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Dos jóvenes haciéndose un selfie, representando la imagen idealizada que se proyecta en redes sociales

Entre poses y filtros, todos jugamos al mismo juego: mostrar solo el capítulo bonito y olvidar el detrás de las cámaras. Foto: Pexels

La era de la comparanoia

Por qué nos comparamos constantemente con otras personas en Instagram

Cuando en una red social todos son perfectos menos tú, hay gato encerrado. Y compararte con tanta mentira solo va a hacerte mal.

Por Miriam Aguilar

23 DE DICIEMBRE DE 2025 / 14:00

Compararse en Instagram es un deporte de riesgo. Allí todos son guapos, tienen familias idílicas, casas que siempre están ordenadas y cocinas en las que no falta detalle. Y se te llevan los demonios por la presión, pensando que tú no les llegas ni a la altura de los zapatos. Aunque en el fondo sabes que buena parte de esos contenidos son falsos, que hay atrezzo y filtros, te sigues sintiendo mal. No puedes evitar dejar de compararte con otros en Instagram. Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional, explica que esas condiciones muchos se crean un personaje tan falso como todos los demás para estar a la altura, para competir.

«La idea de crear una persona de cara al ámbito social no es nueva», explica la coach. «Con las redes sociales tenemos la oportunidad de mostrar a nuestra persona pública, o lo que es lo mismo, las partes de nosotras/os mismos que seleccionamos consciente o inconscientemente para mostrar al público, con la intención de caer bien o de dar buena impresión. Aparentar es más fácil que no hacerlo».

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Maquillar, falsear un poquito… mentir

Ese avatar para redes sociales poco tiene que ver con nuestra vida real. Sea con la intención de aparentar o no, la tendencia en las redes sociales es plasmar lo que consideramos que merece ser inmortalizado: lo que más nos agrada y lo que nos gustaría recordar. ¿Quién quiere recordar una ruptura, una discusión o una crisis? Sin embargo, ¿unas vacaciones paradisíacas o un aniversario? Por supuesto.

Thomas Erikson, experto en comportamiento humano y autor del famoso ‘Rodeados de idiotas’, reconoce que  de una forma u otras «todos mentimos porque nos funciona. Y, mientras siga sirviendo para sobrevivir socialmente, seguiremos haciéndolo». Al final, las redes sociales, e Instagram en concreto, se convierten en un terreno de juego para el embuste social. La mentirijilla blanca que nos hace proyectar una imagen falsa de lo que nos gustaría ser sin serlo. Y ahí empiezan los problemas: ¿y si tu mentira es más bonita que la mía?

Efecto ‘comparanoia’

¿Cuál es el resultado o efecto del fenómeno redes sociales? Que inconscientemente es muy fácil acabar comparando tu día a día con sus más y sus menos. Tu detrás de las cámaras con lo que los demás te muestran. Al comparar constantemente quién eres con la persona pública del resto, te puedes empequeñecer. Ixia Ávila lo denomina estado de comparanoia, una mezcla entre comparación obsesiva y paranoia. 

«Es esa sensación incómoda de medir tu vida, tus logros y hasta tus fracasos contra una imagen externa y falsa, que al fin y al cabo, es solo una mínima parte de la historia de alguien que no representa en absoluto su realidad. Tiene algo de paranoia porque se basa en la ilusión de creer conocer vidas ajenas cuando en verdad, las estás idealizando», explica desde su web.

Llegamos a un estado de comparanoia cuando nos desconectamos de nuestra vida y focalizamos toda nuestra atención y energía en compararnos con los demás. Nos dejamos llevar por el miedo de lo que nos podamos estar perdiendo y limitamos las posibilidades de nuestra felicidad a un ideal perfecto que está alejado de cualquier realidad.

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Compararte te acaba haciendo daño

Lo que crees que es inspiracional, en realidad, es un misil directo a tu autoestima. Ixi Ávila escribe en su página web sobre esta comparanoia y señala que esta obsesión por compararnos con otros tiene tres consecuencias negativas para nuestro equilibrio emocional:

  • Arruina la autoestima. Sientes que nunca eres suficiente, que lo tuyo es peor. Y esto «dañando profundamente la evaluación que haces de ti, de cómo te valoras».
  • Dispara la ansiedad. Vives en una competición contante con el mundo. Y eso es agotador. «Genera una ansiedad que te quita la paz y el disfrute».
  • Desmotivación. No solo te sientes inferior. Es que tanto compararte te hace olvidarte de tu verdadero propósito en la vida. «Te desvías de tu camino y es mucho más fácil chocarte. Pierdes de vista tus sueños y es mucho más difícil encontrar motivación para materializarlos», explica la coach.

Reto: hacer las paces con las redes sociales

Las redes sociales no van a desaparecer, son parte del mundo en el que vivimos. Lo que sí puedes hacer es dejar de compararte con todos en Instagram. Es hora de dejar de aparentar y mostrar tu autenticidad, con tus luces y sombras.

1. Filtra a quién sigues. Sigue a cuentas que te inspiren y te aporten y silencia o deja de seguir las cuentas que te resten. Aunque esto parezca evidente a veces nos cuesta. Una vez que hemos entrado en el bucle de la comparación seguimos viendo las cuentas con las que más tendemos a compararnos y dando cuerda a pensamientos que nos hacen daño.

2. Aleja el móvil. Da un margen de tiempo sin móvil antes de dormir y nada más levantarte. Lo último que hacemos antes de dormir influye en nuestro sueño, y lo primero que hacemos al despertar influye en nuestro día entero. Si quieres amigarte con las redes sociales es importante que empieces a ser tú quien decide cuando las usas.

3. Conecta contigo y escúchate antes de publicar. ¿Estoy subiendo esto porque realmente me apetece y conecta con mi esencia o simplemente porque quiero aparentar o cumplir expectativas ajenas? Los algoritmos buscan que pasemos el mayor tiempo posible en las redes, por eso a menudo juegan con nuestras emociones. Distribuyen las interacciones en periodos más largos de tiempo para que estemos pendientes todo el rato, etc. Publica cuando tú lo sientas, como lo sientas, no como creas que ha de ser.

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