Para cuidar la barrera de la piel, hay que evitar los baños./ Imagen: Wildfox.
CUERPO
¿De verdad es necesario ducharse todos los días? Las respuesta de los expertos te va a sorprender seguro
Ducharse a diario no es imprescindible: los expertos subrayan que lo más importante no es la frecuencia, sino cómo y con qué productos se hace.
Por María Corisco
27 DE NOVIEMBRE DE 2023 / 15:39
La ducha diaria es un mandato que se recibe desde la infancia -al menos, en España-, y se interioriza de manera que, salvo en periodos como la adolescencia, al final, forma parte indisoluble de la rutina diaria. Y, si no es así, no se cuenta abiertamente a los demás, porque la idea general es que quien no se ducha todo los días tiene un problema de higiene.
Pero los dermatólogos no ven con los mismos ojos esta cuestión, y advierten de que, si bien la ducha diaria puede ayudarte a sentirte fresco y limpio, frotar el cuerpo cada día puede no ser la mejor opción para la piel.
Por qué no hay que lavar demasiado la piel
En este sentido, la doctora Carmen Kannee, del Equipo de Dermatología del Instituto de Dermatología Integral, subraya que “más que la frecuencia de la ducha, lo más importante es con qué productos, cómo nos duchamos y si aprovechamos el momento de la ducha para hidratarnos la piel”.
La piel, continúa, es una barrera que nos protege del medio externo y esta barrera no es sólo física, es un medio vivo y dinámico que cumple múltiples funciones. Entre ellas: es un órgano sensorial, regula la temperatura, protege contra la radiación ultravioleta, evita la pérdida de agua, etc.
Además, es la primera línea de defensa, no sólo contra agresiones físicas o químicas, sino que en ella residen millones de bacterias beneficiosas, que conforman la microbiota de la piel e interactúan con las células de la tez y del sistema inmunitario cutáneo para protegerla de agentes infecciosos causantes de enfermedades. “De aquí la importancia de mantener esta barrera cutánea indemne para tener una piel y cuerpo saludables. En este sentido, la limpieza de la piel debe ser respetuosa con su composición para así poder preservar su estructura y funciones”.
Más allá del olor corporal
Cuando pensamos en la ducha diaria, casi siempre lo asociamos con la idea de eliminar el olor corporal, “que culturalmente consideramos desagradable, más aún si realizamos ejercicio físico o estamos sometidos a situaciones que impliquen aumento de la sudoración y, en el caso del baño antes de la hora de dormir, puede ayudar a un mejor descanso”. Por tanto, una cuestión es que queramos no oler mal (que no sólo es perfectamente lógico, sino también una mínima muestra de cortesía hacia quienes tenemos al lado) y otra que esa tarea pueda suponer un daño a nuestra piel.
La piel sana, explica la doctora Kannee, “está estructurada en su parte más externa por una capa de células muy resistentes, los corneocitos, que están unidas entre sí por una capa de agua y lípidos, lo que forma la llamada barrera hidrolipídica. Esta puede ser dañada con el uso de jabones, esponjas o con alta temperatura del agua en el momento de la ducha.
Por ello, la limpieza ideal debe ser con limpiadores dermatológicos en cuya composición los agentes surfactantes, encargados de disolver la grasa, sean muy suaves, sin esponja y con agua a temperatura templada o fría”. Además, para mantener la función de barrera cutánea, es importante “el uso diario, inmediatamente después de la ducha, de cremas hidratantes hipoalergénicas con contenido en grasas similares a la estructura de la piel”.
Los principales errores con la ducha
¿Quieres que tu higiene diaria sea eficaz y, al mismo tiempo, respetuosa con tu piel? La experta te da las claves de los errores que cometes más a menudo:
- Duchas muy largas. No deben durar más de 5 minutos, tiempo más que suficiente para limpiar tanto la piel como el cuero cabelludo.
- Utilizar agua muy caliente. Lo ideal es emplear agua templada o fría si el clima y el gusto personal lo permite.
- Abusar de los baños. Bañarte muy a menudo y con agua muy caliente puede servir para relajarte en un momento dado, pero puede provocar que la piel se vuelva seca y que la barrera hidrolipídica se debilite.
- Utilizar jabones que no sean respetuosos con la piel. Lo ideal es usar limpiadores dermatológicos, en cuya composición química los agentes surfactantes utilizados para disolver las grasas sean muy suaves. Las presentaciones en forma líquida y los aceites lavantes son los más delicados. Es mejor si no tienen fragancia, sobre todo en el caso de personas con piel sensible o atópica.
- Utilizar esponjas, manoplas y cepillos. Lo ideal es emplear la mano, al ser suficiente para eliminar la suciedad, sudor y las células muertas que el cuerpo desprende a diario.
- Secarte con demasiada energía con la toalla. Puede agredir mecánicamente la barrera cutánea. Lo recomendable es secar la piel con toques de manera delicada e inmediatamente, sobre la piel húmeda, aplicar la crema hidratante para sellar el agua sobre la piel.
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