
El pesimismo es una emoción que se puede contagiar. FOTO: Freepik.
MENTE
El pesimismo es viral. Cómo blindar tu energía contra los vampiros emocionales
En un mundo donde el drama parece la norma, ser positivo es casi un acto de valentía. Pero que el pesimismo no te gane: la clave está en cómo decides afrontarlo.
Por Eva Carnero
16 DE JULIO DE 2025 / 14:00
Muchas veces, el ambiente que nos rodea nos arrastra emocionalmente sin que apenas nos demos cuenta. Y lo hace en todas direcciones. Es decir, si asistimos a un evento donde la alegría domina, será difícil no esbozar una sonrisa casi inconsciente, aunque no estemos directamente involucrados en lo que ocurre.
Dicho de otro modo, si estuviéramos en un partido de fútbol con la afición ganadora, lo más probable es que nos contagiáramos de su euforia.
Pero no solo el júbilo se contagia. De hecho, «todos los estados emocionales se contagian», señala Beatriz González, psicóloga clínica y directora en Somos psicólogos. Solo hay que fijarse en cómo se siente la gente ante una tragedia (miedo), un espectáculo cómico (alegría) o una epidemia (miedo).
El caldo de cultivo ideal
Una de esas emociones colectivas es el pesimismo, que «se contagia especialmente en ambientes donde las circunstancias no son positivas, o entre personas cuyo estilo de vida se basa en la queja, generando pasividad ante las dificultades y sin buscar cambios», explica la experta.
El pesimismo suele extenderse con facilidad «en contextos negativos como crisis económicas, guerras, pandemias o catástrofes, pero también en grupos sociales determinados —familia, amigos, trabajo—», añade González.
«Estos grupos se cohesionan frente a una amenaza y reaccionan juntos. Lo ideal sería actuar proactivamente, pero si el pesimismo domina, produce paralización y una queja generalizada que anula la capacidad de acción», advierte.
Además, las noticias pueden alimentar este pesimismo contagioso, «porque solemos dar más importancia a las malas noticias. Pero es vital recordar que son sucesos puntuales, no una constante en nuestras vidas», recalca.


La experta destaca que «tenemos una clara tendencia a consumir más contenido negativo que positivo, y eso provoca un contagio emocional de tristeza, percepción negativa y sensación de falta de control, que fomenta el pesimismo».
Consecuencias de vivir en un entorno negativo
Estar rodeado de negatividad, tanto en el mundo real como en las redes sociales, tiene efectos visibles:
- Tristeza y depresión.
- Aislamiento social.
- Expresiones faciales negativas.
- Enfados frecuentes en el trabajo y el ámbito personal.
- Menor calidad en el rendimiento laboral.
- Falta de entusiasmo y apatía ante nuevos proyectos.
- Problemas de salud.
¿Quiénes son más vulnerables?
No todos somos igual de susceptibles al contagio emocional. «Las personas más propensas suelen tener alta empatía emocional y dificultades para gestionar sus emociones y las ajenas», señala González. «También quienes tienen baja autoestima tienden a aceptar visiones negativas con más facilidad».
La inseguridad también «hace que alguien se deje arrastrar por un pesimista para obtener su aprobación y evitar el rechazo», añade.
Incluso personas con un estado emocional neutral pueden verse afectadas, porque «el cerebro se adapta al tono emocional dominante como estrategia de supervivencia social», explica la psicóloga.
Entornos reales y virtuales
El entorno que nos afecta no es solo físico. Las redes sociales también moldean nuestro ánimo.
Un estudio realizado en Facebook con casi 700.000 usuarios demostró que las emociones se contagian a través de los contenidos a los que estamos expuestos. Así, «publicamos mensajes positivos o negativos según lo que hemos leído, sin ser conscientes del contagio emocional», apunta la experta.
Además, «los algoritmos detectan nuestro estado emocional y nos muestran contenidos diseñados para generar consumo», añade.
Estrategias para protegerse
Para evitar caer en el pesimismo contagioso, Beatriz González recomienda:
-
Desarrollar habilidades para afrontar situaciones adversas y gestionar ansiedad y estrés.
-
Buscar ayuda profesional para aprender a detener pensamientos negativos.
-
Contar con apoyo emocional, ya sea con psicólogos, psiquiatras o grupos de ayuda.
-
Separar lo laboral de la vida personal. Por ejemplo, pasear 15 minutos antes de llegar a casa para desconectar y cambiar el foco de atención.
-
Fomentar el crecimiento personal en entornos positivos, rodeándose de amigos y grupos con una energía diferente y constructiva.
- TEMAS
- EMOCIONES
- PSICOLOGÍA
WeLife hoy
Entrenamiento altas temperaturasCongelar frutaResaca alcoholMitos de la proteínaMagnesio menopausiaSiguenos :)