El método Wim Hof consiste en meditar sumergido en agua fría durante varios minutos./ Foto: Unsplash.
Meditación
El método Wim Hof: por qué meditar sumergido en agua helada es más efectivo
Meditar puede resultar una tarea asequible y placentera. Hacerlo sumergido en agua helada no es para todo el mundo, pero ya se estudia científicamente por sus grandes beneficios físicos y emocionales.
Por Sara Trueba
11 DE MAYO DE 2023 / 06:30
El método Wim Hof de meditación como algo integral es una bomba solo apta para unos pocos (y siempre bajo supervisión de profesionales). Eso sí, no es necesario aplicarlo a rajatabla para poder comprender los beneficios que ofrece. Al contrario, quien se lanza a la práctica del método no tiene por qué hacerlo de forma completa, sino que puede hacerlo paulatina y parcialmente. Porque sumergirse en agua helada para meditar no es, para nada, tarea fácil.
En el método Wim Hof de meditación la respiración es la clave de la relajación, como ocurre en el resto de métodos, pero en este caso hay que añadir la complejidad que conlleva la baja temperatura. Pero este reto con las bajas temperaturas puede ayudarte a desafiar tu mente y vencer los límites. En este sentido, la meditación puede cambiar tu vida porque modifica las estructuras neuronales y favorece la neuroplasticidad.
En qué consiste el método Wim Hof
El método Wim Hof lleva el nombre de su creador, un atleta holandés con 21 récord Guinness conocido como el Hombre de Hielo. Acostumbrado a sobrepasar los límites, ideó un sistema para mejorar la salud física y mental por medio del control y la conciencia. Su técnica consiste en dominar la respiración para ser capaz de introducirse en una bañera helada y realizar una meditación en ese entorno, consiguiendo que el cuerpo se adapte al frío, por un lado, y logrando una mejora en la respuesta inmunitaria, por otro.
A partir de ahí, se han descrito numerosos beneficios como la mejora en la concentración y lucidez, mayor capacidad de gestión del estrés, mejor oxigenación… Ojo, este método se estudia científicamente, no es algo alternativo ni new age. El Dr. Antonio Hernández Armenteros, médico especialista en medicina integrativa, nos aclara todas las dudas.
«Este tipo de prácticas obliga al organismo a generar respuestas adaptativas, igual que ocurre con el deporte de pesas, el aeróbico, con la exposición al calor o con la acupuntura… En todos estos procesos el organismo requiere una respuesta adaptativa por parte del sistema inmunológico, sistema nervioso y cardiovascular. El método Wim Hof, por el hecho de exponer al organismo de manera sorpresiva a unas temperaturas muy bajas, junto con la hiperventilación, favorece una respuesta del sistema inmune, neuronal, cardiovascular y nervioso y esto, de forma controlada proporciona beneficios a medio plazo», aclara Hernández Armenteros.
Wim Hof dice que la voluntad humana puede ser suficiente para controlar cuerpo y mente, aunque el doctor matiza esto: «La actitud mental y emocional impacta directamente en procesos neuronales, hormonales… Es evidente que una persona con mayor trabajo mental puede impactar positivamente en su salud, pero para llegar a esa competencia piscoemocional, se debe estar guiado por profesionales para no acabar con frustración». No solo hay que verse capaz, hay que saber hacerlo.
Empieza por una ducha fría
Considerar las bondades de la respiración y una ducha fría (mucho más llevadero y fácilmente aplicable), «puede tener beneficios a medio y largo plazo. Hay mucha bibliografía médica en la que la exposición al frío (crioterapia) genera adaptaciones beneficiosas que favorecen una recuperación más rápida del tejido tendinoso, muscular y del sistema nervioso. Este tipo de técnicas, sobre todo en deportistas con lesiones, inflamación…, proporciona mejoras y genera diferentes adaptaciones beneficiosas en la salud, aunque siempre debe estar controlado y guiado por un profesional», añade el doctor.
Para lograrlo, la meditación juega un papel importante, y no solo porque sea ya beneficiosa en sí misma, sino porque ayuda a soportar el frío. «La meditación, junto a la hiperventilación, vendría a sumar beneficios a la exposición al frío. Se ha demostrado que la meditación genera beneficios a nivel neuronal, favoreciendo la neuroplasticidad, la estabilidad de moléculas neuronales como la dopamina, la serotonina, el factor neurotrófico cerebral… En definitiva los beneficios de la exposición al frío serían aumentados por el hecho de meditar al mismo tiempo».
Consecuencias fisiológicas de la meditación en agua fría
Por la actividad del sistema nervioso simpático, todo junto va a dar lugar a una mayor liberación de catecolaminas (adrenalina, dopamina). Lo que tiene un impacto directo en diferentes funciones fisiológicas del organismo:
- Aumento en la captación de oxígeno por el pulmón.
- Aumento de la sudoración.
- Aumento de la energía.
- Favorece la lipolisis.
- Adaptación del sistema inmunológico metabólico.
Beneficios de la meditación con el método Wim Hof
A pesar que sumergirse en agua fría va a suponernos todo un reto, y mucho más tratar de meditar en esas circunstancias, la meditación con el método Wim Hof ofrece grandes beneficios tanto a nivel físico como a nivel mental. Entre ellos podemos encontrar cómo tendremos mayor energía física y mental, controlaremos mejor el estrés, se mejora la gestión de los biorritmos, lo que nos permitirá tener mayor actividad matutina y más relajación al final del día. A esto hay que añadir que se mejora la respuesta a procesos infecciosos o inflamatorios.
Además, con el paso del tiempo también se puede percibir una mejoría en el metabolismo y en los procesos cognitivos mentales y emocionales.
Paso a paso de la meditación en agua helada
«Quien quiera sostener a largo plazo estas técnicas debería hacerlo con talleres o profesionales que le guíen y no intentando incorporarlo todo de golpe. Es importante dar tiempo para que el cuerpo domine cada paso», recomienda el doctor. Estos pasos son:
- Entrena la respiración. Se trata de una respiración activadora, no relajante, para aumentar los niveles de oxígeno en el cuerpo y reducir el dióxido de carbono. Practica diariamente, con respiraciones profundas y diafragmáticas. 30 inhalaciones y exhalaciones rápidas, seguidas de un pequeño lapso de tiempo aguantando la respiración puede ser una buena manera de empezar. Cuando esta fase esté controlada, es el momento de pasar a la siguiente.
- Sucumbe al frío. Comienza en tu ducha diaria, bajando la temperatura del agua y dejando que cada día aumente el tiempo de exposición. Empieza con un minuto, y sube el tiempo en los días sucesivos.
- Superado todo lo anterior, llega la hora de la verdad. Realiza inmersiones en agua fría, primero, y en agua helada más adelante. Cuando estés dentro del agua, sigue respirando e intenta meditar a través de visualizaciones, concentrándote en la respiración e intentando experimentar las sensaciones.
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