El 11% de la fuerza laboral del mundo está conformada por mujeres de entre 45 y 55 años., según la OMS. En la imagen, Claire Danes, 46 años, dando vida a una madre trabajadora, divorciada y en plena crisis existencial. FOTO: fotograma de Fleishman está en apuros (Disney+).
SALUD HORMONAL
Menopausia en la oficina: cuando el silencio cansa más que los síntomas
La transición por esta etapa puede dificultar el día a día en el trabajo. Los expertos abogan por informar, adaptar el entorno e impulsar la flexibilidad. Por ahora, solo un 5% de compañías lo hace.
26 DE JUNIO DE 2025 / 14:02
Son las 16.00. La reunión está a punto de empezar. Pero Ana acaba de volver de comer y esta noche se desveló, otra vez, dos horas antes de sonar el despertador. Se siente cansada y ¡sorpresa! la ola de calor empieza a invadirle desde el pecho hacia la cabeza en cuestión de segundos… No es fácil entrar a esa sala y decirles a todos que la perimenopausia se ha empeñado en convertir su lunes en una pesadilla. Algunos no han oído hablar de esa palabra. Ella misma piensa que a nadie le importa saber si su compañera se está acercando o no a la menopausia en la oficina.
Pero Ana está equivocada: puede que no le importe a nadie. O puede que, simplemente, no lo quiera contar (como ella, el 53% de las mujeres no habla de este tema en su entorno laboral). Sin embargo, hablar de menopausia en la oficina —o en la fábrica, el bar, el supermercado o el hospital donde se trabaja— es más importante de lo que pensamos. «Esta etapa sigue siendo un tabú, incluso en los entornos laborales más avanzados. Eso hace que muchas mujeres lo transiten en silencio, tratando de disimular síntomas que afectan a su bienestar: insomnio, ansiedad, niebla mental, cambios de humor, sofocos… ¿Cómo no vamos a hablar de eso en el trabajo?», espeta Lucía Yturriaga, fundadora de Womanhood, un proyecto dedicado a dar visibilidad e informar sobre menopausia.
Un tema que afecta a más de ocho millones de trabajadoras
Habrá quien diga que es solo una moda. Aunque más bien es que era una palabra que, hasta no hace mucho, ni se mencionaba. «Se trata de reconocer una realidad biológica que convive con la vida profesional de millones de mujeres. Hablarlo abre espacios de comprensión, permite que las personas pidan ayuda sin miedo y normaliza algo que nunca debió esconderse. El silencio genera culpa. La información genera poder», insiste Yturriaga.
De hecho, en nuestro país entre ocho y 10 millones de mujeres se encuentran en la menopausia. Algunos informes (como uno de Essity realizado sobre 16.000 mujeres de 11 países) concluyen que, de media, el 82% trabaja a tiempo completo o parcial. En términos mundiales, la OMS calcula que representan el 11% de la fuerza laboral.
Además, tener en cuenta esta etapa de la vida de la mujer en el trabajo es un derecho amparado por la Ley. Lo explica Patricia Ruiz, Secretaria de Salud laboral de UGT. «La protección integral de las mujeres que se encuentren en transición menopaúsica se encuadra en el Derecho Antidiscriminatorio por razón de sexo y/o género con el refuerzo de la Ley 15/2022, de 12 de julio, integral para la igualdad de trato y la no discriminación».
También se encuadra como parte de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. «Desde el punto de vista normativo no hay excusa, las mujeres deben contar con la adaptación a su puesto de trabajo en función de sus características biológicas, por lo que las organizaciones no pueden mirar para otro lado», subraya la experta.
Comprometidas, pero (a veces) cansadas
Si bien no se trata de patologizar la menopausia, ni mucho menos de victimizar a la mujer, es importante analizar hasta qué punto los cambios hormonales afectan a la vida profesional. Hasta ahora no se han llevado a cabo muchas investigaciones al respecto, por eso Aline Masuda, investigadora de la escuela de negocios EADA, decidió poner en marcha un estudio sobre el impacto de la menopausia en el trabajo. Entre las conclusiones más destacadas, que el 93,5% presenta síntomas —de ellas, el 60%, reconoce más de siete—, siendo los más comunes el cansancio físico y mental, los problemas de sueño, los dolores musculares y la irritabilidad.
El informe de Essity también identifica el cansancio como el síntoma más mencionado en el ámbito laboral; en concreto en el 41% de los casos. Pese a todo, la profesora de EADA destaca «que ese agotamiento no merma para nada el compromiso (el 71% lo sigue estando) y puede afectar al rendimiento, ya que el 34% así lo ve, pero que afirman suplir con más esfuerzo». De hecho, solo un 7% de las encuestadas afirma que esas molestias le han llevado a faltar al trabajo o cogerse alguna baja.
