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Hay perfiles más proclives a sufrir el síndrome de la mente acelerada. "Personas muy perfeccionistas, autoexigentes, con fuerte necesidad de control y tendencia a la multitarea". Foto: Vlada Karpovich / Pexels

Apaga y vámonos

La ansiedad del descanso perfecto: cuando desconectar se vuelve una exigencia más

Te vas de vacaciones, pero tu cabeza no se entera. Pensar sin parar, exigirte hasta al descansar… ¿y si el problema es cómo quieres desconectar?

Por María Corisco

7 DE AGOSTO DE 2025 / 07:30

Llega el momento del descanso, pero no para todos es sinónimo de desconexión. Hay quienes, al comenzar sus vacaciones, sienten que su cabeza no puede parar: aunque estén lejos del trabajo o rodeados de naturaleza, su mente sigue funcionando a mil por hora. Les cuesta disfrutar, sienten cierta inquietud constante, incluso ansiedad. Es lo que se conoce como síndrome de la mente acelerada, un fenómeno común en una sociedad hiperestimulada y sobreconectada.

«El síndrome de la mente acelerada es un estado mental en el que los pensamientos fluyen de forma continua, automática y, muchas veces, desordenada», explica Félix Torán, escritor, conferenciante y experto en desarrollo personal y espiritualidad. «Es como si tuviéramos un ‘motor’ que no sabe parar».

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Este estado no aparece de la nada cuando uno pone el cartel de ‘cerrado por vacaciones’. Al contrario: «Muchas personas creen que, por el simple hecho de irse de vacaciones, la mente se apagará sola. Pero no funciona así«, advierte Torán. «Si no la hemos entrenado para calmarse, la llevamos con nosotros a toda máquina, a la playa, a la montaña o a la otra punta del mundo. De hecho, a veces se acelera más».

Planificar al detalle, querer aprovechar cada minuto, revisarlo todo desde el móvil o buscar una perfección inalcanzable durante las vacaciones son comportamientos frecuentes entre quienes no logran bajar el ritmo mental. El resultado es paradójico: «Sin un mínimo de enfoque mental, podemos volver más cansados de lo que nos fuimos».

Torán subraya que el verdadero descanso no tiene que ver solo con el lugar donde estemos ni con dejar de trabajar: «Lo que importa no es si trabajas o te relajas, sino la actitud de tu mente. Es ahí donde reside el verdadero descanso, y eso se entrena con la meditación«.

  • Consumo excesivo de redes sociales en los momentos libres: «Hoy en día muchas personas pasan horas enganchadas a las redes, consumiendo información casi sin filtro, más como entretenimiento pasivo que como herramienta consciente. En lugar de servirse de la tecnología, se ponen a su servicio».
  • Rumiación: dar vueltas una y otra vez a los mismos pensamientos, preocupaciones o problemas es otro obstáculo para descansar de verdad
  • Divagación: ese salto incontrolado de una idea a otra es otra de las trampas en las que podemos caer y que dificultan un cansancio reparador.

«Rumiación y divagación son dos caras de la misma moneda: la falta de control consciente de nuestros pensamientos», señala Torán. «Ambas drenan energía, generan estrés y nos quitan presencia en el aquí y ahora».

Hay perfiles más proclives a sufrir el síndrome de la mente acelerada. «Personas muy perfeccionistas, autoexigentes, con fuerte necesidad de control y tendencia a la multitarea», describe. También quienes están muy conectados a la inmediatez digital o han generado cierta dependencia a los dispositivos. «A menudo son mentes brillantes, con gran capacidad de respuesta y adaptación, pero si no aprenden a frenar su ‘motor mental’, acaban sintiéndose desbordadas».

Para no caer en esta trampa mental, el entrenamiento empieza antes de salir de vacaciones. «Lo más importante es preparar la mente antes de hacer la maleta. En las semanas anteriores conviene desacelerar progresivamente: organizar bien tareas pendientes, delegar y evitar llevar trabajo ‘mental’ de vacaciones».

Torán también recomienda prácticas sencillas de atención plena: «Unos minutos al día de observación de la respiración, ejercicios de atención plena, meditación con un mantra… Así vamos entrenando la mente para bajar de marchas cuando llegue el descanso». Una de sus favoritas: «Detente un par de minutos, varias veces al día, y simplemente deja que la respiración vaya a su ritmo, observando los movimientos de tu abdomen, contándolos: uno, dos, tres… Si pierdes la cuenta, vuelve al uno…».

Una vez en destino, el consejo es claro: desconectar también de los dispositivos. «El móvil es uno de los grandes ladrones de descanso mental», afirma. Además, es clave permitirse momentos sin objetivos. «Pasear sin objetivos, escuchar música con toda tu atención, tener una conversación tranquila, contemplar un paisaje, leer por placer…».

El experto también anima a saborear la experiencia vacacional con técnicas de enfoque mental. «Comer sin distracciones, escuchar a quien tenemos delante u observar la naturaleza con todos los sentidos. Por ejemplo, cuando comas, hazlo muy despacio y saborea cada bocado».

¿Son mejores unas vacaciones tranquilas o unas muy activas para quienes no paran de pensar? Torán responde con matices: «Quienes tienen el síndrome de la mente acelerada suelen necesitar entornos que inviten a bajar el ritmo. Las vacaciones en la naturaleza, el turismo rural, los retiros de silencio o actividades tranquilas suelen ser más reparadoras».

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Sin embargo, advierte que el lugar no lo es todo: «Una persona con la mente acelerada, a falta del trabajo habitual que esa mente ‘consume’ diariamente, buscará un reemplazo, y seguramente lo encontrará en esas actividades: agitación mental intentando organizarlo todo, planificar, acumular datos…»

La clave, concluye, está en la actitud con la que se vive: «Unas vacaciones activas pueden ser muy reparadoras si sabemos parar, estar presentes y no obsesionarnos con ‘hacerlo todo’. Si tu mente adopta la actitud correcta, las vacaciones serán sanadoras, independientemente de dónde vayas y de qué hagas».