Tu abuela tenía razón: no hay que hablar jamás con la boca llena. Entre otras cosas, para no morderse las mejillas por dentro./ Foto: Pexels.
Bocados de ansiedad
Morderse la mejilla por dentro: ese pequeño vicio que no se quita solo
Ansiedad, dientes rebeldes o prisas al comer: mil excusas para acabar con las mejillas en carne viva. Por qué te muerdes la mejilla por dentro y cómo frenar esos mordiscos que se repiten sin querer
Por Marcos López
19 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:04
Hay personas que liberan su tensión mordisqueándose las uñas. Otras, se muerden el labio inferior, se pellizcan la piel o, incluso, se arrancan el cabello. Unos (malos) hábitos a los que, aun de forma inconsciente, recurren para generar un pequeño dolor que les ayude a distraerse de su ansiedad. En ese grupo también están quienes tienen la mala costumbre de morderse la mejilla por dentro. Estas acciones llegan a causar heridas que, aun minúsculas, seguirás sufriendo mucho después de recuperar la calma. Te dificultarán comer y, en ocasiones, hasta hablar. Tienes que parar.
No todo es nervio: a veces es pura torpeza
Combatir el estrés a través de pequeños mordiscos en las mejillas no es, ni mucho menos, inusual. De hecho, existe un término clínico para las heridas resultantes. Y en latín: morsicatio buccarum, que significa, literalmente mordiscos en la mejilla.
Claro que uno no siempre se muerde la cara interna de las mejillas por estrés. Pero también puede ser que estos bocados sean totalmente accidentales. Sea cual sea la causa, conviene conocer algunos trucos fáciles para poner freno a los ataques de las muelas a la pobre la mucosa de tus carrillos.
Heridas diminutas, problema grande
Luces unos mofletes que serían la envidia de cualquier bebé. No tanto en su cara interna. Aunque el hábito de morderse la mejilla por dentro sea involuntario, el resultado es que la cara interna de la boca está repleta de pequeños cortes que no tienen nada de deseables. La responsable podría ser tu dentadura.
Como explica el doctor Anthony Farrow, especialista en Odontología, «si experimentas este problema de forma habitual es aconsejable que lo consultes con tu dentista. Así podrás identificar su origen y disfrutar de unas mejillas felices y sanas».
Cuando morderse la mejilla por dentro juega contra ti
Una causa frecuente para ese fuego amigo que practican las muelas contra la mucosa del interior de los carrillos de forma accidental es un problema en la forma de morder o, en lenguaje técnico, maloclusión dental. Dicho de otra forma: los dientes de arriba y los de abajo no están perfectamente alineados.
Más allá de impedir que puedas exhibir una sonrisa envidiable, tiene consecuencias para tu salud oral. Como tus dientes y muelas no acaban de encajar como deberían, corres el riesgo de que al abrirlos y cerrarlos atrapen a la mucosa de la boca. No sólo cuando masticas. También, aun menos probable, mientas hablas.
Ortodoncia: el peaje para dejar de morder
El remedio para esta desalineación y sus consecuentes bocados en la mucosa es muy sencillo: tienes que ir a un ortodoncista para que la corrija y puedas poner fin a lo de morderte las mejillas por dentro. Esto se hace generalmente poniendo brackets.
Pero cuidado. Como apunta el doctor Farrow, «además de la maloclusión o contar con unos dientes demasiados prominentes, los bordes ásperos o afilados en los brackets también pueden provocar las mordidas en la mejilla».
Mandíbula en modo rebelde
Otra causa de estas mordeduras accidentales puede ser que la superficie de la mucosa sea irregular. Por ejemplo, porque esté inflamada. O que que la mandíbula esté desplazada. De hecho, las personas que tienen una desviación notable de su mandíbula tienen la costumbre de apretar y rechinar los dientes. Lo que aumenta, y mucho, el riesgo de morderse (inintencionadamente) el interior de sus carrillos.
De nuevo, la solución pasa por la consulta del odontólogo, quien valorará la idoneidad de recurrir a los brackets o al uso de un protector bucal. En los casos más extremos, puede ser necesaria la cirugía para ajustar la mandíbula.
Comer deprisa, la forma más tonta de hacerse daño
No dispones de todo el tiempo del mundo para comer. Así que lo haces a toda velocidad. Y te muerdes a base de bien, provocando lesiones en la cara interna de la mejilla. Las probabilidades de morderse la mejilla por dentro comiendo se multiplican si has seguido charlando mientras masticabas.
En este caso, el origen de tu herida, aun accidental, es la ansiedad. No porque sufras una ‘conducta repetitiva centrada en el cuerpo’, término que se emplea en la Psicología para definir aquellos trastornos del control de impulsos que, focalizados en el cuerpo, implican comportamientos compulsivos que causan lesiones físicas. Por ejemplo, la onicofagia –morderse las uñas–, la tricotilomanía –arrancarse el cabello– o la dermatilomanía –pellizcarse la piel–. O morderse las mejillas por dentro.
En tu caso el problema es tan simple como que comes demasiado rápido y que quieres comer y hablar a la vez. El remedio está muy claro: aunque el tiempo sea escaso, tienes que comer más despacio.
Si la cabeza manda, busca refuerzos
Si te muerdes por nervios, hay que identificar el problema y, en caso de ansiedad, anticipar su presentación y estar más atento para prevenirlo. Si no lopuedes remediar y te hace sentir culpable, es el momento de buscar ayuda profesional.
Libby Gordon, terapeuta especializada en el tratamiento de las conductas repetitivas centradas en el cuerpo, concluye que «las personas que padecen estas conductas luchan contra unos impulsos muy intensos y fuertes. Unos impulsos que la mayoría no podemos controlar sin un trabajo mental importante con la ayuda de un terapeuta, un grupo de apoyo o un coach».
Antes de que otro mordisco te lo recuerde, hazte un favor: baja el ritmo, revisa tu mordida y deja que tus mejillas respiren en paz.