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A pesar de que la atrofia vaginal es un síntoma muy común de la menopausia, no muchas mujeres saben que tiene solución./ Imagen: Pexels.
Salud hormonal
Esta y otras afecciones causadas por la pérdida de estrógenos (incontinencia urinaria, flacidez cutánea…) se pueden tratar, y por supuesto, mejorar, gracias a técnicas mínimamente invasivas.
23 de mayo de 2023 / 14:20
Si pronunciar la palabra menopausia sigue siendo tabú, no digamos hablar de la vagina y sus problemas durante esta etapa. En torno a ellos se genera un silencio que impide que conozcamos nuestro propio cuerpo y, lo peor, que algunas de esas alteraciones no se traten. En concreto, una de ellas es la atrofia vaginal que, además, tiene solución en la mayoría de los casos. “La atrofia vulvovaginal es un reto médico porque las mujeres no lo cuentan, los profesionales sanitarios no lo reconocen y, por lo tanto, no se trata lo suficiente”, lamenta la doctora Mónica Gomes-Ferreira. De hecho, es más común de lo que puede imaginarse.
Por tanto, empecemos por definir en qué consiste esta atrofia, también conocida como síndrome genitourinario de la menopausia. “Es una afección en la que el revestimiento de la vagina se vuelve más seco y fino. Esto, si no se trata, provoca picor vaginal, ardor y dolor, a menudo durante el coito, entre otros síntomas. Además, puede incluir problemas del tracto urinario como infecciones y micción frecuente”, explica la ginecóloga.
Este síntoma suele ir asociado a la llegada de la menopausia. La razón es que los estrógenos, hormonas que se pierden en esta etapa, se encargan de mantener la vagina sana al favorecer el riego sanguíneo y garantizar la hidratación. También guarda relación con la pérdida de colágeno, que se pierde a un ritmo de un 1% cada año a partir de cumplir los 30.
Pero algunas mujeres pueden experimentarlo también durante tratamientos de quimio o radioterapia; con la disminución de la función ovárica; al tomar ciertos medicamentos; durante la lactancia o tras la extirpación de los ovarios. En cuanto a cómo se manifiesta, la atrofia vaginal no sólo afecta a la vida sexual, sino también a otros aspectos de la vida diaria. Dolor, sequedad, picor, problemas urinarios… Son algunos de sus síntomas y pueden generar una gran incomodidad. De hecho, una de cada cuatro mujeres afirma que esta afección ha tenido un impacto negativo en su día a día, según datos de Inmode, especialistas en tecnología médica.
Si bien el síndrome genitourinario es el más extendido entre las mujeres con menopausia, pueden aparecer otros problemas. Como las pérdidas de orina por incontinencia urinaria de esfuerzo, algo que, según Inmode, afecta al 10% de las mujeres estadounidenses de más de 40 años (más de 6 millones de personas). O la aparición de diferentes formas de disfunción sexual, como la falta de deseo sexual o de lubricación y dolor, muy relacionadas con los cambios hormonales de la menopausia.
Por último, la zona de los labios se puede ver afectada por la flacidez. Por un lado, los labios menores crecen con el paso del tiempo -o tras el parto- y pueden molestar al realizar determinados deportes o incomodar sexualmente. Por otro, los labios mayores van adelgazando por efecto de las hormonas y de la pérdida de colágeno.
Al ser un tema tan poco visibilizado, existen muchos mitos alrededor de él. Uno de los más extendidos, como destaca la doctora Gomes-Ferreira, “es pensar que no se puede hacer nada al respecto”. Cuando, en realidad, se pueden hacer muchas cosas para tratar la atrofia vaginal y minimizar sus consecuencias. La ginecóloga enumera las principales:
Si bien queda aún camino por recorrer, los tratamientos de estética vaginal han evolucionado muchísimo en los últimos años. Según la doctora Zuramis Estrada, “la mujer cada vez da más importancia a su autoimagen genital porque no le satisface o le incomoda y, por tanto, deseanmejorar la zona”. Es, por tanto, una cuestión de estética, pero también de salud.
En este sentido, la radiofrecuencia fraccional bipolar de Inmode se presenta como una técnica mínimamente invasiva (no quirúrgica), prácticamente indolora y con muy buenos resultados. Esta tecnología se basa en la regeneración de los propios tejidos a través de la estimulación térmica. Es decir, el calor activa los fibroblastos y, por tanto, la producción natural de colágeno y elastina, así como la vascularización. Lo que, en definitiva, mejora la hidratación, tersura y elasticidad de los tejidos.
Inmode dispone de diversas plataformas (Votiva y EmPowerRF), que gracias a diversos terminales y cabezales vulvares o intravaginales (como Forma V), consiguen tratar las diferentes afecciones vaginales durante la menopausia y mejorar la salud íntima. En varias sesiones se puede ayudar a aliviar el dolor o la incontinencia urinaria, abordar la laxitud vulvovaginal, la hipertrofia labial o la debilidad del suelo pélvico y, en última instancia, limitar las consecuencias de la atrofia vaginal.
También cuentan con dispositivos para realizar una labioplastia no quirúrgica (Accutite) o para rehabilitar el suelo pélvico mediante la electroestimulación (VTone). Además de los resultados sobre la zona, es fundamental que estos tratamientos devuelven la seguridad a la mujer. Como sostiene la doctora Zuramis Estrada, “es el tratamiento que empodera la salud de la mujer, al mejorar su salud sexual, mental y social”.
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