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Un refresco natural que, gracias a su alto contenido en agua y potasio, ayuda a reponer lo que el sudor te va quitando cuando el termómetro sube. FOTO: Unsplash

Alimentación

Oro amarillo: la fruta que, según la ciencia, hace que el calor no sea tan insoportable

Cuando el termómetro sube y el cuerpo pide tregua, hay un aliado natural que hidrata, nutre y combate la inflamación sin pedir mucho a cambio.

Por Marcos López

18 DE JULIO DE 2025 / 07:30

Cuando el calor aprieta, nada como una fruta refrescante que no solo te hidrata, sino que también cuida de tu salud y combate la inflamación. Y sí, el albaricoque es una de las estrellas del verano con mucho que aportar.

Rocío del Pozo, dietista-nutricionista en el Consultorio Médico Los Ángeles de Madrid, no duda: «El albaricoque es una fruta súper nutritiva, baja en calorías, rica en fibra soluble y antioxidantes, lo que la convierte en un aliado para la salud».

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Una fruta que aporta más que agua para aguantar el calor

¿Sabías que hasta el 86% del albaricoque es agua? Eso lo convierte en un refresco natural que, junto a su alto contenido en potasio —mineral clave para mantener el equilibrio hídrico y controlar la presión arterial, según la OMS—, te ayuda a reponer lo que el sudor te va quitando cuando el termómetro sube.

Un detalle que no todos saben: con la edad, la sensación de sed se va apagando, y eso puede poner en riesgo a las personas mayores, especialmente en verano. Pero, como señala Rocío, «pueden compensar esa bajada de ganas de beber con frutas jugosas como el albaricoque».

Ojos y piel, y ese brillo que no te da ninguna crema

El albaricoque es un pequeño cóctel de vitaminas A, C y E, que, según estudios de la Universidad Lesley (Massachusetts) y el Instituto Leibniz de Medicina Ambiental (Düsseldorf), protegen la vista y ayudan a mantener la piel joven y luminosa combatiendo el fotoenvejecimiento. Así que, si quieres ese brillo saludable, no te olvides de esta fruta dorada.

Fibra para tu intestino y tu cintura

Además, la fibra del albaricoque no solo ayuda a que el tránsito intestinal funcione como un reloj, sino que también alimenta a las bacterias buenas de tu microbiota. Esto previene el estreñimiento y contribuye a mantener a raya el colesterol y el azúcar en sangre. Y como bonus extra, da sensación de saciedad, ayudándote a no caer en la tentación del picoteo constante.

Antioxidantes contra la inflamación… y sus líos

El albaricoque viene cargado de antioxidantes: betacarotenos, luteína, zeaxantina y flavonoides (antocianinas y catequinas), que pelean contra los radicales libres, esos pequeños villanos que dañan tus células y fomentan la inflamación, el enemigo silencioso de tu salud.

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Según Rocío del Pozo, «gracias a estos antioxidantes, el albaricoque contribuye a prevenir enfermedades serias, desde problemas cardiovasculares hasta neurodegenerativos». También, estudios como el de la Universidad Imam Abdulrahman Bin Faisal (Dammam) apuntan a que esta fruta puede ayudar a reducir riesgos en algunos cánceres, como el de mama y colorrectal.

Solo para el verano (o casi)

Lo mejor es aprovechar la temporada y comer albaricoques frescos, que son cuando más nutrientes aportan. Claro, también puedes encontrarlos enlatados o secos, pero ahí la fiesta nutricional baja un poco. ¿La idea? Añádelos a tus ensaladas, yogures o postres y verás cómo refrescan y alegran tus platos.

«Por su dulzura y toque ácido, pueden sustituir perfectamente a melocotones o ciruelas en muchas recetas», concluye Rocío. Así que ya sabes, este verano dale una oportunidad al albaricoque y deja que el calor sea un poco más llevadero.

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