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PSICOLOGÍA
¿Por qué se perdona una infidelidad incluso cuando no hay vuelta atrás?
La decisión de Tamara Falcó respecto a volver con Iñigo Onieva aviva el viejo debate de si es posible recuperar el amor después de un engaño. Consultamos con un experto en psicología.
04 DE ENERO DE 2023 / 18:09
La reconciliación de Tamara Falcó e Iñigo Onieva está en boca de todos. Su vuelta amorosa ha hecho saltar todas las alarmas y se ha convertido en el centro de debates sobre las relaciones en general y por qué se perdona una infidelidad en particular. Muchos han puesto el grito en el cielo y quien antes apoyaba a Tamara ahora la cuestiona por esta decisión, pero no todo es tan sencillo.
En el terreno de las relaciones de pareja, una infidelidad se considera una línea roja tan grande como una catedral. Tanto es así, que en muchos de los casos (por no decir la mayoría), significa el punto final de la relación. No hay más vuelta de hoja. Pero no todo es blanco o negro y, especialmente en este tema hay una gran escala de grises. Escala que hace que, como ha pasado con Tamara e Iñigo, volvamos a lo que un día nos dañó absolutamente y en todos los sentidos y a lo que juramos y perjuramos no volver. De hecho, es algo nada fácil.
«No existe un criterio global con el que decir: en estas circunstancias se debe perdonar, en estas otras no. Perdonar una infidelidad requiere de un esfuerzo en el que la persona que la sufre tiene que pararse a observar cómo se siente y qué necesita. Antes que arreglar la relación es más importante encontrarse bien, de nada sirve esforzarse por que la pareja funcione si estás triste y lo que necesitas es descansar y reorganizar tu vida. Cuando se revisa cómo se siente uno, qué necesita y qué es capaz de hacer (por tiempo, ganas, afecto y confianza en la otra persona y el proyecto en común) es cuando se puede tomar una buena decisión al respecto», señala el psicólogo Javier Rodríguez Cárdenas.
Seguramente, ni nosotros mismos sepamos por qué hemos dado nuestro brazo a torcer y es muy probable que nos cuestionemos si el perdón era realmente una opción y si lo merecía. Pero aquí estamos, de nuevo de la mano, enterrando (o tratando de hacerlo) las dudas e inseguridades y resucitando la confianza. Si es que realmente se supera una infidelidad.
Y es que, puede ocurrir que, tras el engaño, la relación se haya vuelto tóxica. Y no es para menos. Junto a la desconfianza, llegan también los reproches, que hacen muy complicado tener una discusión sana. Porque a pesar de que se perdone una infidelidad habrá otros miles de motivos por los que no se esté de acuerdo y serán el momento perfecto para sacar a la luz eso que nos hizo daño de la otra persona y que aprovechamos porque pensamos que nos hace inmunes y vencedores de todo confrontamiento, pero nada más lejos de la realidad.
«Una infidelidad se puede superar si se trabaja en resolver los problemas que han llevado a esa situación y se hace un esfuerzo por gestionar las pérdidas y los conflictos que aparecen a raíz de la misma», señala el experto. «Sin embargo, no siempre tiene por qué solucionarse de esa forma. Algo tan grave como una infidelidad no se olvida, pero se puede aprende a convivir con ello. Por necesidad va a haber un proceso en el que la persona a la que le han sido infiel va a sentirse triste, traicionada y su confianza en la pareja se va a ver mermada. En ese punto es donde la pareja tiene que valorar si tienen las energías y la confianza suficiente como para funcionar en equipo e intentar que la relación mejore. Si tras ese proceso en la relación vuelve a haber felicidad, compromiso y confianza, se ha superado», añade el también sexólogo.
A pesar de que este riesgo existe y lo conocemos bien, todavía hay quien decide darse una segunda oportunidad y deja que el amor se proclame vencedor. «Como todo en psicología, depende. El amor es una emoción muy fuerte y necesaria, nos ayuda a lograr muchas hazañas. Pero en contra de lo que dictan el romanticismo, el cine y la literatura, el amor no puede con todo. Sin embargo, si tiene que haber un buen motivo detrás del perdón a una infidelidad, el amor es un buen punto para comenzar», señala el psicólogo.
«Puede haber amor en una relación y que eso empuje a la persona a perdonar y esforzarse por trabajar para que la relación mejore. Del mismo modo, cabe la posibilidad de encontrarse en una relación donde hay amor, pero la infidelidad es demasiado dolorosa, o la confianza en la otra persona no es suficiente como para seguir luchando por algo a lo que no se le ve futuro», en definitiva, querer no siempre es suficiente.
Quizás lo que ocurre es que estemos confundiendo el amor con otra cosa y nos encontremos ante un problema de autoestima y, por tanto, de dependencia: «Muchas personas, tanto con infidelidad como sin ella, se mantienen en relaciones porque le dan un gran valor a tener pareja, idealizan a la otra persona o sencillamente no saben gestionan bien el no tener pareja. Esos podríamos decir que no son los mejores motivos para luchar por una relación si hay infidelidad«, cuenta Rodríguez Cárdenas.
Eso sí, «lo que sería erróneo es decir que todas las personas que perdonan una infidelidad tienen baja autoestima o se quieren poco. Precisamente una persona con gran amor propio, que sabe lo que quiere y confía en su capacidad, puede ser alguien que cuando pasa por una infidelidad pone las cartas sobre la mesa con su pareja, dibuja un mapa sobre el futuro que desea tener con la otra persona y los cambios que le gustaría que tuvieran lugar. Perdonar una infidelidad necesita también de una gran fuerza para entender la situación, saber que no es culpa tuya y tirar hacia delante», comenta Rodríguez Cárdenas.
Al final, muchas son las razones para perdonar una infidelidad y no es algo tan sencillo como discernir entre una falta de confianza o amor propio, un acto de amor verdadero por la otra persona o un haber puesto todo en una balanza y calcular qué es lo más rentable.
Cada infidelidad es un mundo y también cada persona, que tiene sus exigencias, banderas rojas y límites infranqueables en puntos distintos: «Puede haber muchas situaciones que den lugar a una infidelidad. Una posibilidad sería que se ha perdido la chispa en la relación y parezca más fácil encontrar esa pasión fuera. Otra opción es que quien comete la infidelidad no esté muy comprometido con la pareja y por lo tanto no sienta que está haciendo un gran daño. Alguien puede que encuentre en su amante aquella emoción e ilusión que había al principio de la relación durante el enamoramiento y que tras un tiempo de relación y estabilidad se haya ido deteriorando. En muchas ocasiones el motivo no es tan claro y es lo que más duele, porque siempre intentamos encontrarle una explicación a todo. En ese caso, hay que tener presente siempre que nadie es culpable de que le sean infiel, nadie obliga a la otra persona a cometer adulterio, y nunca es una explicación válida.»
En definitiva, lo importante a la hora de perdonar una infidelidad es mirar hacia dentro, examinarse a uno mismo y el punto en el que se encuentra de la manera más objetiva posible y evaluar la situación en pareja: «Una infidelidad se perdona porque se confía en que la pareja de verdad se arrepiente de lo ocurrido y está dispuesta a trabajar para mejorar la situación entre los dos. Y por supuesto, también si se siente que merece la pena continuar con ese proyecto en común a pesar de haber pasado por algo tan doloroso», concluye el psicólogo Javier Cárdenas Rodríguez. Tal vez Tamara Falcó haya recorrido ese camino.
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