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Hábitos
Atrasamos nuestros relojes una hora cada otoño y los adelantamos cada verano. Podremos dormir una hora más, sin embargo, el estrés y el cansancio son algunos de sus efectos secundarios. Así nos afecta.
Por Andrea Verdejo
28 de octubre de 2021 / 19:28
Con el propósito de ahorrar energía, desde 1981 la Unión Europea realiza el cambio de hora dos veces al año: en marzo, se adelanta, y en octubre, se atrasa. Este año, el cambio al horario de invierno será en la madrugada del sábado 30 al domingo 31 de octubre. A las 03:00 serán las 02:00. Como consecuencia amanecerá más temprano y también anochecerá antes. Aunque estas no son las únicas consecuencias si tenemos en cuenta las alteraciones que se producen en nuestro ritmo biológico.
En 2018 la Comisión Europea consultó a los ciudadanos (obteniendo 4,6 millones de respuestas) su opinión respecto al cambio horario y el 84% de los encuestados europeos está a favor de eliminar esta práctica. En el caso de España, el porcentaje de detractores del cambio de hora es aún mayor: el 95% de los españoles quiere suprimirlo.
Aunque la conclusión fue bastante clara, la investigación de cómo llevar a cabo la supresión del cambio de hora ha quedado aparcada de momento y en un segundo plano con motivo de la emergencia sanitaria del Covid-19. También el gobierno español creó un comité que investigó si se debía anular o no y los resultados no fueron concluyentes. En cuanto a la pregunta de con qué horario deberíamos quedarnos, según el CIS, 6 de cada 10 españoles prefiere el horario de verano y el por qué a esta preferencia tiene su explicación científica.
Al anochecer más temprano durante los meses de otoño y, por tanto, acortar los días las horas de luz disminuyen; y la luz solar es necesaria para que nuestro cuerpo genere vitamina D, que nos ayuda a reforzar el sistema inmune y nervioso, a fortalecer los huesos y a reducir el riesgo de diferentes tipos de enfermedades, como cáncer, diabetes o hipertensión arterial, entre otras.
Los rayos solares también aumentan la producción de dos hormonas: la serotonina y la dopamina. La primera es conocida como ‘la hormona de la felicidad’ y se encarga, entre otras cosas, del control de las emociones y el estado de ánimo. La ausencia de la segunda en nuestro organismo afecta a nuestra concentración y produce falta de atención e interés. Por todo esto, cuando llega el otoño y estamos más cansados o deprimidos, se produce un efecto conocido como la ‘depresión estacional‘, técnicamente llamada trastorno afectivo estacional o astenia otoñal.
Por otro lado, la reducción de horas de luz también afecta a nuestro sueño: a menos luz se produce más melatonina, la hormona que regula los estados de vigilia y sueño. La función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce antes y tenemos más sueño cuando aún estamos activos. La sensación de cansancio, por tanto, es mayor.
Aunque atrasar o adelantar una hora puede parecer instranscendente, nuestro cuerpo sufre esta alteración horaria. Nuestros horarios de trabajo y de nuestra rutina en general siguen siendo los mismos por lo que para el cuerpo es como si de pronto nos levantáramos una hora antes en el caso del horario de invierno, y una hora después en el de verano. Así, se produce una efecto similar al del jet-lag cuando viajamos a un país con un uso horario diferente y tiene repercusiones en nuestro organismo: «Esta desregulación en la secreción de melatonina es suficiente para que el organismo se resienta y aparezca el cansancio, la fatiga e incluso la irritabilidad de las personas», explican los expertos de Sanitas.
Los más afectados por el cambio de hora son los niños y las personas mayores debido a que tienen una mayor sensibilidad ante estos cambios hormonales. Por suerte, «en cualquiera de los casos el organismo se recupera rápidamente y se adapta rápidamente, en apenas tres días, al cambio de hora regulando nuevamente los ritmos circadianos», añaden en Sanitas.
También se ven especialmente afectadas las mujeres con menopausia, pues con su llegada «experimentan una mayor fluctuación hormonal, que puede afectar al sueño y al estado de ánimo. Adelantar o atrasar el reloj o cualquier cambio que suponga una alteración del ritmo biológico empeorará estos síntomas”, según explica el profesor Antonio Cano, catedrático de Psicología y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y del Estrés (SEAS).
Al igual que sucede a quienes trabajan de noche, alterar el ritmo biológico afecta a nuestra salud. Además del cansancio, los problemas de estómago o el envejecimiento de la piel son algunos de los efectos comprobados.
Algunos de estos consejos coinciden con las actividades que puedes hacer para superar la depresión otoñal, ya que están muy relacionados.
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