expertos aseguran que no es recomendable por varias razones. Foto: Katya Wolf / Pexels
Cuerpo
Del chiringuito a la fascitis plantar: modo de empleo saludable de chanclas y sandalias, el calzado estrella del verano
El verano tiene su propio 'dress code'… también para los pies. Pero no todo lo que ventila conviene.
Por Marcos López
16 DE AGOSTO DE 2025 / 08:00
Las sandalias y las chanclas son el calzado del verano. Facilitan la transpiración de los pies y son ideales para los días de calor. Siempre y cuando, como acostumbran tantos europeos norteños que nos visitan cada año, no lo complementes con unos (calurosos) calcetines. Aunque no sea muy aconsejable llevarlo puesto todo el día. Pues de excederte en su uso, acabará destrozándote los pies. Si, ese dolor que sientes puede ser que tus chanclas te hayan provocado una fascitis plantar.
Tania Herrero, especialista en Podología y directora de la Clínica del Pie Moratalaz en Madrid, «aunque este tipo de calzado, fácil de poner y quitar, permite que el pie respire y no se acumule tanto sudor, no es recomendable por varias razones. Empezando por que el pie no se estabiliza correctamente, lo que pude afectar a la alineación de tobillos, rodillas y espalda; y porque caminar arrastrando los pies o con pasos cortos altera la biomecánica normal del cuerpo».


Cuando lo cómodo te pasa factura (de la cara)
Pero no es sólo el cuerpo el que padece con este pisar irregular propio del calzado del verano. O como refiere la experta, «que la mala alineación corporal pueda causar dolores articulares y de espalda». Los pies que caminan demasiado sobre este tipo de calzado también acaban sufriendo (mucho). Básicamente, «porque la falta de sujeción puede provocar dolor en el talón y la planta del pie (fascitis plantar), así como fatiga tanto en pies como en piernas por una sobrecarga en tendones y músculos».
Pero aún hay más: pueden acabar deformando los pies. Sobre todo los dedos. No sólo, como ocurre con las chanclas, por su sobreuso para mantener el calzado en su sitio. Abusar de las sandalias también facilita que afloren los juanetes y los dedos en garra. Y a todo ello se suma, advierte Tania Herrero, «que con este tipo de calzado el pie está expuesto a más lesiones, aumentando el riesgo de esguinces, caídas, heridas y cortes, y de problemas en la piel, caso de las grietas en talones, la sequedad extrema, las callosidades y las ampollas». Que pueden infectarse y arruinarte las vacaciones.
Del chiringuito en chanclas a urgencias: cuidado con las caídas, esguinces y fascitis plantar
¿Vas a bajar a la playa o a la piscina? Es el momento de llevar unas cómodas chanclas. ¿Tienes una comida o cena con tus amigos? Es la ocasión idónea para lucir tus sandalias. Y más allá de estas situaciones, mejor dejarlas en el armario. Que sean un calzado ideal para el verano no quiere decir que sean adecuadas para todas las actividades veraniegas. Como es practicar los deportes preferidos en la época estival, caso del tenis y del pádel.
En palabras de Tania Herrero, «las sandalias o chanclas nunca deben emplearse cuando se practica deporte, pues no confieren estabilidad suficiente y aumentan, además del dolor, el riesgo de lesiones como los esguinces».
No están hechas para caminar (tanto)
Muy importante: no es que sea una distancia sideral, pero la caminata hasta la playa, o el restaurante, es bastante larga. Así que toca vestir un calzado más cerrado que te procure mayor estabilidad y sujeción. Como también debes hacer si vas a disfrutar de un largo paseo. Como incide la experta, «las sandalias y chanclas tampoco deben usarse cuando se recorren largas distancias, y menos aún si el terreno es inestable como ocurre en el senderismo, con grave riesgo de sufrir golpes y cortes en unos pies completamente expuestos».
Hay sandalias… y sandalias: cómo acertar con tus aliadas de verano
Las chanclas, chanclas son, todas iguales. No así las sandalias, habiendo algunas más idóneas que otras. De hecho, «deben cumplir una serie de requisitos para evitar dolores y prevenir lesiones», apunta la especialista en Podología, quien recomienda «buscar sandalias con suela anatómica que siga la forma natural del pie y sea antideslizante; y que preferiblemente cuenten con tiras ajustables para una buena sujeción del pie».
Asimismo, es importante «elegir sandalias de materiales de piel natural que no provoquen rozaduras, así como que sean lo más ligeras posibles, pues cansarán menos los pies». Y llegado el caso, que cuenten con un tacón mínimo. O mejor aún, nulo.
A este respecto, Tania Herrero recomienda las sandalias barefoot que tan de moda puso el pasado año la Reina Letizia. No en vano, «favorecen la postura natural del cuerpo y la propiocepción y mejoran la fuerza y movilidad del pie. Además son muy ligeras y ofrecen un amplio espacio para los dedos».
Así que ya sabes: si este verano decides vivir en chanclas, que sea con conocimiento de causa. Porque por mucho que respiren tus pies, lo que acabará sin aliento será tu fascia plantar. Y no hay souvenir peor que volver de vacaciones con las chanclas todavía puestas… y fascitis plantar.
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