Los disparadores emocionales se conocen en psicología como detonantes emocionales que te pueden hacer estallar. FOTO: Freepik.
MENTE
Esta frase que repites todo el rato es un disparador emocional que te va a arruinar el día
Aunque las reacciones emocionales pueden parecer automáticas e incontrolables, entender y gestionar tus disparadores emocionales es clave para recuperar el poder sobre tus respuestas.
Por Paka Díaz
26 DE JULIO DE 2025 / 08:00
Hay expresiones cotidianas que activan respuestas emocionales automáticas y profundas en nosotros . No se trata de vivir en plan drama. En realidad es pura biología. Determinadas frases hacen que tu sistema nervioso responda como aprendió a protegerse. La desregulación emocional, o sea, la dificultad para regular tus emociones, puede hacer que tengas respuestas desproporcionadas. Salir de tu zona de confort y entender los miedos que te provocan es fundamental para superarlos.
Estas respuestas no comienza en la mente, sino en el cuerpo. Antes de que puedas comprender qué te pasa, tu sistema nervioso identifica si –según él–, estás a salvo o en peligro. Lo hace en segundos, sin advertirte. Por ejemplo si tú te dices una frase aparentemente inocua como ‘quiero sentirme bien ya’, puede interpretar ese ya como una señal de alerta. Entonces, tu organismo se acelera porque piensa que estás en una situación urgente.
La psicóloga y coach Marta Freire en su libro Ponte en acción (Ed. Plataforma Editorial), explica cómo actúan los disparadores emocionales y qué nos lo provocan, para aprender a controlarlos y que no te controlen a ti.
Qué son los disparadores emocionales
Los disparadores emocionales en psicología se conocen también como detonantes emocionales. Se trata de estímulos, ya sea una palabra, un gesto, una situación, un olor, que evocan emociones intensas y automáticas, sin que la razón intervenga. Al menos no de forma consciente. «Cuando algo externo se interpone, dispara una emoción muy intensa y una respuesta impulsiva, automática, inconsciente. Esta a veces nos impide pensar con claridad», explica Marta Freire.
«Cuando confrontas a alguien con su miedo básico, surge el disparador», apunta la experta. Esto es una especie de secuestro emocional en el que la emoción sustituye al razonamiento en cuestión de segundos.
Por ello, un simple comentario puede provocar explosiones de ira, ansiedad o tristeza. También ocurre a lo mejor con frases que a otras personas les motivan. Detectar las frases que te repites y que te dañan es esencial para salir de ese bucle de dolor.
Riesgos de los disparadores emocionales
Los disparadores no solo provocan emociones intensas: pueden derivar en desregulación emocional. En consecuencia, se manifiesta como respuestas desproporcionadas que hieren a otros y a nosotros mismos. «Nos sacan de nuestro centro, de nuestro equilibrio. Nos hacen reaccionar sin control, y eso daña relaciones, genera culpa, frustración, rupturas», cuenta Freire.
Disparadores externos e internos
La clave para manejar estas reacciones es saber que no todos los disparadores nacen fuera. Por un lado están los externos, una frase, gesto o hecho ajeno. «Como decir a alguien que esté tranquilo, en un momento de dolor, para algunas personas se traduce en que no le estás escuchando. O que no le estás prestando la suficiente atención a sus emociones», indica la psicóloga. Eso dispararía su emoción de rechazo. De sentirse poco querido o validado.
Por otro lado están los disparadores internos, que nacen en la propia mente de la persona. «Son creencias limitantes o pensamientos automáticos. También recuerdos dolorosos. O frases que te dices a tu mismo. El disparador externo es solo la chispa, el combustible es interno», afirma Freire. Esos pensamientos pueden actuar como disparadores internos que potencian la reacción emocional.
Cómo controlar los disparadores emocionales
Para controlar los disparadores emocionales, el primer paso sería detectarlos. Hay que aprender a nombrar la emoción y su disparador, observando las sensaciones físicas que provocan, como sudor, taquicardia, bloqueo mental. En resumen, «tienes que identificar qué te activa el miedo a perder el control, o a sentirte invalidado». Luego toca aplicar técnicas de regulación emocional como respiración, mindfulness o meditación, para bajar la intensidad emocional y recuperar claridad. «Cuenta hasta tres, obsérvate, dale espacio a la reacción antes de responder», recomienda Freire.
Además, si ves que generas uno de estos miedos o respuestas instantáneas en personas de tu entorno, la coach anima a tratar de comprenderles y responder con empatía y racionalidad: «En lugar de reaccionar impulsivamente, pregúntate y pregunta a la persona qué miedo básico ha activado. Abrir un espacio de comunicación, puede ayudaros a ambos».
Cuando los disparadores emocionales provienen de traumas profundos, hay técnicas como EMDR que permiten procesarlos y reducir su impacto. «También puede ayudar escribir un diario emocional, registrar reacciones, analizar patrones y procesarlos en terapia con un profesional. «Lo importante es el autoconocimiento. Sin conocerte a ti mismo y a tus disparadores, vives siendo controlado por emociones. Detectarlos y gestionarlos devuelve el poder de elegir tu respuesta», concluye Marta Freire.