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La vagina también envejece

Tanto la vulva como la vagina también sufren el paso del tiempo. / Unsplash

SALUD FEMENINA

¿La vagina envejece?

El paso de los años se ve reflejado en las arrugas, en las canas, en la piel... ¿Te has preguntado alguna vez hasta dónde afecta la pérdida de colágeno y los cambios hormonales a nuestra salud vaginal?

Por Mónica Heras

5 de abril de 2022 / 08:07

Las mujeres, a partir de los 40 años, experimentamos gran cantidad de cambios físicos y emocionales que le dan la bienvenida a una nueva etapa en nuestras vidas: la menopausia. Empezamos a notar los primeros signos del envejecimiento y con la bajada de estrógenos aparece la sequedad en la vagina, una evidente pérdida de elasticidad, declive en la producción del colágeno y distintos síntomas asociados a este desequilibrio hormonal.

Todo esto influye en nuestra apariencia, aunque la menopausia también pone en marcha una serie de mecanismos que repercuten en la salud cardiovascular, en los huesos, el sistema endocrino, incluso a nivel cognitivo; de ahí que sea tan importante conocer lo que sucede en nuestro cuerpo, para poder poner los medios que nos ayuden a tener una buena calidad de vida.

En los últimos años, las mujeres han empezado a tomar las riendas de su salud y de cómo quieren sentirse. De ahí que algunas ramas de la medicina estética y regenerativa, estén teniendo cada vez más atención. Hemos querido hablar con la doctora Bárbara Fernández del Bas, especialista en Ginecología Integrativa, Regenerativa y Medicina Anti-aging, sobre qué es lo que sucede en nuestra vagina cuando cumplimos años.

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Vulva y vagina: encuentra las diferencias

«Al igual que pasa con la boca y la cara, no son lo mismo», nos dice Bárbara, y nos aclara que la vulva son todas las estructuras que rodean la entrada de la vagina (o introito vaginal). Incluyen: el monte de Venus, los labios mayores, labios menores, clítoris, uretra, glándulas de Skene y de Bartolino. La vagina, es la estructura tubular mucosa que conecta el introito vaginal con el cérvix. Siguiendo la analogía entre la boca y la cara. La vulva está cubierta por piel, y odia la humedad. La vagina, por el contrario, al igual que la boca, es una mucosa que adora la humedad.

Actualmente, en muchos medios, se hace la analogía de ambas estructuras. Sin embargo, son completamente diferentes. Por este motivo, y por la falta de educación que recibimos las mujeres a lo largo de nuestra vida en relación con nuestra propia anatomía, es muy frecuente encontrarnos con pacientes que confunden vulva y vagina.

¿Cómo evolucionan la vulva y la vagina con la edad?

La doctora Fernández del Bas nos cuenta que los genitales, al igual que pasa con el resto de las estructuras de nuestro cuerpo, están compuestos en la mayor parte por colágeno. El colágeno es una proteína que sintetizamos en nuestro organismo a partir de diferentes aminoácidos y vitaminas, entre ellas, la vitamina C. La capacidad de sintetiza colágeno la perdemos en torno a un 1% anual a partir de la cuarentena. ¿Sabías que llega a un 30% con la menopausia, como consecuencia de la caída de estrógenos?

De esta manera, si nuestra piel envejece, sucede lo mismo con la vulva y la vagina. La vagina va cambiando y evolucionando en función de la edad de la mujer, así como de  su exposición, o no, a los estrógenos. Así, una vagina de una niña prepúber, es una vagina de tamaño, pH y características diferentes a la de una mujer adulta.

Mi vagina se hace mayor

La vagina envejece, y envejece a un ritmo más acelerado si fumas, si no llevas una dieta balanceada rica en frutas y verduras o si estás pasando por un periodo de hipoestrogenismo, es decir, si tomas anticonceptivos hormonales, o durante la lactancia, el puerperio o la menopausia, entre otras.

La vagina pierde la rugosidad que le caracteriza, así como su hidratación natural y pH. El grosor vaginal disminuye, también lo hace su elasticidad, dando lugar a lo que se conoce comúnmente como atrofia vaginal. Como consecuencia puede aparecer dolor con las relaciones sexuales, sangrado, heridas, infecciones vaginales, etcétera.

La vulva, pierde su laxitud, cayendo como consecuencia de la gravedad. Puede disminuir también el tejido adiposo, así como el vello que la cubre y la protege. No es infrecuente, que con el paso del tiempo también esto afecte al órgano del clítoris, haciendo que la piel del capuchón caiga, empeorando la erección y haciendo más difícil su estimulación.

¡S.O.S! ¿Qué puedo hacer para recuperar la juventud de mi vagina?

La doctora nos habla de cómo la Ginecología Regenerativa y Funcional consigue exactamente lo que dice en el nombre: regeneramos tejidos y estructuras para recuperar la funcionalidad completa y así mejorar la calidad de vida de nuestras pacientes.

Generalmente, el perfil de pacientes que acuden a nuestras consultas son mujeres que por un motivo u otro desean recuperar la función y/o estética de sus genitales. Quieren volver a tener relaciones sin dolor, tratar la incontinencia de orina sin necesidad de pasar por quirófano, desean recuperar su capacidad orgásmica, o simplemente les gustaría tener unos genitales con los que ellas se vean representadas.

«Más allá de lo meramente estético, buscamos aliviar un disconfort en la paciente, que muchas veces está asociado a una pérdida de autoestima y un bajo índice de satisfacción sexual.» Dra. Bárbara Fernández del Bas.

Es curioso cómo la sociedad penaliza la estética genital a diferencia que lo hace con el resto de estética corporal o facial. Si tu nariz no te gusta, te sometes a una rinoplastia. Pero, ¿ qué pasa si tu vulva no te gusta? ¿Por qué este tipo de cirugía no es tan aceptada como el resto de las cirugías?

La experta nos invita a hacer un ejercicio de reflexión a cerca de por qué una mujer no tiene el derecho a elegir sobre su sexualidad o la apariencia de sus genitales. Debemos promover campañas de concienciación y educación, centradas en la enseñanza del autocuidado genital, autoexploración y sexualidad.

A cada problema, su tratamiento

La sequedad genital, incontinencia de orina, el síndrome de hiperlaxitud vaginal (muy frecuente tras los partos, y que ocasiona gran cantidad de disfunciones sexuales), la hipertrofia de labios menores, la ptosis de labios mayores (caída y pérdida de volumen de labios mayores) y el aumento de pigmentación genital son algunas de las consultas más frecuentes.

Para tratarlos, Bárbara nos cuenta que suele usar láser, radiofrecuencia, ácido hialurónico y factores autólogos de crecimiento. En algunos casos también son necesarias cirugías específicas, como la labioplastia o la vaginoplastia.

«Me gustaría desmitificar este tipo de tratamientos, causa mucha confusión esto de hacerte ‘retoques vaginales’. Puedes hablar de qué tipo de personas acuden a ti, cuáles son los motivos y cuáles los resultados».

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