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Psicología
Las ofertas hacen que compremos sin medida y que sintamos una necesidad urgente de hacernos con todo lo que vemos. Un experto nos lo explica y nos da las claves para comprar bien en estas rebajas.
13 DE ENERO DE 2023 / 13:50
Las rebajas siempre las entendemos como una gran oportunidad, pero nada más lejos de la realidad. Los descuentos no pueden ser más atractivos y podemos hacernos con productos que en el resto de la temporada se escapan de nuestro presupuesto. Pero tanto llaman las ofertas nuestra atención que acabamos gastándonos más de lo que teníamos previsto. Aunque la económica es la menos importante, porque también pueden tener un efecto negativo a nivel psicológico si no las gestionamos bien.
Así lo ha confirmado el psicólogo Sergio García, que, hace unos meses, lanzaba junto a la también psicóloga Tais Pérez el libro Tu ansiedad bajo control, de la editorial Zenith. «Una rebaja bien planificada, cubriendo una necesidad real, es algo conveniente. Si con rebaja hablamos del acto de ir a comprar de manera compulsiva, sin una necesidad real, sino para una acumulación o por querer cubrir la sensación de un malestar, ahí hay un problema.»
Lo que ocurre en época de rebajas es que todos compramos compulsivamente, o eso solemos decir, porque lo que realmente estamos haciendo es comprar sin parar. «Hay que diferenciar entre compra compulsiva y comprar sin medida», cuenta García. «Cualquier conducta que tenga que ver con la compulsión, está relacionado con la disminución de un malestar a través de una conducta. Esas personas tienen ansiedad o no se encuentran bien y ven en el acto de comprar una gratificación momentánea que les reduce ese malestar y, por tanto se refuerza el acto de comprar.»
En definitiva, «el comprar compulsivamente tiene un componente patológico, mientras, comprar sin medida tiene una parte social. Es decir, comprar cosas que realmente no necesito para ser aceptado o agradar en mi círculo social porque llevo lo último», añade.
Teniendo esto en cuenta, sí podemos hablar de que compramos compulsivamente durante el periodo de rebajas, aunque sin que sea una afección, pero, aún así, tiene sus peligros: «Las rebajas pueden ser emocionalmente gratificantes porque nos brindan la oportunidad de obtener un producto deseado a un precio reducido. Esto nos hace sentir como si hubiéramos hecho un buen trato, una sensación que no se da con los precios regulares, dispara neurológicamente el circuito de recompensa y sentimos un subidón de adrenalina muy especial. Además, para algunas personas supone un refuerzo positivo de su ego, creyendo que al comprar más barato han sido más astutos», aclara el Equipo de Contenido Clínico de TherapyChat, liderado por Isabel Aranda, psicóloga sanitaria y Chief Content Officer de la compañía.
No eres el único que siente cómo se le dispara el corazón cuando se encuentra envuelto entre descuentos. Y es que, además de la descarga de adrenalina que nos produce comprar, también hay más razones de las rebajas que nos ponen nerviosos: «Un motivo podría ser el deseo de obtener un ahorro. Esta ilusión puede provocar en las personas una sensación de felicidad y un deseo de gastar más, ya que creen que obtienen un trato particularmente bueno», señalan desde TherapyChat.
«También hay motivos más profundos involucrados en el comportamiento de descuento. El estudio realizado por la psicóloga Carol Dweck sugiere que el simple hecho de buscar un descuento podría ser una indicación de que el comprador quiere sentirse satisfecho con lo que obtiene. Esta sensación de satisfacción puede estar relacionada con el sentimiento de autocompasión. Esto significa que un comprador puede sentirse mejor consigo mismo al obtener un descuento, lo que refuerza su sentimiento de logro», es decir, lo que les ocurre a los compradores compulsivos, como apuntaba el psicólogo Sergio García.
Este experto añade que la ansiedad en las rebajas también puede venir por «querer hacer la mejor compra posible. Igual que existe el MOFO (miedo a perderse información), también si se hace una elección, queremos tener la mejor opción posible. En rebajas vamos viendo diferentes precios de la misma cosa en varios sitios, entonces se está hiperalerta para encontrar la mejor opción posible. Las rebajas te sitúan en una situación de ambivalencia en la cual nunca estás satisfecho del todo. A corto plazo por la compra sí, a largo plazo por la decisión tomada o por lo que no has comprado, no tanto.» Nunca estamos contentos y saber que eso va a ocurrir nos asusta.
«En conclusión, el comportamiento de descuento puede estar motivado por varias razones. Algunos pueden estar motivados por la ilusión de obtener un ahorro, mientras que otros pueden estar motivados por la necesidad de sentirse satisfechos con su compra. Esto nos lleva a la conclusión de que el comportamiento de descuento no es una simple tendencia, sino que hay factores psicológicos en juego», cuentan los expertos de TherapyChat.
«Comprar en rebajas puede ser una experiencia emocionante para muchas personas. Las emociones positivas de ahorrar dinero y conseguir productos y servicios de calidad pueden, sin embargo, desencadenar comportamientos compulsivos o incluso adicciones a la compra. El comportamiento compulsivo se caracteriza por una búsqueda incontrolable de recompensas, en este caso, el producto o servicio de mayor calidad posible con el mínimo coste. Aunque para algunas personas la compra compulsiva se asocia con sensaciones de bienestar, no es un estilo de compra recomendable. La compra compulsiva, según los estudios, puede provocar trastornos en la salud mental, como el estrés y la ansiedad», añaden desde la plataforma.
