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Los aditivos de algunos alimentos provocan ataques de hambre./ Unsplash.
ALIMENTACIÓN
Qué comemos y cómo lo hacemos, son la clave para no engordar. Si sientes que siempre tienes hambre y nada te sacia, puede que necesites hacer un repaso a tus hábitos alimenticios.
Por Mónica Heras
6 de julio de 2022 / 09:14
¿Ataques de hambre?, quién no los ha sufrido alguna vez, el problema es cuando se convierten en algo habitual y terminan por dominar nuestra forma de alimentarnos. Para saber cómo controlarlos, debemos entender qué los provoca y así, podremos darle a nuestro cuerpo lo que necesita sin estar a merced de sus antojos.
El estrés, nuestro ciclo menstrual, la falta de ejercicio físico, consumir cierto tipo de comida, o incluso dormir poco, son factores determinantes a la hora de elegir lo que nos llevamos a la boca. El problema es que, además de pasarnos factura en la báscula, estos hábitos también repercuten directamente en nuestra salud. ¿No crees que va siendo hora de ponerles un freno?
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Los motivos son muchos y van desde la alimentación, nuestra salud física y mental, hasta el estilo de vida que llevamos. Si practicamos deporte o somos más sedentarios, si pasamos demasiadas horas trabajando, o si estamos atravesando por un momento personal difícil; todo influye en la relación que tenemos con la comida.
Si quieres empezar a controlar mejor tu manera de nutrirte, es momento para repasar lo que de verdad se esconde detrás de esos momentos de pérdida de control.
¿Has escuchado hablar de este término? Hace referencia a cuando comemos sin que el hambre sea el motivo real, es decir, cuando utilizamos la comida para tapar alguna emoción incómoda. Aunque para entenderlo mejor, nadie como Cristina Barrous coach nutricional y experta en el tema.
«Vivimos en una sociedad que utiliza la comida como acompañante de las emociones. Cuando estamos tristes comemos, cuando estamos contentos, comemos. El caso es comer.» Nos recuerda que cuando estamos estresados y comemos, las hormonas que dominan son el cortisol y la adrenalina. «La ingesta de comida muy palatable activa el conocido como sistema de recompensa, es decir, el cuerpo te premia por comer grasas y glucosa», esto sucede porque el organismo interpreta que estamos en riesgo de supervivencia y que necesitamos esto para afrontar el peligro, aclara Barrous.
Algo que influye mucho en lo que nos apetece comer, provocando ansiedad y una ingesta compulsiva, son ciertos aditivos que incluye la comida ultraprocesada, de ahí que sea tan importante que aprendamos a leer las etiquetas más allá del Nutriscore. Entre los más dañinos están el glutamato monosódico y el aspartamo, ambos altamente adictivos y causantes de distintos síntomas como dolores de cabeza, problemas gastrointestinales o… sensación de hambre.
¿Sabías que el cerebro tarda 20 minutos en detectar si estás saciado? Por eso, cuando comemos rápido, podemos llegar a comer el doble de lo que de verdad necesitamos para sentirnos satisfechos. El consejo es masticar cada bocado un mínimo de 20 veces antes de tragar y reservarnos espacios tranquilos para hacerlo, preferentemente en lugares bien iluminados y, a poder ser, con luz natural. Esta hace que la serotonina se eleve, regulando el humor y evitando que se descontrole el apetito.
Es recomendable empezar las comidas con un plato crudo, bien sean ensaladas, crudités con alguna salsa o con hummus, o alguna pieza de fruta. Esto eleva la sensación de saciedad al tiempo que favorece que tengamos mejores digestiones.
Por último, no deberíamos olvidar que existen algunos alimentos que hacen que nuestra sensación de hambre sea continua, provocando adicción debido a que contienen los aditivos que hemos mencionado antes. Cuando los ingerimos provocamos picos de insulina que dañan seriamente nuestra salud, y cuando esta hormona cae, hace que nuestro cuerpo vuelva a reclamarnos una nueva dosis.
Evita siempre que puedas:
Lo más importante es ser compasivos con nosotros mismos y no sentirnos culpables. Paralelamente, debemos ir cambiando de hábitos, dejar de consumir aquellos alimentos que sabemos que nos perjudican, e introducir aquellos que nos pueden ayudar a controlar esta sensación de hambre.
Cuando sintamos que vamos a tener uno de esos ataques, siempre podremos echar mano de snacks saludables como unas palomitas hechas por nosotros con AOVE, un yogur natural con avena, o alguna de las recetas ricas y saludables para quitarte el ansia de dulce.
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