Escucha activa, la clave para arreglar cualquier pelea con tu pareja (y con tus amigos) que siempre funciona

«Las relaciones interpersonales son uno de las principales causas de estrés que tenemos en la vida actual. Por eso, cuidar la comunicación consciente es tan importante. Lo que suele pasar es que escuchamos mientras pensamos en contestar y no en comprender y empatizar con lo que la otra persona nos cuenta», nos comenta Ana Fernández-Cid, experta en mindfulness. Por eso es tan importante practicar la escucha activa, que es una estrategia de comunicación que consiste en la habilidad de escuchar con conciencia plena el mensaje del interlocutor, con el objetivo de entender lo que dice, de manera enfocada y empática. Cuando practicas la escucha activa, te concentras exclusivamente en lo que dice la otra persona en lugar de planificar qué vas a responder como lo harías durante un debate o una conversación.

Según explica la psicóloga María Esclapez en uno de sus post de Instagram, «la escucha activa es una de las herramientas más potentes para practicar la responsabilidad afectiva«. Especialmente cuando hablamos de la pareja, que es, por costumbre, a quien menos solemos escuchar conscientemente después de años de relación. Tal y como cuenta Esclapez, muchas veces, tendemos a escuchar partes del discurso de la otra persona por educación pero, en realidad, pensamos en lo que vamos a responder después, por lo que no entendemos verdaderamente el mensaje que nos está intentando transmitir nuestro interlocutor. Para practicar la escucha activa no tienes que hacer otras cosas mientras la otra persona te habla. Has de mirarla y hacerle entender que le escuchas. Puedes asentir verbalmente o mediante el lenguaje no verbal.

Tipos de escucha

Las técnicas de escucha activa tienen sus orígenes en los trabajos del psicólogo estadounidense Carl Rogers y en su reformulación de la relación del terapeuta con el paciente. Rogers creía que la terapia era mucho más eficaz cuando el psicólogo practicaba una escucha empática, era capaz de ponerse en el lugar del paciente y centrarse en cómo vivía esa situación.

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Existen cuatro tipos de escucha, en función del objetivo de la misma. Existe la escucha empática, que es aquella que sucede cuando el objetivo es comprender lo que tu interlocutor te cuenta. Para ello se centra tu atención en la otra persona en lugar de en ti mismo. La escucha apreciativa, que es escuchar por placer, como cuando escuchas música, por ejemplo. La escucha comprensiva, que es la que ocurre cuando tratas de aprender algo nuevo, como en una conferencia. Y, por último, la escucha crítica, que es aquella que sucede cuando tratas de formar una opinión sobre algo, como en un debate.

Elementos clave de la escucha activa

La escucha activa requiere tener los siguientes elementos para ser efectiva:

1. Atención

Prestar una atención plena y consciente al discurso es clave, no sólo para recibir un mensaje, sino también para descubrir las intenciones que están detrás de aquello que nos comunican, así como para retener las ideas.

2. Objetividad

Este factor supone escuchar a nuestros interlocutores sin prejuicios ni filtros de nuestra propia subjetividad. Una vez recibimos el mensaje, podemos analizarlo desde nuestra propia perspectiva, pero para obtener dicho mensaje en su totalidad es imprescindible escucharlo objetivamente.

3. Empatía

Es una de las características clave de la escucha activa, ya que no sólo se trata de analizar el mensaje, sino de entender lo que verdaderamente nos dicen.

4. Disposición

Que nos vean dispuestos a escuchar su mensaje, pero escucharlo de verdad, sin juzgar, invita a la otra persona a compartir más información con nosotros.

Técnicas para practicar la escucha activa

Estamos tan acostumbrados a tener juicio y opinión sobre todo, que desarrollar la escucha activa se antoja un trabajo difícil. Pero no es imposible siempre y cuando desarrolles ciertas técnicas que te permitirán practicar esta habilidad.

1. Evita interrumpir

Es completamente normal querer participar en una conversación con tus propias ideas, pero para escuchar de manera activa, has de dejar que tu interlocutor desarrolle lo que trata de decir en su totalidad. Dedica toda tu atención a lo que la otra persona dice y, cuando te surja alguna idea o comentario, trata de hacer esos pensamientos a un lado.

2. Escucha sin emitir juicio

No nos referimos sólo a una crítica negativa, sino a tu opinión sobre el tema que tu interlocutor trata. Cuando se forma un juicio sobre el discurso de la otra persona, comenzarás a pensar en lo que tú opinas más que en lo que se te cuenta, por lo que no practicarás la escucha activa. De este modo, el otro se sentirá escuchado, no juzgado.

3. Parafrasea y resume

Una vez que la otra persona haya terminado de hablar, trata de parafrasear lo que escuchaste con tus propias palabras. De este modo te asegurarás de que entendiste lo que la otra persona quería expresar. Eso sí, cuando lo hagas, trata de evitar agregar comentarios u opiniones propias, ya que el objetivo es poner tu atención en lo que la otra persona ha dicho, no en lo que tú opinas al respecto.

4. Muestra un comportamiento no verbal positivo

La comunicación no verbal es todo lo que se comunica sin palabras, como la expresión facial, los gestos, la postura y el lenguaje corporal. Trata de mantener siempre el contacto visual con la otra persona, evita cruzar los brazos y, si corresponde, sonríe y asiente con la cabeza. De este modo, la otra persona verá que prestas atención y se sentirá más cómoda.