Cuando el sueño no llega y la cama se vuelve imposible, levantarse es casi un grito: la mente necesita una tregua. Foto: Cottonbro / Pexels
El lujo de despertar en la misma posición
Dormir sin dar vueltas: un práctico ejercicio de dos minutos para soltar el run-run mental
La noche empieza cuando decides qué dejas fuera de la almohada: ecología mental, el hábito que ordena la cabeza y te ayuda a descansar (entre otras cosas)
Por Sara Flamenco
22 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:00
El término ecología suele hacernos pensar en bosques y océanos, no en la cabeza que llevamos sobre los hombros. Pero, como recuerdan los psicólogos, para cuidar de los demás primero hay que cuidarse uno. De ahí nace la ecología mental, un concepto de autocuidado que no necesita ni yoga en Bali ni un retiro en el desierto. Se trata de poner orden dentro para calmar el ruido, soltar el run-run y dormir sin dar vueltas, algo tan necesario como respirar.
Según Félix Torán, experto en desarrollo personal y espiritualidad y autor de La respuesta del universo HOY y Eres luz, «la ecología mental nos invita a trabajar en nuestro interior para salvarnos de nosotros mismos y, solo así, poder ayudar al mundo a hacer lo mismo». O, dicho en corto: limpia tu cabeza antes de salvar el planeta. Su objetivo es lograr lo que Torán llama higiene mental interna: barrer pensamientos y emociones tóxicos para ganar bienestar y éxito, propio y colectivo. «Desarrollar cualidades como el perdón, la compasión, la generosidad y la tolerancia es esencial», insiste. Nada esotérico: más bien sentido común con nombre elegante.
Higiene mental: limpiar la cabeza antes que la casa
Se ha mencionado el concepto de higiene mental como paso primordial para lograr la ecología mental. Para ello, Félix Torán aconseja tratar la mente «como un jardín donde deseamos eliminar las malas hierbas y hacer crecer flores hermosas». La metáfora es literal: los pensamientos y emociones tóxicos son las malas hierbas a arrancar, mientras que las cualidades a cultivar son las flores. Y, como en cualquier jardín, hay que ensuciarse un poco las manos. Este proceso no solo aligera el día: al bajar el ruido mental facilita que puedas dormir sin dar vueltas, uno de los efectos más inmediatos.
Torán identifica cuatro pasos clave:
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Eliminar las malas hierbas. «Esto significa deshacerse de los pensamientos tóxicos, y no solo superficialmente, sino arrancándolos de raíz, ya que de lo contrario volverán a crecer», ejemplifica. Sí, como ese run-run que vuelve cuando abres el correo.
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Plantar semillas de flores hermosas. Las semillas son los hábitos mentales positivos que deben reemplazar a los viejos. Sustituir el “no puedo” por un “vamos a probar”, por ejemplo.
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Proteger el jardín de nuevas malas hierbas. Es fácil recaer en patrones que no te dejan crecer. El experto recomienda mantener la mente atenta para detectar los que puedan convertirse en hábitos automáticos. «Si no hacemos nada, se repetirán y se instalarán en nuestro subconsciente, operando en modo automático sin que nos demos cuenta», advierte.
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Cultivar constantemente flores hermosas. «Esto se logra incorporando el amor universal en nuestra vida diaria», afirma. Más claramente: practicar empatía, gratitud y un poco de humor todos los días.
Para alcanzar la ecología mental, el proceso de higiene mental es ineludible. Piensa en él como un mantenimiento de rutina: mejor hacerlo poco a poco que esperar a la gran limpieza de primavera.
Paso a paso para desbrozar tu jardín mental
Alcanzar este estado tiene premio. Según explica Torán, aporta paz interior y permite afrontar las dificultades con una actitud más positiva. Además, mejora las relaciones, ayuda a gestionar el estrés y el miedo y potencia la capacidad de resolver problemas, algo que se nota tanto en la vida personal como en la profesional. Practicarlo a diario no solo aporta calma: también ayuda a que la mente llegue a la noche despejada y puedas dormir sin dar vueltas.