Si esto se produce en las rebajas físicas, en Internet la cosa no hace más que multiplicarse: «En las compras por Internet el criterio de disponibilidad es todavía mayor. Lo que hace el marketing es facilitarte el máximo posible la compra y que ese gesto de compra no suponga un esfuerzo en ningún sentido. No es lo mismo sacar la cartera y poner el efectivo sobre la mesa con la sensación de pérdida, que darle un clic a un botón donde yo no veo la transacción», señala Sergio García.
Y es que, todo es mucho más sencillo a través de Internet: «Esta forma de comprar con descuentos y ofertas es un comportamiento conocido como comprar por impulso y está conectado con la creciente tendencia a comprar compulsivamente. Por lo tanto, puede ser difícil controlar los impulsos a la hora de hacer compras en línea. Deberíamos ser conscientes de la facilidad que puede suponer tomar decisiones de forma inconsciente. Nunca deberíamos tomar decisiones de compra cuando estemos desanimados, hambrientos o enfadados, e igual que con las compras presenciales, hacer una lista previa y un presupuesto y atenernos a ellos. Es la forma de fomentar decisiones racionales que nos eviten problemas posteriores» recomienda el grupo de psicólogos de Aranda.
«Para evitar caer en la trampa de comprar compulsivamente en línea, es importante entender los motivos que nos llevan a este comportamiento. Algunas de las principales razones son: deseo de reducir el estrés y la ansiedad, obtener un producto de calidad, ahorrar dinero y sentirse satisfecho. Estos motivos subyacentes pueden ayudar a explicar por qué a menudo compramos de más cuando, en algunos momentos, no necesitamos nada», añaden.
Y sugieren: «Primero, es importante establecer un presupuesto y limitar el tiempo que pasamos navegando por Internet, especialmente en sitios de compras en línea. Establecer límites claros nos ayuda a resistir la tentación de comprar más de lo que necesitamos realmente. Además, algunas herramientas tecnológicas pueden ayudar a controlar los gastos, como un limitador de compras o una extensión de navegador para rastrear y evaluar los gastos del usuario. Estas herramientas se han demostrado eficaces para reducir la compra impulsiva.»
Asimismo, «otra forma de evitar la compra impulsiva en línea es desarrollar una comprensión profunda de nuestras necesidades reales. Una forma de hacer esto es mediante una lista de los productos que necesitamos antes de comprar en línea y centrar nuestra atención en artículos específicos. Esto es porque la saturación visual al navegar por Internet es un factor importante para la compra impulsiva. Esta lista nos ayudará a enfocarnos en lo que realmente necesitamos y evitar el síndrome de necesito esto ahora.»
En última instancia, «una forma de evitar la tentación de comprar en línea con descuentos es establecer metas financieras como una forma de motivarnos. Estas metas tienen el potencial de ser más satisfactorias que la compra de objetos a precios reducidos, que a menudo resultan ser insatisfactorios. Centrarnos en metas a largo plazo, como ahorrar para la jubilación o la compra de una casa, nos motiva a ahorrar en lugar de gastar impulsivamente.»
Por su parte, el psicólogo Sergio García hace una recomendación muy interesante para evitar comprar sin frenos, sobre todo por Internet: «hacer de cualquier tipo de acto un ritual social. Estos se están perdiendo y se está convirtiendo todo en algo rápido. Cuando tenemos algo inmediato, no hay tiempo para un ritual. Crear un acto que me haga estar más presente. Si mi objetivo es el control, ve a la tienda si el producto lo puedes conseguir por esa vía, sino tienes que limitarte digitalmente hablando. Haciendo una cuenta con un dinero determinado, con unos productos preseleccionados, una lista previamente racionalmente elaborada.»
Y es que, «en el momento en el que somos conscientes del acto de la compra o la necesidad, las necesidades irracionales se diluyen, y se transforma en una reflexión madurada de lo que realmente necesito o me apetece o no, no manipulada por las marcas ni los momentos de consumo», añade.
En el fondo, lo que hay que hacer es aprender a comprar. Y es que, tendemos a consumir sin pensar realmente en lo que estamos haciendo. «Una alternativa saludable es el comportamiento racional de compra. Esto implica tener en cuenta los objetivos financieros personales y realizar una evaluación detallada de la calidad, coste y utilidad real de los productos y servicios. Es importante informarse sobre los precios vigentes para la época en que se realiza la compra, la garantía del producto, las estrategias para ahorrar y la evaluación detallada de la calidad que ofrecen», señala el equipo de Isabel Aranda.
Si hablamos del extremo en el que se encuentra la compra compulsiva, las rebajas no hacen más que empeorar esta situación: «Este comportamiento (el de comprar sin medida en rebajas) puede derivar en un gasto excesivo que no está justificado por nuestras necesidades. Una revisión sistemática de 24 estudios realizados entre 2005 y 2017, encontró que la compra compulsiva está fuertemente asociada con el estado emocional y la regulación emocional. Esto significa que las personas se ven influenciadas por sus emociones a la hora de comprar y es probable que reaccionen de manera impulsiva a las emociones positivas asociadas con la percepción de ahorro y con la percepción de haber comprado más barato algo de mayor valor», cuentan los expertos de TherapyChat.
«Las compras compulsivas son un trastorno de control de impulsos (American Psychiatric Association, 2013) que se caracteriza por la adquisición de productos de manera recurrente sin una necesidad real. Esto genera sentimientos de culpabilidad, frustración y vergüenza», señalan y suman los siguientes consejos para evitar la compulsividad:
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