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Los disruptores endocrino hacen que seamos menos fértiles

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HORMONAS

Disruptores endocrinos: ¿qué son y cómo evitar los más peligrosos?

Los disruptores endocrinos son capaces de alterar nuestro sistema hormonal y pueden llegar a causar enfermedades. Te contamos qué son, dónde se encuentran y cómo podemos evitar exponernos a ellos.

Por Andrea Verdejo

9 de enero de 2022 / 08:46

Las hormonas interfieren en el comportamiento de nuestro cuerpo sin que nosotros podamos percibirlo, pues estas moléculas se encargan de la comunicación entre células y órganos. Son de vital importancia para el correcto funcionamiento de numerosas funciones corporales y, por ello, deben estar reguladas. Es ahí donde interfieren los disruptores endocrinos. Estos son una serie de sustancias químicas con la capacidad de alterar nuestro sistema hormonal y, por tanto, de generar su disfunción.

Los disruptores endocrinos se encuentran fácilmente en nuestro entorno y la lista es bastante larga. Para cuidar de nuestra salud y mantener nuestras hormonas a raya, te contamos todo lo que necesitas saber sobre estas sustancias y cómo evitarlas.

¿Qué son los disruptores endocrinos?

Para entender fácilmente qué son los disruptores endocrinos, se trata de sustancias que confunden al organismo impidiendo que llegue correctamente a nuestro cuerpo el mensaje que envían las hormonas. Exponernos a ellos puede derivar en consecuencias graves para la salud, como la aparición de distintas enfermedades que explicaremos más adelante.

La mala noticia es que estamos rodeados de disruptores endocrinos y convivimos con ellos, pues forman parte de nuestra vida de forma habitual e incluso pueden encontrarse en nuestra alimentación.

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¿Cómo nos afectan los disruptores endocrinos?

Como ya sabemos, las hormonas tienen un papel fundamental en el organismo. Intervienen en en el crecimiento de los órganos, la maduración sexual, el desarrollo del cerebro, la densidad ósea, el correcto funcionamiento del sistema inmunológico y en la forma en que manejamos el estrés.

Tal y como explican los expertos de Sanitas, «el efecto de los disruptores endocrinos sobre el organismo es acumulativo e irreversible y se pueden transmitir de una generación a otra sin que se haya manifestado patológicamente». Por desgracia, todavía desconocemos todos los efectos adversos de los disruptores endocrinos. Sin embargo, sí sabemos que pueden llegar a causar enfermedades de distintos tipos:

  • Relacionadas con la salud reproductiva de la mujer: cáncer de mama, infertilidad, pubertad precoz…
  • Trastornos de la función reproductora masculina: afecciones de próstata, pérdida de la calidad seminal, malformaciones congénitas del aparato reproductor…
  • Trastornos metabólicos, como la diabetes y la obesidad.
  • Enfermedades neurológicas: trastornos del comportamiento, déficit de atención e hiperactividad, Parkinson, etc.
  • Cáncer de tiroides.
  • Trastornos cardiovasculares.

¿Dónde podemos encontrarlos?

Ya en 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe que incluye una lista de 800 sustancias químicas sospechosas de actuar como disruptores endocrinos. Por desgracia son muy pocas las se han investigado a fondo y la mayoría de las sustancias químicas comercializadas en el mercado no han sido evaluadas.

Estos compuestos se encuentran en muchos productos de uso cotidiano como alimentos, pesticidas e insecticidas, productos de higiene personal y de limpieza, materiales de construcción, plásticos, ambientadores. También en ropa, juguetes, electrodomésticos y aparatos electrónicos.

Como explicábamos anteriormente, la lista de sustancias que actúan como disruptores endocrinos es larga, algunas de ellas, recogidas por Sanitas, son:

  • Dioxinas.
  • Furanos.
  • PCB.
  • Bisfenoles, alquilfenoles o benzofenonas.
  • Ftalatos o retardantes de llama bromados.
  • Hormonas sintéticas que se utilizan para el engorde del ganado o para algunos tratamientos médicos.
  • Pesticidas y herbicidas.
  • Metales pesados.
  • Ciertos filtros UV utilizados en los protectores solares.
  • Conservantes utilizados en productos cosméticos, etc.

Los químicos disruptores «pueden entrar en nuestro cuerpo a través del contacto directo con la piel, a través de la dieta, o respirando», según cuentan en Isglobal. Además, «tienen la capacidad de cruzar la placenta y consecuentemente llegar al feto».

¿Cómo podemos evitarlos?

Sí, como hemos mencionado, los disruptores endocrinos están por todas partes y pueden tener consecuencias negativas en nuestra salud, pero que no cunda el pánico porque podemos limitar sus efectos. Nuestra salud no depende únicamente de si nos exponemos o no a disruptores endocrinos.

Nuestra mejor arma es la información. Al tratarse de un tipo de contaminación invisible, lo mejor que podemos hacer es tener en cuenta la lista de disruptores endocrinos y, por ejemplo al hacer la compra, comprobar las etiquetas para reducir en la medida de lo posible los productos que contengan estos materiales.

Hay determinadas acciones que podemos llevar a cabo en nuestro día a día que reducen la exposición a disruptores endocrinos. Algunas de estas acciones son tan sencillas como evitar calentar la comida en fiambreras de plástico (tuppers) y sustituirlos por los de vidrio o cerámica; utilizar botellas de acero inoxidable o de vidrio y no las de plástico; rechazar recibos en papel; y comprar alimentos orgánicos, ecológicos y de proximidad.

Por último, es importante mantener un estilo de vida saludable. Si llevamos una dieta equilibrada, realizamos actividad física con frecuencia y evitamos malos hábitos como el tabaquismo mantendremos nuestro sistema inmunológico más fuerte y alerta ante la aparición de estas sustancias.

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