Las herramientas principales son:
Práctica de la concentración mental. «Aporta la capacidad de dirigir conscientemente nuestra energía hacia propósitos concretos, algo que está íntimamente vinculado al crecimiento interior», dice. Traducido: enfócate en lo que tienes delante, no en la lista infinita de pendientes.
Práctica de la atención plena. Consiste en observar sensaciones, emociones y pensamientos sin interferir ni juzgar. «Esto nos entrena para darnos cuenta de que no somos esos pensamientos, ni esas emociones», asegura. Como mirar una serie en streaming: ves pasar las escenas, pero no eres el protagonista.
Irradiar amor universal en el día a día. Pensar, hablar y actuar sobre la base del amor universal, expresando perdón, amistad, fraternidad, solidaridad, empatía, compasión, alegría empática, generosidad… una lista que suena ambiciosa, pero que se empieza con gestos mínimos, como ceder el asiento en el metro.
Práctica de la higiene mental. Sí, volvemos al jardín. Concentración y mindfulness son las dos herramientas clave para que no vuelvan las malas hierbas.
Visualización creativa. Crear en la mente tu futuro ideal con el objetivo de que un día se haga real. «No solo se trata de imaginar tu vida ideal, sino de ir más allá y crear imágenes mentales y sostenerlas en tu mente de forma continuada durante unos minutos, para lo cual necesitas practicar la concentración», explica. Piensa en un tablero de Pinterest interior.
Rutinas de día para dormir sin dar vueltas
Medita mientras comes. Cada vez se dedica menos tiempo a la comida, que a menudo se hace frente al ordenador. Torán propone comer de manera consciente, disfrutando de cada alimento: «Hazlo despacio y presta atención a cada bocado. Observa sabores, texturas y aromas. Concéntrate en la sensación de masticar y tragar, y evita distracciones como el teléfono o la televisión». La comida sabe mejor y la mente se relaja, clave para dormir sin dar vueltas.
Haz pequeñas paradas para meditar. Algunos expertos recomiendan pausas activas; Torán sugiere mini-meditaciones. «Siéntate en un lugar tranquilo, cierra los ojos y respira profundamente durante uno o dos minutos. Estas pausas conscientes te ayudarán a recargar energías y a mantenerte centrada durante el día». Ni café ni galleta: aire y silencio.
Camina conscientemente. Caminar suele ser solo un traslado. Torán anima a hacerlo en silencio, disfrutando del momento. «Presta atención a la sensación de tus pies tocando el suelo y a los movimientos de tu cuerpo. Sincroniza tu respiración con tus pasos. Si estás al aire libre, siente tu conexión con la naturaleza, con el planeta, con el universo». Tu paseo diario puede ser más revelador que cualquier aplicación de fitness.
Sé consciente de tu cuerpo. ¿No te ha pasado que, frente al ordenador, la espalda se va encorvando? Típico. Para evitarlo, Torán recomienda escanear mentalmente cada parte del cuerpo. «Observa cómo te sientes desde la cabeza hasta los pies, sin juzgar. Presta atención a la postura, a cualquier tensión o incomodidad, y respira profundamente para relajarte». Dos minutos que tu fisioterapeuta agradecerá.
Toma una ducha consciente. La ducha suele vivirse como trámite. Pero puede ser un ritual. «Enfócate en las sensaciones del agua sobre tu piel. Siente la temperatura, la textura del jabón y el aroma del champú. Respira profundamente y disfruta de cada momento, dejando de lado las preocupaciones». Spa casero, sin cita previa.
Ecología mental: el riego diario que de verdad importa
La ecología mental no es un reto de fin de semana ni un curso que se tacha de la lista. Es un entrenamiento continuo: pequeñas prácticas que, como un jardín bien cuidado, necesitan constancia para florecer. Bastan minutos repartidos en el día —un paseo sin auriculares, una comida sin móvil, una respiración consciente— para notar el cambio. No hace falta mudarse al campo ni dejar el trabajo: se trata de limpiar, cultivar y proteger el espacio más decisivo que tenemos, la propia mente. Y sí, entre sus beneficios más visibles está ese que todos buscamos: dormir sin dar vueltas.