NO TE PIERDAS La concentración no es un don innato: se cultiva, se entrena y se expande. Aprende a poner el foco con Ramiro Calle

El gurú del yoga Ramiro Lacalle explica tres técnicas de meditación muy sencillas para recuperar la calma. FOTO: Pexels/ ©Siddanth Sawant.

MENTE

El arte de concentrarse: tres llaves sencillas para domar la mente dispersa

La concentración no es un don innato: se cultiva, se entrena y se expande. El reputado maestro de yoga Ramiro Calle señala unas sencillas estrategias que ayudan a aprender a poner el foco.

Por Paka Díaz

18 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:00

Si hasta el móvil tiene un ‘modo concentración’ será por algo. La meditación para concentrarse mejor es casi una necesidad en los tiempos que corren. Permite enfocarte a tope en algo con absoluta exclusión de todo lo demás. Así dicho suena fácil, pero vaya si cuesta en una sociedad hiperdigitalizada, cargada de estímulos, notificaciones constantes y urgencias fabricadas. Ramiro Lacalle, pionero en yoga y meditación en España y un referente en ambas, explica que hay varias técnicas de concentración pura perfectas para abstraerte y poner el foco en lo que desees.

El maestro de yoga propone volver a lo esencial con tres sencillas técnicas de meditación para recuperar el foco mental y la serenidad interior. «Estamos muy externalizados y dispersos. Todo ello nos fragmenta y saca de nuestro centro. Tenemos que recuperar la capacidad de concentración», comenta Calle.

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Tras más de cinco décadas de experiencia guiando a personas de todos los perfiles en el camino del yoga y la meditación, Ramiro Calle es una autoridad en este tipo de prácticas. Insiste en que la concentración no es un don reservado para unos pocos, sino una capacidad que se puede entrenar. Igual que pasa con los músculos, la mente se fortalece con la práctica constante.

«Cuando canalizas una fuerza, gana en poder. Sucede con el agua, la luz, la electricidad, el calor, etc. La mente no es una excepción. Mediante el entrenamiento, la mente se unifica y fortalece«, explica. Tampoco hace falta mudarse a un monasterio para meditar. Con veinte o treinta minutos diarios de práctica es suficiente.

Silenciar el móvil es fácil. Pero, ¿cómo ponemos en silencio la mente? Aquí no hay un botón, no podemos tocar una palanca que haga clic y anule todos los estímulos externos. Por eso muchas personas abandonan la práctica de la meditación al no ser capaces de acallar su mente.

Calle invita a no darnos por vencidos al primer intento:«La meditación te enseña a meditar. Hay que aprender a dejar de pensar», explica. Al final, todo es cuestión de práctica y hay que ir poco a poco.

Para quienes se inician, el maestro recomienda empezar con tres técnicas básicas. No requieren experiencia previa ni condiciones especiales, solo voluntad de practicar con regularidad.

1. Atención a la respiración

«Lo ideal es comenzar por estar atento a la respiración, tratando de acallar la mente», recomienda el maestro de yoga. Esta es la técnica más accesible, y también una de las más poderosas. Se trata de sentarse en una postura cómoda, cerrar los ojos y observar el flujo natural del aire entrando y saliendo por la nariz.

Sin forzar, sin modificar nada, simplemente sintiendo cómo el cuerpo respira. Cuando surja un pensamiento —y lo hará—, el practicante debe observarlo, dejarlo pasar y volver a la respiración. Es un ejercicio de volver una y otra vez, como quien entrena la paciencia y la presencia. «Con la práctica, esta observación consciente de la respiración se convierte en un ancla para la mente, que poco a poco reduce su dispersión y se aquieta», afirma Calle.

2. Visualización de una llama o un punto de luz

Otra técnica que recomienda Calle consiste en fijar la mente en un solo objeto visual. Como una llama de vela o un punto de luz, ya sea real o imaginado. «Visualizar un punto de luz en el entrecejo o mirar la llama de una vela sin pestañear ayuda a fijar la atención. Es una técnica milenaria que calma y enfoca», apunta el profesor de yoga.

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Esta técnica se puede practicar con una vela encendida colocada a la altura de los ojos, a unos 50 centímetros de distancia. El objetivo es mantener la mirada fija, sin forzar la vista ni parpadear en exceso. Si se prefiere cerrar los ojos, se puede imaginar una pequeña luz en el centro de la frente. «Esta técnica entrena la mente a permanecer estable y no dejarse arrastrar por los estímulos externos», aclara el experto.

3. Repetición mental de una palabra o mantra

Por último, la tercera técnica de meditación para concentrarse como todo un gurú es la repetición mental o vocal de un mantra o palabra significativa. Puede ser una palabra sagrada, como om, o una frase inspiradora, como paz interior, o soy silencio. Lo esencial es que tenga sentido para quien la pronuncia, y que la repetición sea continua y consciente. «La repetición mental, cuando es atenta, ordena el flujo del pensamiento. Crea un ritmo interno, un centro de gravedad para la mente», subraya.

Esta técnica puede practicarse en silencio o con una vocalización suave. Lo importante es mantener la atención en cada sílaba, en cada sonido. Incluso acompañarla de un gong. Y siempre recordando que el objetivo no es vaciar la mente por la fuerza, sino entrenarla para mantenerse centrada en un solo punto. Con el tiempo, la mente se vuelve más estable y menos propensa a la dispersión. «Concentrarse es entrenar la mente. Si no se ejercita, se debilita. Pero si se cultiva, se fortalece», concluye Ramiro Calle.