El segundo techo de cristal
Lo que sí es más común de lo que se podría pensar es el abandono de la carrera profesional. Tanto que en Reino Unido, en 2019, un informe reveló que más de 900.000 mujeres habían dejado su trabajo por los síntomas de la menopausia. El Parlamento no tardó en tomar medidas y el país es hoy pionero en políticas laborales para la salud de la mujer.
El estudio de EADA pone de manifiesto que la mitad de las encuestadas se ha planteado marcharse de su puesto en los últimos seis meses. Es lo que algunos investigadores llaman el segundo techo de cristal. Tras el primero, provocado muchas veces por la dificultad de conciliación, llega éste, auspiciado por el cuidado de padres mayores, falta de oportunidades y —para el 21%—, los síntomas relacionados con los cambios hormonales.
Las empresas que se implican son la excepción
Sin embargo, el estudio de EADA pone sobre la mesa un dato poco esperanzador: solo el 5% de las empresas de nuestro país ofrece actualmente algún tipo de ayuda para mujeres en etapa de menopausia. «Nunca hemos pretendido victimizar a la mujer, pero no se puede obviar que es algo que afecta a la salud y al bienestar en el trabajo y, en consecuencia, puede llegar a afectar negativamente al rendimiento o a cómo se encuentra la mujer en su día a día», reflexiona Masuda.
En ese porcentaje se encuentran las compañías que han pedido orientación a Lucía Yturriaga, quien, al abrigo de Womanhood, puso en marcha otra iniciativa. «We.No.Pause nace del silencio. De ver cómo mujeres atravesamos la menopausia intentando que no se note. Fingiendo que los sofocos, el insomnio o la ansiedad no afectan a nuestra productividad».
El objetivo es llevar información, formación y herramientas a los lugares de trabajo. Por ahora lo han hecho con compañías como American Express, SGS, Alain Afllelou, Telefónica… A veces organizan charlas con expertos, otras lanzan campañas de sensibilización, talleres de gestión del estrés, nutrición o ejercicio físico.
Informar y, sobre todo, acompañar
Nestlé es otra de las organizaciones que pertenecen al 5%. En 2024 dio el pistoletazo de salida a su programa para abordar la menopausia en el entorno laboral. «Sensibilizar sobre ello en el lugar de trabajo no solo mejora el bienestar de las empleadas, sino que también refuerza el compromiso de las empresas con la inclusión y la diversidad», asegura Thais Giménez, responsable del Servicio Médico, Salud y Bienestar de Nestlé España.
La iniciativa se puso en marcha con la creación de una guía con recursos informativos y cuenta con un ciclo de sesiones divulgativas. «Hemos tenido una respuesta espectacularmente positiva tanto por parte de las empleadas, que decían por fin sentirse acompañadas, cuidadas y entendidas en esta etapa tan inevitable como importante, así como por parte de los hombres, que se sienten informados», explica la experta.
Otras medidas que hacen más llevaderos los años de menopausia en la oficina son el teletrabajo, una buena climatización, espacios o salas para tomarse un pequeño descanso y, sobre todo, opciones de flexibilidad. «A veces no es tanto trabajar desde casa, como poder solicitar hacerlo un día concreto o parar la jornada un par de horas e ir preparada a esa reunión tan importante», ejemplifica la investigadora.
Más allá de la menopausia en la oficina
Pero no todo son empresas y grandes compañías. Como recuerda Aline Masuda, muchas mujeres trabajan en otros sectores alejados de la realidad del mundo empresarial. «Por supuesto, también hay que tenerlas en cuenta». Patricia Ruiz, de UGT, señala algunos sectores donde es más complicado transitar esta etapa. «Como en los que se trabaja a la intemperie —jardinería, reparto a domicilio, agricultura, limpieza viaria…—, los físicamente más exigentes (limpieza o cuidados de personas), así como los que tienen un componente emocional fuerte, como el sector sanitario». En todos ellos es fundamental adaptar, al máximo el puesto de trabajo. Desde la ropa de trabajo o uniformes hasta proporcionar agua potable fría y permitir realizar pausas para recuperarse.
En definitiva, se trata de que la empresa y el mundo laboral se preocupen —y se ocupen— de cuidar a su talento sénior femenino. Como concluye Lucía Yturriaga, «con un poco más de comprensión, con acceso a información y la posibilidad de decir ‘esto me está pasando’ sin miedo a parecer débil, se puede seguir adelante. No hablamos de bajar el listón, hablamos de no tener que fingir».