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Cada vez más parejas aportan hijos a su relación de relaciones previas, en España ya son el 14% y se enfrentan a muchos desafíos. FOTO: fotograma Cómo conocí a vuestra madre.

RELACIONES

Qué es una familia enlazada y por qué cada vez es más frecuente

Cada vez más parejas aportan hijos a su relación de relaciones previas. En España ya son el 14% y afrontan muchos desafíos.

Por Paka Díaz

26 DE MAYO DE 2025 / 14:02

En la divertida película Tuyos, míos y nuestros, los nada menos que 18 hijos de una pareja de viudos (diez que aporta él al matrimonio, ocho de ella) intentan por todos los medios sabotear la boda. Sin llegar a tales extremos, ni a tan abultado número de descendientes, a Rocío López de la Chica, terapeuta de la Gestalt, máster en educación emocional y periodista, fue toda una aventura iniciar una relación con Miguel Ángel. Ambos estaban divorciados y cada uno aportaba dos hijos a la pareja. Y los roces familiares pueden ser frecuentes.

No son un caso único. En España ya suponen el 14% de familias, según el INE. Se llaman familias enlazadas y se enfrentan a numerosos miedos, juicios y creencias restrictivas. Para lograr entenderlos y superarlos, y cuidar a la pareja y la nueva familia que se está intentando construir, Rocío López de la Chica ha escrito La familia enlazada, un manual perfecto para superar esos posibles obstáculos. Su intención con este libro es que sirva «de guía desde el marco teórico. En él narro experiencias de personas diversas, con idea de ofrecer referentes reales de quienes ya hemos transitado la experiencia».

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Una familia enlazada es aquella en la que uno de los miembros de la pareja, o ambos, aportan hijos de una relación anterior. Se da tras una situación de viudedad o, como en la inmensa mayoría de los casos, tras una separación o divorcio. Cada vez es más frecuente, apunta Rocío López de la Chic porque «cada vez hay más divorcios y separaciones a edades más jóvenes. Por lo que hay mucho tiempo posterior para poder enamorarse. Y  existe más permiso individual para abrirse a nuevas relaciones y a la oportunidad de ser feliz». Socialmente señala que muy poco a poco se va normalizando una situación que antes resultaba extraordinaria.

Las familias enlazadas se caracterizan, explica, por la relación de la ex pareja con los hijos y la pareja. O sea, el rol de madrastra y de padrastro. «Esta situación no siempre es fácil, pues al existir las criaturas no se puede hacer borrón y cuenta nueva, como muchas veces se desearía», afirma. También indica que «la relación con la ex pareja no siempre es inocua» y es «trascendental saber cómo manejarla. Para que la relación presente se vea lo menos afectada posible».

Por todo ello, las familias enlazadas son relaciones más complejas que en otras parejas. «Este molde familiar en auge no es mejor ni peor que otros. Simplemente tiene características propias. Tratar de funcionar como la familia normativa es un gran error. Y lo hacemos tratando de ser reconocidas como una familia de verdad, cuando eso no es lo que define el tipo de modelo que se sea, ni el vínculo sanguíneo. Es algo mucho más profundo, que va mucho más allá», explica la terapeuta.

Al contrario, subraya que el éxito de un grupo de personas que se sienten familia «no reside en el modelo que son, sino en la calidad de la relación entre sus miembros y la calidad del amor que se guardan». Para facilitar la tarea, la periodista señala que la sociedad debería de dejar de usar estereotipos y prejuicios tan dañinos como carentes de valor real. «La madrastra y el padrastro no va a usurpar el lugar de la madre y del padre. Pues mamá y papá ocupa un lugar irreemplazable en la vida de los hijos e hijas», destaca. Se trata, por el contrario, de un nuevo vínculo «en la vida de las criaturas. Que puede sumar mucho y que en ningún caso va a restar al vínculo de los hijos con su padre o con su madre».

En el caso personal, Rocío López de la Chica reconoce que la experiencia de formar una familia enlazada, con ella y su pareja aportando cada uno dos hijos a la relación, fue todo un reto y un desafío muy grande. «Cuando iniciamos nuestra relación no existía información sobre nuestro modelo de familia ni referentes, por lo que a ratos fue como atravesar un laberinto sin guía alguna», cuenta.

