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Botella con aceite de algas

Si no te gusta el sabor a pescado, pero quieres cargar los depósitos de omega-3, es buen momento para dar una oportunidad al aceite de algas. FOTO: Ulleo/Pixabay.

Verde, que te quiero verde

Aceite de algas: la alternativa al aceite de oliva, rica en omega-3 que cuida de tu corazón y no sabe a pescado

Verde, vegano y con superpoderes para el corazón y el cerebro. Así se cuela el aceite de algas en la alta cocina saludable. Y con las bendiciones de los nutricionistas

Por Marcos López

21 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 17:00

Las algas han llegado a nuestras despensas para quedarse. Como ocurre con el musgo marino, el kombu, y el alga Klamath, gracias a su exótico sabor se han convertido en imprescindibles en multitud de recetas. Pero estas verduras marinas aún pueden hacer mucho más por tus platos. Y lo que es más importante, por tu salud.

El aceite de algas es fácil de reconocer. De color verde intenso y aún comercializado tímidamente como alimento premium. Como explica Belén Fontán Calvo, nutricionista del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, «se obtiene a partir de microalgas, generalmente del género Schizochytrium. Se cultivan en condiciones controladas y, mediante un proceso especial de extracción, se obtiene un aceite rico en ácidos grasos omega-3, especialmente ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA)».

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La fuente más común para obtener omega-3 son los pescados. O en su defecto, el aceite de pescado. Y esto es un problema para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana, ya que ambos quedarían excluidos. El aceite de algas es una alternativa rica en omega-3 y 100% vegana. Como refiere la experta en Nutrición, «debido a su alto contenido en estos ácidos grasos esenciales, este aceite se considera una fuente vegetal alternativa al aceite de pescado y puede contribuir a mejorar la salud cardiovascular, apoyar la función cerebral y reducir la inflamación en el organismo».

Con las bendiciones de los nutricionistas

Pero los aceites vegetales, como el de oliva o el de soja, también son veggies. Entonces, ¿por qué pasarse al aceite de algas? Pues, una vez más, por «su mayor contenido en DHA y EPA. A diferencia de la mayoría de los aceites vegetales, el de algas aporta directamente estos ácidos grasos esenciales en su forma activa, sin necesidad de conversión por el organismo».

Además, puede contener antioxidantes naturales que ayudan a proteger las grasas de la oxidación. Todo ello con un sabor neutro, muy lejos del olor y sabor característicos del pescado. Por eso puede utilizarse fácilmente en preparaciones dulces o saladas.

Finalmente, es una alternativa sostenible dado que se obtiene de microalgas cultivadas, sin impacto sobre los ecosistemas marinos, a diferencia del aceite de pescado.

Cuida de tu corazón y tu cerebro

Pero si hay un motivo de peso para darle una oportunidad al aceite de algas, son sus muchos beneficios para a la salud. Por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, «Contribuye a reducir los niveles de triglicéridos, ayudar a mantener una presión arterial saludable, y favorecer un perfil lipídico más equilibrado. Es decir, mayores niveles de colesterol HDL y menores de LDL oxidado», apunta la nutricionista.

Pero no es sólo el corazón. El aceite de algas también es muy bueno para el cerebro y las funciones cognitivas. No en vano, «el DHA es fundamental para la estructura y funcionamiento del cerebro. También puede mejorar la memoria, la concentración y el estado de ánimo, y se ha asociado a un menor riesgo de deterioro cognitivo asociado a la edad».

Se puede tomar en el embarazo

Asimismo, también potencia la salud visual. El DHA es un componente esencial de la retina y su consumo ayuda a mantener una buena función visual y prevenir daños asociados al envejecimiento.

También favorece el desarrollo cerebral y visual del feto y del lactante. Asimismo es una fuente segura de omega-3 para mujeres embarazadas o lactantes, sin riesgo de contaminantes marinos, como el mercurio o las dioxinas.

Reduce la inflamación

Un último efecto para la salud. Muy importante: tiene efecto antioxidante. Como apunta Belén Fontán, «los omega-3 ayudan a reducir la inflamación sistémica. Esto puede ser beneficioso en enfermedades inflamatorias crónicas, como artritis o síndrome metabólico».

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Cocinar sin riesgos

También es un gran aliado en la cocina por su buena estabilidad térmica. Algunos aceites de algas tienen un punto de humo relativamente alto, lo que permite su uso en cocciones moderadas sin degradar sus compuestos beneficiosos. «Cuando un aceite supera su punto de humo, se degrada y pierde parte de sus propiedades nutricionales y se generan sabores amargos o desagradables. Además, pueden formarse compuestos nocivos, como radicales libres o sustancias potencialmente tóxicas», explica. «Un aceite con un punto de humo o punto de humeo alto soportará mejor las temperaturas de cocción, como salteados, horneados o frituras ligeras. Siempre con una mayor mantendrá su estabilidad y calidad nutricional durante el calentamiento. De esta forma lograremos una cocina más segura y saludable, evitando la oxidación excesiva de las grasas».

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