Sexo con tu mejor amigo: esto es lo que te puede pasar si te acuestas con él

En el mundo anglosajón es bien conocida la figura del FWB (Friend whith Benefits), que aquí se conoce como amigos con derecho a roce y, de forma más coloquial, como follamigo. Se trata de esa persona con la que no sólo compartes diversión y tiempo de ocio, sino también, de vez en cuando, la cama. Y no hay mayor problema; normalmente ese tipo de vínculo dura el tiempo que tarda uno de los dos en encontrar una pareja con la que iniciar una relación romántica y monógama. Pero, ¿qué sucede cuando rompes las reglas no escritas de la amistad y tienes sexo con tu mejor amigo?

Lo que dice la ciencia sobre el sexo entre amigos

La terapeuta sexual y educadora Esther Perel ha analizado en sus trabajos las dinámicas de intimidad, amistad y deseo. El punto clave es que el deseo sexual no siempre amenaza la amistad. «Es crucial entender las expectativas de ambas partes. Mezclar sexo y amistad puede llevar a confusión en los sentimientos, especialmente si estas expectativas no están alineadas». Y añade que «las relaciones actuales permiten explorar estructuras menos convencionales, como el sexo casual entre amigos, siempre que haya claridad y límites establecidos«.

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Por qué sentimos deseo por un amigo

También Justin Lehmiller, psicólogo social especializado en sexualidad, ha abordado esta cuestión, especialmente en su libro Tell Me What You Want (Dime lo que quieres), en el que explora las fantasías sexuales más comunes y cómo se relacionan con nuestras conexiones emocionales y sociales. Según él, el deseo sexual hacia un amigo puede surgir por distintas razones:

• Cercanía emocional: las amistades profundas generan intimidad, que puede convertirse en deseo sexual.
• Familiaridad: pasar tiempo juntos aumenta la comodidad y la atracción.
• Atracción física o compatibilidad: si hay una conexión emocional sólida, el aspecto físico o el deseo puede intensificarse.

¿El sexo entre amigos puede mejorar la relación?

¿Qué sucede cuando un día, de pronto, se pasa a la acción? ¿Qué consecuencias puede tener? Lehmiller apunta que, en algunos casos, «tener relaciones sexuales con un gran amigo puede mejorar la conexión, siempre que los dos estén emocionalmente en el mismo punto». Pero la cosa se tuerce «si una de las partes desarrolla sentimientos románticos o expectativas diferente. En estos casos, la amistad puede tensionarse e, incluso, terminar».

El gran miedo: ¿Arruinaré la amistad?

Es el principal miedo. Es mucho más fácil encontrar una pareja de cama que un buen e incondicional amigo, y el temor a que esa amistad se resquebraje por un mero revolcón es un freno a un posible momento de lujuria. Tal y como señala Lehmiller, «lo que determina el éxito o el fracaso de la relación después de actuar sobre ese deseo depende de la honestidad, la comunicación y el respeto mutuo. Si ambas partes están en la misma sintonía, esta experiencia puede enriquecer la relación; si no, puede llevar a conflictos emocionales».

Claro, porque puede suceder que, detrás de esa relación de mejores amigos, uno de los dos albergue, en realidad, sentimientos románticos hacia el otro. En ese caso, puede tomar ese encuentro sexual como el pistoletazo para dar un paso hacia adelante, un detonante para abrirse y expresar que lo que siente va más allá de la amistad. En este sentido, Dan Savage, conocido por su columna de consejos sobre sexualidad Savage Love, enfatiza que «una interacción sexual entre amigos debe partir de una conversación honesta en la que esté claro si los dos buscan algo casual o si hay sentimientos profundos involucrados. Se trata de minimizar malentendidos y evitar tensiones emocionales».

¿Y si solo fue un calentón?

Pero no es tan fácil, porque ese escarceo sexual entre grandes amigos rara vez es premeditado y consensuado con antelación. No suele haber una conversación formal al respecto, sino más bien un dejarse llevar. Y hay riesgos, como por ejemplo que, a partir de ese momento, uno de los dos asuma que en adelante va a ser una práctica habitual (y el otro piense que ha sido algo puntual), que surjan los celos o incluso que el sexo sea un desastre y aparezcan sentimientos de vergüenza o incomodidad.

Lo importante: priorizar la amistad

Desde esta perspectiva, Savage sugiere que, si decides tener sexo con un amigo, «es importante priorizar la amistad por encima del acto sexual. Esto implica estar dispuesto a lidiar con cualquier incomodidad que pueda surgir después, y asegurarse de que ambos valoréis más la relación amistosa que cualquier posible relación romántica o sexual». Por eso, insta a que, antes de acostarte con tu mejor amigo, evalúes tus verdaderos sentimientos: «Si lo haces solo por curiosidad o por una atracción momentánea, asegúrate de que el otro está en esa misma sintonía; si tienes sentimientos más profundos, es mejor ser honesto desde el principio, aunque eso implique arriesgar la amistad».

Ahora bien, también puede suceder y, de hecho, es bastante común, que para los dos ese salto en el vacío represente lo mismo, que sea el punto de inflexión para darse una oportunidad y orientar la amistad hacia una relación amorosa. Cuando esto sucede, hay mucho terreno ganado, porque esa buena amistad ya ha permitido sentar las bases de saber quién es el otro y de todo lo que compartís.