Meditación y escalada: cómo alcanzar la paz mental a través del deporte

En un mundo que gira demasiado rápido y en el que hay muchos estímulos, conseguir desconectar y tomar conciencia de nuestro propio yo es casi una obligación. Por eso triunfan disciplinas como la meditación o el mindfulness, en el que se busca estar más presente en el ahora para ser más conscientes de nuestra propia esencia. Pero no a todo el mundo le tranquiliza lo mismo. Hay personas a quienes los ejercicios de respiración les ponen de los nervios y las diferentes técnicas de relajación les generan el efecto contrario. Tranquilo, para meditar, no hace falta ponerte en la posición del loto. Puedes escalar

«La escalada es el yoga de los aventureros», nos comentan desde Sputnik Climbing, una compañía que acerca el mundo de la escalada indoor a la gran ciudad (actualmente tiene cuatro rocódromos abiertos, tres en Madrid y uno en Berango).

Pero, ¿por qué nos dicen esto? ¿Cómo puede ayudarnos la escalada a alcanzar un estado de relajación? Desde Sputnik lo tienen claro: «La tensión de enfrentarte a la caída, aunque estés asegurado y sepas que no te vas a hacer daño, te mantiene en un estado de alerta y de concentración para avanzar por la pared, que hace que no pienses en los problemas, que consigas tener las preocupaciones a raya por lo menos durante el entreno. Esto sumado a la respiración ordenada, hace que te relajes, irónicamente», aseguran.

Por qué la escalada puede considerarse una forma de meditación

Igual que en el mindfulness, en la escalada la respiración también juega un papel importante. Es la herramienta que tienen los escaladores para mantener la calma y subir sin cansarse, y así evitar malgastar fuerzas. Al controlar la respiración con este fin, también envías un mensaje al cerebro para calmarse y relajarse.

Además de la respiración, la concentración que trae consigo la práctica de la escalada también es un factor clave en su efecto relajante.

Así nos lo explica Lidia Cartagena, Directora Comercial de escalada de Decathlon: «El trabajo mental que se desarrolla al controlar y gestionar la emoción del miedo ayuda a estar más calmados, a ser más conscientes de todo lo que nos rodea, a tener más disciplina, etc. Es por ello por lo que aquellas personas que escalan son capaces de reflexionar y organizar su mente mucho mejor que aquellas que no lo hacen. Se vuelven más reflexivos, tienen una toma de decisiones más meditada para elegir la mejor opción, puesto que es lo que se practica en la escalada, la mejor decisión para alcanzar el objetivo sin daños», nos ha comentado al respecto.

Otros beneficios de la escalada para la salud mental

1. Ayuda a reducir el estrés. Las responsabilidades del día a día en una sociedad como la que vivimos hace que el estrés forme parte de nuestra vivencia. Una buena sesión de escalada puede ayudarnos a regular esto ya que «siempre va a mejorar el estado mental, por la segregación de dopamina, serotonina y endorfinas, además de la adrenalina del supuesto riesgo», nos comentan desde Sputnik.

2. Sirve de apoyo en el tratamiento de trastornos depresivos. Este punto está avalado por varios estudios científicos. Una investigación publicada en 2015 propone la escalada de búlder en rocódromos como tratamiento terapéutico para la depresión. Y otro estudio de 2017 aplica la escalada en roca como tratamiento psicológico a enfermos con trastorno depresivo al observar un aumento de la autoconfianza en los pacientes así como una disminución de los síntomas depresivos.

3. Contribuye a superar nuestras limitaciones. «Por Sputnik pasan muchas personas que tienen miedo a las alturas, vértigos y otros miedos, para intentar mejorar con la exposición gradual. Es verdad que hay que hacerlo con cuidado, porque si no puede retraumatizar, pero son más los casos en los que ayuda que al revés. También si extrapolamos vencer miedos y superarnos a nosotros mismos a otros ámbitos de nuestra vida nos ayuda a sentirnos más capaces en todos los sentidos», aseguran los expertos.

4. Mejora la autoestima. Enlazado con el punto anterior, al superarnos a nosotros mismos, nos sentimos más capaces, por lo que la seguridad en uno mismo crece y, con ello, la autoestima. Y esto puede verse desde la primera sesión de entrenamiento, puesto que al llegar a un rocódromo crees que no vas a ser capaz de hacer nada, pero pronto compruebas que puedes hacer más de lo que pensabas en un primer momento.

5. Potencia las capacidades cognitivas. La escalada mejora el funcionamiento del cerebro en multitud de aspectos: «Autoconciencia de tu cuerpo, de tus posibilidades; memoria corporal, ya que cuando tu cuerpo hace un movimiento, lo memoriza y la siguiente vez que lo intentas te sale solo; capacidad para resolver problemas, porque cada bloque o paso de vía se puede resolver de varias maneras y elegir una te hace ser más resolutivo«, nos aseguran desde Sputnik.

Por no hablar, claro, de los beneficios físicos que nos aporta la práctica de la escalada. Es un ejercicio en el que se ponen en funcionamiento todos los músculos del cuerpo, al trabajar con tu propio peso corporal: «La escalada es un deporte en el que implicas todo el cuerpo en el movimiento, aunque la principal zona a entrenar es el tren superior. Con su práctica, también mejorarás la coordinación y el equilibrio y realizarás un excelente trabajo de fuerza, mientras quemas calorías», nos ha asegurado Lidia Cartagena, Directora Comercial de escalada de Decathlon.

¿Y cómo consigue todo esto? Con un trabajo muy completo, que desarrolla el trabajo muscular desde diversos ángulos: «Hay ejercicios explosivos, pero también de resistencia, puedes hacerlo aeróbico o anaeróbico dependiendo del ritmo y el ejercicio que te propongas. Define los músculos, trabajas el equilibrio… y puedes empezar desde cualquier punto, sin estar en forma, a cualquier edad y cualquier complexión», concluyen los expertos de Sputnik Climbing.