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Nunca se tiene un control total sobre una relación, por lo que es importante desarrollar una adecuada resiliencia emocional. FOTO: escena Love, Rosie.

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Las 4 cosas más sorprendentes que tienes que aprender de las rupturas amorosas

No importa que te hayan traicionado, que te hayan roto el corazón o que hayáis consensuado separar vuestros caminos. Toda ruptura es una oportunidad de aprendizaje para impulsar tu crecimiento personal.

Por Marcos López

25 DE JUNIO DE 2025 / 07:30

Tu relación romántica, que tanto prometía en sus inicios, no ha llegado a buen puerto. Por lo que, tras muchos esfuerzos infructuosos para mejorar la situación, habéis acordado separar vuestros caminos. De manera amistosa y sin dramas. Lo que no sucedió con tu anterior pareja. En la que su decisión, totalmente inesperada, de poner fin a vuestra relación te causó un inmenso dolor. Pero aunque las semanas, o meses, que siguieron a la separación parecieran más oscuras y carentes de toda alegría, aprendiste una valiosa lección. Como sucede siempre que se rompe una pareja.

Mel Walker, terapeuta especializada en relaciones de pareja y autora, entre otros libros de éxito, de From Broken Pieces To Master Peace (ed. Melissa T Walker LLC), explica que, «es importante que rompas con los ciclos nada saludables para ganar claridad sobre quién eres y lo que quieres lograr. Así que no dejes que una ruptura te defina. Aprende a tomar el control de tu vida y convertirte en tu mejor versión, especialmente para tu nueva relación».

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En realidad, da igual que la separación sea unilateral o consensuada. Todo final de una relación romántica conlleva algún grado, aun mínimo, de dolor. Un pesar que puede aprovecharse para impulsar el crecimiento personal de cada uno de los amantes. Como indica Mel Walker, «pensar en una relación pasada y en las que cosas que tanto tú como tu pareja hicisteis o dejasteis de hacer es un buen lugar para que realmente entiendas quién eras en la relación. Son situaciones que siempre te ofrecerán una oportunidad de aprendizaje».

Te contamos qué puedes aprender en función de la forma en la que se rompe una pareja.

La peor ruptura de todas. Tu media naranja te ha roto el corazón y te ha dejado una huella emocional que, si bien será curada por el tiempo, nunca llegará a desaparecer del todo. Aquí lo que tienes que aprender es que hay que dejar de romantizar el pasado y centrarte en lo realmente importante: pasar página. Sin mirar atrás. De hecho, una vez dejes de comparar tus nuevas relaciones con ésta que te causó tanto dolor te sentirás completamente liberado.

También es posible que, aun no sintiendo que fuera el amor de tu vida, tu pareja haya decidido cortar repentinamente la relación. Sin que notaras que había ningún problema y, por tanto, no sospecharas que vuestro final estaba a la vuelta de la esquina. Una ruptura que te enseña que nunca se tiene un control total sobre una relación y que, dado que no siempre se pueden predecir las acciones ajenas, es importante desarrollar una adecuada resiliencia emocional.

Mel Walker apunta que, «los retos que tuviste que afrontar te pueden ayudar a tomar mejores decisiones para seguir hacia delante. Así que nunca hay que descartar una relación pasada por el hecho de que llegara a su fin y no fuera del todo bien».

Tu pareja te ha traicionado. Bien porque te ha sido infiel, bien porque ha decidido sustituirte por otra persona. Lo que no es para nada culpa tuya. Tan sólo eres una víctima de su (aberrante) decisión y no tiene sentido que empieces a cuestionarte lo mucho que vales. Así que, además de tu autoestima, tienes que recuperar la confianza en el prójimo. No cerrarte la puerta a futuras, y felices, relaciones.

En realidad no hay ninguna garantía de que no te vuelvan a traicionar en el futuro, razón por la que, apunta Rebecca Ore, coach de relaciones de pareja, «pensar que nunca te ocurrirá no basta para superar tu miedo a que te engañen o te abandonen. Sólo lo lograrás cuando confíes en ti mismo para experimentar y manejar incluso la peor de las emociones».

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La chispa que prendió vuestra relación se ha ido poco a poco apagando. Por lo que, conscientes de que no hay nada que merezca la pena salvar, decidís ponerle fin. De mutuo acuerdo. Una ruptura poco, o nada, traumática que demuestra que las relaciones necesitan de un continuo cuidado. También que mantener una pareja por el simple hecho de estar con alguien sólo te producirá hastío. No te conformes.

Un apunte importante: de nada sirve postergar lo inevitable. Continuar una relación que únicamente os sume en el tedio. Lo que no es tan infrecuente: no son pocas las parejas que (mal)viven en una perpetua situación de casi ruptura. Pero cuanto antes se dé el paso y se termine la relación, mejor. Evitaréis que la insatisfacción se convierta en un cruce de amargos reproches. El final será nuevamente consensuado, pero hasta que llegue os haréis mucho daño.