
La clave de la dieta solar es que la nutrición no es solo lo que comemos, sino también lo que vemos, lo que sentimos y cómo vivimos. FOTO: Freepik.
ALIMENTACIÓN
Dieta solar: la clave para recuperar energía, dormir mejor y perder grasa de forma natural
Este método revolucionario ayuda a vivir más, dormir mejor y perder grasa. Un nutricionista explica en qué consiste.
Por Paka Díaz
10 DE JUNIO DE 2025 / 14:00
Si cuando te levantas notas que lo haces con poca fuerzas, no estás solo. En el último Mapa de la Fatiga en España, realizado por Sigma, ocho de cada diez españoles señalaban haberse sentido cansados recientemente y más de la mitad apuntaba que les ocurría con frecuencia. El agotamiento se hace más evidente en los cambios de estación. Pero lo cierto es que determinados hábitos, incluidos el descanso y la dieta, pueden estar detrás de esa extenuación. Recuperar la viveza no es tan difícil y puede ser bastante más sencillo de lo que se cree.
«La luz solar, los ritmos circadianos y la alimentación pueden transformar tu cuerpo y tu energía», señala la nutricionista María del Mar Molina. Ella ha escrito Dieta solar: El método que revolucionará tu salud para vivir más, dormir mejor y perder grasa (ed. Harpercollins NF), una guía de hábitos, cuidados y alimentación. «Durante años, vi cómo las personas buscaban salud y resultados para bajar de peso, solo en la comida. Sin entender que todo esto se puede solucionar de una forma sencilla y práctica», señala. Su propia transformación —tras sufrir sobrepeso, fatiga crónica y desajustes hormonales— la llevó a investigar y experimentar con hábitos ancestrales: exposición al sol, ayuno nocturno, respetar el descanso, protegernos de la luz artificial… «Y descubrí que ahí estaba la raíz de la salud», afirma.


Qué es la dieta solar
«No es una dieta en el sentido clásico de contar calorías o restringir alimentos», aclara. Se trata de un estilo de vida, en el que la nutricionista desgrana el cómo, qué y cuando comes, los hábitos que realizas, tus hobbies, tus emociones, el entorno social, el cómo te relacionas con las personas… Parte de una idea clave: la nutrición no es solo lo que comemos, sino también lo que vemos, lo que sentimos y cómo vivimos.
«Comer a la hora adecuada, exponerse a la luz del amanecer, protegernos de la luz artificial por la noche, dormir profundamente, movernos, conectar con la tierra… Todo eso nutre nuestras mitocondrias, nuestro metabolismo y nuestra mente». Por tanto, más que un libro de alimentación, la dieta solar «es un mapa para recuperar el equilibrio circadiano y energético que nos han robado la vida moderna, y con ello, transformar cuerpo, mente y alma».
Beneficios de la dieta solar
La dieta solar comienza por comprender que los ritmos de luz de la propia naturaleza nos pueden ayudar a sentirnos mejor: «no tiene sentido que cada vez la humanidad se sienta más cansada, sin energía, duerma mal y aumente más de peso». Una de las principales razones que apunta es habernos desviado de los hábitos de la naturaleza. Desde irse a la cama tarde, a mirar pantallas continuamente o comer productos ultraprocesados como gran parte de la dieta.
La autora asegura que los beneficios de la dieta solar incluyen lograr un mejor sueño, más energía y pérdida de grasa sin necesidad de pasar horas y horas en el gimnasio bajo la frustración, salud hormonal restaurada, claridad mental, mejora del estado de ánimo y, sobre todo, «una sensación de coherencia y bienestar que va más allá del cuerpo».
Cómo ayuda el sol a la dieta
En el libro explica que la exposición al sol y la protección de la luz artificial guardan más relación de la que pensamos con nuestra alimentación, y mucho más profunda. «El cuerpo humano no solo digiere comida: también ‘digiere’ luz». La explicación consiste en que la luz solar regula nuestros ritmos circadianos, que son los relojes internos que gobiernan la digestión, el metabolismo, el apetito y la producción de hormonas clave como la insulina, la melatonina o la leptina, que regula el hambre y otras funciones biológicas.
Por eso, de Molina recalca que «si nos exponemos a la luz del sol por la mañana, activamos nuestro reloj biológico central, lo que mejora cómo y cuándo comemos. En cambio, si nos rodeamos de luz artificial por la noche —como pantallas o bombillas LED— le estamos enviando señales confusas al cuerpo, como si todavía fuera de día. Esto desregula el metabolismo, altera la saciedad, promueve el almacenamiento de grasa y nos impulsa a comer a horas inapropiadas». Así, en su libro subraya que la alimentación no empieza en el plato, sino en la luz que recibes en los ojos y en la piel. «La luz es el primer alimento. Según cómo la gestionas, tu cuerpo decidirá si usa bien los nutrientes… o si los convierte en inflamación y desorden hormonal», advierte.
Como adquirir una dieta solar
La nutricionista indica que hay que mirar a la alimentación ancestral. Es decir, «como que comíamos antes de la industrialización, antes de los ultraprocesados y del ritmo frenético actual». En realidad es muy sencillo, se trata de volver a lo de siempre: comida real, de origen animal y natural, sin etiquetas ni ingredientes artificiales. «Nuestros ancestros comían lo que la naturaleza ofrecía: carne, órganos, pescado, huevos, mariscos, frutas de estación, raíces… Todo en sincronía con la luz solar y el entorno. No contaban calorías, ni hacían cinco comidas al día. Ni necesitaban suplementos para estar sanos», comenta.
Comer de forma ancestral es alimentarse con respeto por el cuerpo, por la Tierra y por nuestros ritmos, según explica. Y es también un acto de memoria biológica. Cuando le damos lo que reconoce, el cuerpo responde con salud, energía y vitalidad.
Estas son sus recomendaciones para seguir una dieta solar y cuidar de nuestra alimentación de una manera más sana y efectiva, como ocurre con la dieta Atlántica. «No es una dieta para restringir, sino para recordar quiénes somos. Y cuando lo hacemos, la salud deja de ser una lucha y se convierte en un estado natural», afirma.
- Saluda al sol. Lo primero que recomienda la experta es empezar por la luz, no por el plato. «Sal a ver el amanecer sin gafas de sol, conecta tus ojos y tu piel con el día. Esa simple práctica pone en hora tu cuerpo entero y cambia tu metabolismo sin que lo note», anima a hacer.
- El cuándo importa. Después, recomienda cuidar cuándo comes, no solo qué comes. «Haz tu comida principal con el sol alto. Y deja que el cuerpo descanse de digestión por la noche. El ayuno nocturno es el más poderoso y natural que existe», apunta.
- Comida real. En cuanto a la comida, la nutricionista aconseja priorizar los alimentos de origen animal y lo menos procesados posible: carne, pescado, huevos, marisco… «No tengas miedo de la grasa natural, pero sí desconfía de los productos con etiquetas largas», puntualiza.
- Celebra la oscuridad. Por último, sugiere protegerse la vista de noche: apagar luces blancas, evitar pantallas, usar lentes blueblockers o gafas con cristales rojos a partir de la caída del sol. «La oscuridad es un nutriente olvidado, y sin ella, no hay buena salud», indica. Y recuerda que «seguir una dieta solar es vivir con coherencia, respetando tu biología, es el estilo de vida que forjó la vida humana».
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