La experta señala que la mayoría de las veces se pretende funcionar en la familia enlazada teniendo la normativa como espejo y referente. Sin embargo, las características propias de ambas son muy distintas. «Es fundamental conocerlas para construir una base sólida en la relación de pareja», matiza. En su caso propio, explica que les salvó como pareja «nuestra auto responsabilidad emocional, autoconocimiento y gran capacidad de comunicación. Sin ellos hubiera sido muy fácil terminar en otra separación».

Entre los problemas más frecuentes a los que se enfrentan las familias enlazadas, la terapeuta destaca los miedos y la falta de información acerca del funcionamiento propio de este molde familiar. Y destaca que «esas dificultades de base pueden hacer hace que no se construya la nueva relación sobre una base sólida, que pueda sostener los terremotos que se suelen vivir». Se tratan en su mayoría, según explica, de situaciones cotidianas que tienen que ver con la ex pareja y con el rol de madrastra y con el de padrastro.

Además, en este tipo de familia puede haber, según indica, «una intromisión por parte de quien fue pareja con anterioridad. Que puede llegar a malmeter contra la nueva pareja, tratando de poner a los hijos en contra de la nueva relación». Por otra parte, las heridas que cargan los adultos son otra de las grandes dificultades que amenazan la nueva relación. Y recalca que «niños, niñas y adolescentes necesitan que cada persona adulta se haga cargo de sus heridas. Para poder ser libres de amar a quienes sientan y poder disfrutar cuando están con uno y cuando estén con el otro».

En las familias enlazadas también hay muchas cosas bonitas. Rocío López de la Chica destaca «la oportunidad de vivir el enamoramiento y amor ya con cierta madurez y experiencia vital. El volver a sentirse tan llena de vida y poder construir una relación de pareja y familia con mucha más consciencia de lo que se hizo en la relación anterior». Pero también la creación de nuevos vínculos. «Me gusta mucho ver cómo se va fraguando, con el paso de los años, la relación más íntima con los hijos de mi pareja, y de mi pareja con mis hijos», apunta.

Esas nuevas relaciones, señala que son «muy distintas a las habituales, pues se llega a dar una relación estrecha pero más cómoda al no tener la carga educativa que supone la responsabilidad parental». Además, la experta señala que este molde familiar «nos da la oportunidad, si ponemos en cuestión lo que hemos creído hasta ahora para hacerlo desde la escucha interna, de vivir más en conexión interna. Y vivir así una vida mucho más libre y fiel a una misma».

Para crear una familia enlazada en la que se pueden superar los miedos y creencias restrictivas, para entenderte y entenderos entre la pareja y la familia que se está comenzando a construir, la especialista da una serie de consejos prácticos.

Hablar desde el corazón. «Hablar muchísimo desde el corazón y compartir los miedos con franqueza entre la pareja, para escucharnos simplemente, sin la pretensión de ofrecer soluciones», es la primera recomendación de Rocío López de la Chica.

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Generar espacios de escucha. Además, recuerda que es esencial generar primero un espacio de escucha y después, conjuntamente, construir acuerdos y soluciones. Pero, siempre, «habiendo validado y entendido con el corazón los miedos del otro». Entre la pareja es fundamental responderse a la pregunta: ¿Qué esperas de mí con tus hijos?.

Deconstruir para construir. Además de la comunicación, la terapeuta recuerda que toca «poner en cuestión todo aquello en lo que hemos creído hasta ahora. Muchas son creencias que no responden a los valores y principios propios». Por eso, apunta que es fundamental «deconstruir lo que nos limita y abrirnos a que ser pareja y ser familia de una forma diferente».

Cuidarse como familia. Esto incluye que, si alguna vez se acaba la relación de pareja, «habría que abordar un nuevo duelo y es fundamental que en esta situación aprendamos de la vez anterior. Y que lo hagamos con la mayor consciencia y respeto posible. Sin dejarse llevar por las heridas propias, para cuidarse como familia y especialmente para cuidar a los más vulnerables: los niños y niñas».