
Mientras el mundo corre de plan en plan, hay quien encuentra su gran evento en una caja de pizza y un sofá cómodo. Foto: Koolshooters / Pexels
JOMO gana a FOMO
Del miedo a perderte algo a la alegría de perdértelo todo
Ves el grupo de WhatsApp ardiendo y el feed lleno de planes. Tú, en pijama, sopesas si el verdadero lujo no será precisamente quedarte fuera
Por Paka Díaz
16 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:00
Si por ti fuera, te apuntarías a todos los planes de tus amigos. Sin embargo, no se puede llegar a todo. Hay que trabajar y cumplir con las responsabilidades. Algo que puede convertirse en un dolor si, mientras estás intentando acabar con tus tareas, miras las redes sociales y ves a tus amigos divirtiéndose por ahí. Los adictivos vídeos de TikTok y similares pueden acabar con tu buen ánimo. «Se trata del FOMO, acrónimo en inglés de Fear of Missing Out, o sea, el miedo a quedarte fuera, a perderte algo», apunta la psicóloga Ana Sierra.
Se trata de una sensación de inquietud por no poder hacer todas las actividades placenteras que ocurren a tu alrededor. «Es como un quiero estar en todo. Si hay un evento, tengo que ir sí o sí aunque no me apetezca, aunque es un rollo. Tengo que estar porque sí, no me puedo perder oportunidades, socializarme, etcétera», comenta Sierra. No queda otra que aprender a controlar esta ansia por hacer cosas puede ayudar a vivir y disfrutar del presente.


Qué es el FOMO
El fenómeno FOMO es un sentimiento de ansiedad o preocupación. Se activa cuando la persona piensa que se está perdiendo eventos, experiencias o oportunidades. Ocurre especialmente cuando se ven vídeos o fotos que suben las amistades en las redes sociales. En los casos más agudos, puede hasta dificultar el disfrute de los buenos momentos presentes.
Autora del libro Felices por la vida, Ana Sierra señala que suele haber un sesgo de edad en el FOMO. «Es más probable que se dé en la adolescencia y en la primera etapa de los adultos, hasta los 40″, comenta. Este rasgo está muy asociado a socializar. «Pero también a hacerlo desde la distancia y a la digitalización. Tú no sales, pero estás viendo como se lo pasan bien tus amigos. Y eso hace que sientas que te estás perdiendo las cosas», comenta la terapeuta. A partir de los 40, «es más probable que aparezca más el JOMO (Joy of Missing Out). O sea, sentirte feliz al quedarte en casa. Al final es una vuelta a uno mismo. Una etapa de más tranquilidad, de búsqueda de reducción de estrés».
JOMO, la otra cara de la moneda
El JOMO es otro fenómeno reciente y se traduce como la alegría de perderse algo. Surge de la necesidad de la desconexión digital. «Por eso es más frecuente en vacaciones, cuando la gente hace los esfuerzos por ese detox digital que tanto afecta a nivel emocional», advierte Ana Sierra.
Ambos fenómenos tienen sus riesgos. «Al final, como en todo, lo importante es el equilibrio», comenta la psicóloga. «Hay personalidades, entre comillas, más sociables o con características más adictivas. Todos necesitamos pertenecer a grupos, pero hay quien siente una ansiedad social mayor en cuanto a necesidad de conexión con otras personas, por eso puedes sentir FOMO», explica Sierra. Y advierte: ambas tendencias pueden ser disfuncionales. «Aunque el FOMO parece divertido, eso de querer estar siempre de fiesta y no perderte una no te permite vivir en el presente. Mientras que el JOMO puede conducir a un aislamiento, que tampoco es recomendable», comenta.
Por qué no debes sentirte mal si no sales
No estar en todos los salseos no debería de preocuparnos. En realidad, se trata de vivir el momento y disfrutarlo, tanto si estás en tu casa o de fiesta con tus amigos. «Hay terapias, como el focusing, que pueden venir muy bien para saber qué quieres realmente. Al final consiste en escuchar a tu cuerpo, a tu organismo. Pero para eso hay que saber interpretarlo», añade la experta. Otra clave es apostar por actividades que apelan a los sentidos, como retiros y viajes de desconexión, manualidades como la cerámica o la pintura. También por experiencias inmersivas, fomentan la conversación real, la risa espontánea y recuerdos emocionales que perduran.
«Dejar de agobiarse por no estar en todos los planes y empezar a vivir al ritmo de uno y de escuchar lo que realmente necesitamos. Cada persona necesita momentos de pausa, de silencio, de reconexión consigo mismo. A veces, eso significa compartir risas con amigos. Otras, significa estar a solas», reflexiona Sofía Lamas, directora de comunicación global de IKONO. En este espacio inmersivo apuestan por invitar a las personas a conectar, a disfrutar el momento y a compartirlo con otros de forma auténtica. Se trata de vivir el presente, no un hipotético futuro. «Cuando te das permiso de no correr detrás de todo, encuentras tiempo para estar presente, aquí y ahora», recuerda Lamas.
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