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SALUD MENTAL
Los cambios de estación pueden afectar de forma negativa a nuestro estado anímico. Detecta los síntomas y sigue estos consejos para afrontar una posible depresión estacional.
Por Andrea Verdejo
21 de octubre de 2021 / 00:00
La sensación de melancolía, dificultad para concentrarse o el cansancio, que se produce con el cambio de estación pueden ser síntomas de un trastorno afectivo estacional, también llamado astenia otoñal, winter blues y, popularmente, depresión estacional. Estos cambios en nuestro estado anímico vienen motivados por la vuelta a la rutina, la bajada de temperaturas y, especialmente, por la reducción de horas de luz solar.
Habitualmente asociamos los días soleados con ‘días alegres’ y, por el contrario, los días nublados o lluviosos, con ‘días tristes o feos’. Los segundos son más frecuentes durante el otoño y esa asociación entre menos horas de luz con la tristeza tiene una explicación.
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Al recibir la luz solar generamos vitamina D, que nos ayuda a reforzar el sistema inmune y nervioso, a fortalecer los huesos y a reducir el riesgo de diferentes tipos de enfermedades, como cáncer, diabetes o hipertensión arterial, entre otras.
Los rayos solares también aumentan la producción de la conocida como ‘la hormona de la felicidad’: la serotonina, que se encarga, entre otras cosas, del control de las emociones y el estado de ánimo. Una producción demasiado baja de esta hormona puede llegar a provocar un trastorno depresivo grave. Además, la serotonina es responsable de la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo de sueño.
La reducción de horas de luz solar además se traduce en una menor producción de dopamina, que afecta a la concentración y produce falta de atención e interés. Todos estos cambios hormonales combinados pueden derivar a un trastorno afectivo estacional.
Aunque, por supuesto, es imprescindible proteger la piel de los rayos solares con la protección adecuada y durante todo el año; también conviene aumentar los niveles de vitamina D en otoño a través de la alimentación –pescados grasos y azules, marisco, champiñones, hongos, huevos, aguacates, productos lácteos y cereales– y suplementos.
Entre un 5 y un 25% de la población puede sufrir síntomas de carácter depresivo con mayor o menor intensidad o gravedad. Según explica la psicóloga sanitaria y profesora de psicología Mónica Moreno, normalmente, estos remiten cuando empiezan a alargarse los días en primavera en los casos más severos. Además es más frecuente en mujeres que en hombres, sobre todo si son jóvenes.
La tristeza, falta de motivación y energía, pérdida de autoestima o reducción de la capacidad cognitiva son algunos de los síntomas que recoge el Instituto psicológico Cláritas como los más comunes del trastorno afectivo estacional.
Nuestro cuerpo necesita tiempo para adaptarse a la nueva estación, por lo tanto, lo normal es que los síntomas desaparezcan en cuestión de un par de semanas. Sin embargo, si perduran o le impiden desarrollar nuestra rutina con normalidad, lo mejor es acudir a un profesional para que valore los pasos a seguir.
Por el contrario, si los síntomas son leves y simplemente necesita una ayuda extra para afrontar el cambio de estación, Cláritas da algunos consejos muy sencillos:
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