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El deseo sexual nunca envejece, aunque hay que alimentarlo. / Unsplash.
SEXUALIDAD
Cuando se trata de libido todo vale, sin embargo, aún existen muchos tabús que nos impiden expresar libremente nuestra sexualidad. Antes del orgasmo, está el deseo. ¿Sabes cómo ponerlo en modo on?
Por Mónica Heras
24 de abril de 2022 / 08:17
Las prisas y la inmediatez que caracterizan a nuestra era, han salpicado también las relaciones y parece que cada vez tenemos menos paciencia para establecer vínculos de calidad. Si hablamos de sexo, nos saltamos demasiados pasos porque, al fin y al cabo, lo único que parece importar es llegar al orgasmo. Pero, ¿qué pasa con el deseo? ¿No es acaso el preludio de un final feliz?
Si lo piensas, somos capaces de hacer el kamasutra en varias noches, apuntarnos a todas las aplicaciones de ligoteo que existen y a chatear hasta las tantas, mientras que nos da pereza ahondar en lo que nos produce excitación, trabajarla a base de autoconocimiento, de lecturas eróticas o de aquello que nos conecte con el erotismo.
De todo esto hemos hablado con Valérie Tasso, escritora, sexóloga y embajadora en España de la marca sueca de objetos de placer de lujo LELO, y te aseguramos que hemos aprendido mucho acerca de nuestro placer. Mira la entrevista tan chula que nos ha concedido.
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Valérie nos aclara qué es para ella el concepto de deseo. Es un “concepto primario”, como lo son el “Bien”, el “Mal”, el “Amor”, etc., es decir, todo el mundo sabe lo que es, pero a la hora de dar una definición, resulta muy difícil encontrar las palabras.
Para mí, es aquella fuerza que nos empuja hacia adelante, para seguir existiendo. La mejor definición que he encontrado es la del filósofo Baruch Spinoza que decía: “El deseo es la esencia del ser”.
Obviamente, si repasamos las definiciones de algunas disciplinas como el psicoanálisis, encontraremos de todo: como por ejemplo que el “deseo es una carencia de…”, “un anhelo”, “un problema”, etc., dependiendo de las épocas. Ahora bien, es importante entender que el deseo, mientras estoy viva, siempre está. No muere. Solo lo hace cuando dejo de existir.
Por otro lado, el deseo siempre está, no se tiene que ver coartado por no una relación. El deseo está en nosotros desde que nacemos hasta que morimos, al margen de que tengamos pareja o no.
El deseo necesita de un tiempo razonable para elaborarse. El deseo se cuece a fuego lento. Con lo cual, en una sociedad que va a mil por hora, en la que lo queremos todo ya, no es el deseo el que habla, sino las pulsiones para conseguir euforias. La pulsión es algo muy infantil. No suele tener un objeto concreto hacia dónde proyectarse.
En absoluto, si fuera así entonces seríamos animales. Sin embargo, somos seres culturales ante todo. Las hormonas sí influyen, obviamente, pero influye también una serie de situaciones como son el estrés, las preocupaciones, la falta de descanso adecuado, los fármacos, etc.
La sexóloga suele hablar de la importancia de tener un imaginario erótico que alimente nuestras fantasías y, con ello, que nos ayude a vivir una sexualidad más plena.
Trabajándolo, de la misma manera que trabajamos el cuerpo haciendo deporte. Si el imaginario erótico es pobre, lo tenemos que alimentar. Las herramientas para ello dependerán de cada persona, de su escala de valores, por ejemplo, la lectura de relatos eróticos es fantástica. También lo son las películas eróticas.
«Un maravilloso ejercicio que no hay que olvidar es el autoerotismo. Cuanto más placer me procuro, más trabajo mi imaginario.» Valérie Tasso.
Sin deseo no se llega al orgasmo. Nuestra respuesta sexual, tanto en hombres como en mujeres, se conoce como el sistema DEMOR, establecido por los sexólogos Masters & Johnson. Son las siglas de Deseo-Excitación-Meseta-Orgasmo-Resolución. Como ves, el deseo es lo primero que aparece en nuestra respuesta sexual.
Por eso no sirve de nada, por ejemplo, que un hombre tome viagra si no consigue una erección en condiciones, si previamente no hay deseo. Tener una erección es un acto mecánico que, en caso de tener un deseo hipoactivo, solo procurará malestar. Es como intentar alimentar a la fuerza a alguien un día que no tenga apetito. Lo único que se conseguirá es que rechace la comida y lo pase mal.
No, en absoluto, pero sí se vuelve vulnerable y extremadamente frágil con las vicisitudes de la vida. No es lo mismo tener 18 años y ninguna preocupación, que tener 50 años, tres hijos, una hipoteca y sufrir de estrés. El deseo es sutil y a poco que haya algunos problemas que pueblen nuestra mente, tendrá tendencia a adormilarse, a estar en letargo. Por eso es tan importante trabajarlo.
Quedan muchos todavía y es un poco paradójico, ya que se supone que hoy en día podemos hablar de casi todo acerca del hecho sexual humano. Pero es una falacia. Los grandes tabúes que existen alrededor de la sexualidad humana siguen siendo todo lo que tiene que ver con la sexualidad femenina. Por mucho que hayamos avanzado, una mujer que proclama que vive su sexualidad de manera plena, sigue siendo vista como alguien frívolo.
Nos han reprimido durante tantos siglos que estos tópicos siguen anclados en la mente colectiva. Se ve mucho en el cine y en las series de hoy en día. Si bien hay series que, cada vez más, tocan el tema de la sexualidad femenina, sigue habiendo clichés sobre las relaciones sexuales poco creíbles y, especialmente, sobre la masturbación femenina, que no solemos ver, y si vemos escenas de este tipo, automáticamente parece que estamos viendo porno.
Veo cada día en mi consulta, que el placer femenino sigue siendo subsidiario del placer masculino. Siguen apareciendo el falocentrismo y el coitocentrismo. Cuando nuestro discurso como sexólogos se empieza a entender, genera automáticamente ciertas frustraciones en muchos hombres.
Lo que ahora mismo hace mucha falta en España es una asignatura reglada de Educación Sexual que no existe. Los sexólogos estamos reclamándolo y lo único que se está haciendo es hablar de Salud Sexual, la cual, aunque es fundamental, solo trata la prevención y transmite mensajes de pánico: “cuidado con quedarte embarazada”, “cuidado con las ETS”, etc. La Educación Sexual en su conjunto transmite valores alrededor del sexo.
Ya que tenemos una industria floreciente, tenemos que aprovecharla. De momento, son las únicas que están haciendo de verdad educación sexual. Te diría que los juguetes eróticos son objetos maravillosos que siempre prescribo a mis pacientes para conocerse mejor.
Personalmente, no solo los veo como objetos de placer sino como herramientas terapéuticas para auto explorarse. Desde que en LELO crearon Sona 2 Cruise, no he parado de recomendar este magnífico masajeador de clítoris a las mujeres, o el SILA Cruise, para aquellas que quieren ir más despacio.
Pero, ¡ojo!, no solo son objetos de placer para la masturbación femenina, también es importante incluirlos durante la interacción en pareja. Los beneficios son innumerables: genera complicidad en la pareja, humor, juegos y propicia la comunicación… ¡Casi nada!
Para aquellos que quieren un objeto de placer para los dos, suelo recomendar Tiani 3, que por un lado estimula el clítoris, mientras que la parte que está dentro de la vagina, hace que las vibraciones emitidas estimulen a ambos miembros de la pareja, especialmente el pene.
Esta es una lista de algunos libros maravillosos, son clásicos imprescindibles:
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