Carga mental: qué es, por qué afecta más a las mujeres y cómo acabar con el estrés que genera

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Parece inevitable sentir, cada vez más a menudo, que la cantidad de tareas y responsabilidades nos superan. Y las estadísticas hablan de que este tipo de estrés tiene género… Se llama carga mental al conjunto de tensiones generadas en un contexto exigente a nivel mental y emocional. No hablamos tan solo de cuestiones laborales, porque el ámbito doméstico y familiar también es parte fundamental de la ecuación, demandando gran atención y provocando un peso importante a la hora de definir y desglosar esa carga. Por lo tanto, hablamos de carga mental como el estrés psicológico adicional fruto de la presión doméstica y laboral.

Según un estudio de P&G realizado antes de la pandemia «en España, el 71% de las mujeres sufre carga mental mientras que solo el 12 % de los hombres lo experimenta».

Si la logística, el cuidado de menores y mayores, la planificación, coordinación y toma de decisiones en el hogar corre a cuenta de las mujeres en un porcentaje más alto, cabe esperar que la salud mental también se vea afectada. Detectarlo es el primer paso para poner solución al problema pero, ¿qué hacer con esa carga mental una vez detectada si la vida que tenemos no la podemos cambiar? La clave según los expertos está en las rutinas.

Rutinas: ¿vida ordenada o aburrimiento?

Para algunas personas, llevar una vida estructurada en la que las tareas estén más o menos agendadas puede ser sinónimo de aburrimiento, pero lo cierto es que es un buen sistema aliado contra el estrés. Sol Aguirre, periodista y coach, manifiesta a menudo desde sus redes sociales la vital importancia de dejar espacio libre para todo aquello que queremos o debemos hacer.

Hay varias frases a destacar de su discurso: «Lo que no cabe en tu agenda no cabe en tu vida». «Apúntalo todo, a mano, porque ayuda a discernir». «El ocio también se agenda». Aunque pueda parecer en exceso germánico, es su fórmula para asegurar que la obligación y la devoción ocupan lugares de similar importancia en su vida.

¿Cómo llegar a todo con calma y sensación de control?

• Medita, escribe de manera periódica, aunque sea 3 minutos al día y conecta contigo. Despeja la mente y permítete hacer un «break» que te ayude a sobrellevar el día. Las tareas nunca cesan. Cuando no es un mail de trabajo que hay que contestar será una cita médica que hay que pedir o solucionar un papeleo del banco.  Ponte metas temporales y para unos minutos cuando llegues a ellas.
• Anota tus tareas, las laborales y las domésticas, por obligaciones y prioridades. Tener cierta previsión de lo que va a ocurrir en el día o en la semana rebaja el estrés y aporta sensación de control. Puedes mezclar tareas laborales y personales o llevar listados por separado. Sigue la lista en la medida de lo posible y no te castigues si tienes que dejar para mañana algo que no hayas podido hacer hoy. «Diferencia lo urgente y lo importante», dice Sol Aguirre.
• Prioriza tus relaciones. Deja más hueco a aquellas personas que te aportan más paz, risas y felicidad y huye sin pudor de la gente que no cumple estos requisitos.
• Cuenta con un entorno más ordenado. El menos es más evita distracciones y aumenta la productividad.
• Establece tus propias rutinas  y repítelas. El hábito instaurado hace que el esfuerzo del cerebro sea menor porque ya tienes asumido que hay un tiempo estipulado para la tarea.
• Deja espacio para el autocuidado. Hacer algo de ejercicio, dar un paseo en soledad una vez al día mientras escuchas tu música favorita, leer 15 minutos sin que nadie te moleste o tomarte un café en un sitio que te encante. Conectar con uno mismo vuelve a ser una tarea pendiente y urgente, y tan esencial como cualquier otra obligación.