En tiempos de incertidumbre, es común buscar una explicación que nos permita comprender la situación que estamos viviendo./ Foto: Pexels.
Mente
Por qué aunque eres una persona racional a veces piensas en ideas raras
La susceptibilidad que tienen muchas personas a aceptar creencias irracionales suele obedecer a un intento de sentir que tienen el control sobre sus vidas.
Por Marcos López
11 DE JULIO DE 2025 / 14:00
Te vanaglorias de ser una persona racional, de las que tienen los pies en el suelo. Has sido educado para pensar, para regirte por la sensatez y no aceptar cualquier idea que, por muy popular que sea, contravenga toda lógica. De hecho, hay una noticia «rara» recorriendo internet que está sacudiendo los cimientos de tus convicciones. Que por absurda y disparatada que pueda parecer, te hace dudar. De hecho, la has acabado abrazando como una certeza. Aunque en lo (no tan) profundo de tu ser sepas que no tiene ningún sentido.
No es necesario atrincherarse en la idea de que la Tierra es plana, que el hombre nunca ha pisado la Luna o que algunas vacunas tienen por fin atiborrar a los humanos de microchips. Basta con creer en ese chismorreo que, tan extendido en tu entorno como carente de todo fundamento, acusa a tu amigo tan exitoso de haber alcanzado la cima a base de trampas. Lo que es ciertamente común: ya sea por desconocimiento o por puro interés, todo el mundo se deja dar gato por liebre en alguna ocasión.
Dan Ariely, catedrático de Psicología y Economía Conductual de la Universidad de Duke y autor, entre otros libros de éxito, de Misbelief: What Makes Rational People Believe Irrational Things (Ed. Harper), explica que «nuestra susceptibilidad a creencias irracionales es a menudo un intento de sentirnos en control de nuestras vidas. Y las historias complejas son la herramienta perfecta para lograrlo».
Te dejas llevar por las emociones (y no por la lógica)
Son ya muchos los días que tu pareja llega a casa a horas intempestivas. Demasiado trabajo en la oficina. Como ocurre todos los años por esta época. Y aunque no tengas ninguna razón para dudar sobre su comportamiento, tu mente empieza a elucubrar sobre una posible infidelidad. Un pensamiento que, además, refuerzas aderezándolo con múltiples detalles, a cada cual más complejo. Por muy improbables, cuando no imposibles, que sean. Ya estás teniendo otra de tus ideas raras. Dejando que las emociones del momento, quizás la frustración por cenar tantas veces solo, superen tu, por lo general, intachable lógica.
Dan Ariely indica que «cuando la gente se siente estresada, incluso superada, buscan una historia. Pero no todas las historias son iguales. Queremos una historia en la que haya un villano y que sea compleja».
Necesitas una explicación, aunque no sea la verdad
Tu caso no es, ni mucho menos único. Las ideas raras surgen por todas partes y, por inverosímiles que resulten, acaban calando muy hondo. Sobre todo en los tiempos de incertidumbre, en los que las personas tienden a buscar una explicación que les permita comprender la situación que están viviendo. Aunque carezca de toda lógica. No se trata de conocer la verdad, sino de sentirse reconfortado. Porque el mundo se ha puesto en su contra. Lo que es la base de las denominadas teorías conspirativas, que no son sino ideas raras ampliamente extendidas y aceptadas.
Las ideas raras te ayudan a superar la incertidumbre
La Universidad de Emory ha identificado, tras analizar los resultados de 170 estudios con 158.473 participantes, las situaciones que actúan de caldo de cultivo para que las teorías conspirativas —o cualquier otra ocurrencia absurda— acaben calando en la población: percepción de peligro y amenaza de su forma de vida; seguimiento de los instintos, que no del raciocinio; haber vivido experiencias extrañas; el deseo de antagonismo o de llevar la contraria «porque sí»; y sentimiento de superioridad.
No hay una única verdad
Pero no todo el mundo acaba creyendo estas ideas raras. De hecho, la población más propensa a aceptarlas es aquella que, apunta el estudio, se encuentra en una situación de inseguridad e inestabilidad emocional, ya sea transitoria o perenne; que es impulsiva, manipuladora y desconfiada; y que además de excéntrica, es profundamente egocéntrica. También ayuda, como muestra la Universidad de Linköping, que las personas crean en que la verdad es relativa o subjetiva. O lo que es lo mismo, que no hay una única verdad, por lo que se aferrarán a sus creencias aunque les presenten pruebas irrefutables que las contradigan.
Cómo evitar pensar en ideas raras
No entiendes cómo la cesta de la compra se ha encarecido tanto en tan poco tiempo. Pero, afortunadamente, tienes un amigo que te revela la conspiración planetaria para que tus comidas mermen cada vez más tus ahorros. Un conocimiento que, te dejará muy claro, le convierte en un privilegiado. Que sabe más que tú. En realidad, más que nadie. Cómo no va a ser así si su teoría está plagada de datos y más datos que involucran a todo el mundo. Aunque no haya quien se los crea.
Pero, ¿cómo evitar que las ideas raras aniden en nuestra mente? Pues como concluye Dan Ariely, «si queremos tener la certeza más a menudo, tenemos que cuestionarnos lo que sabemos. Y para ello tenemos que considerar las dos partes de un argumento, preguntarnos qué consejo le daríamos a alguien al respecto, y cuestionarnos nuestras creencias iniciales».