He desayunado avena todos los días durante un mes y este ha sido el sorprendente resultado

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Hacer malabares para desayunar fuerte y sano y salir pronto de casa cada mañana siempre ha sido una constante en mi vida. Y si eres de los que va corriendo a todas partes sabrás bien de lo que te hablo y, como yo, más de un día habrás salido a toda prisa con el estómago vacío. Pero, tras descubrir cómo cambiaban mis mañanas las veces que no desayunaba frente a los que sí lo hacía, decidí buscar opciones rápidas y saludables que me facilitaran los desayunos. Fue aquí cuando descubrí la avena. Estos copos son súper fáciles de comer porque los puedes combinar con un sinfín de alimentos y, además, son una opción muy saludable gracias a todas las propiedades que contiene.

Por qué empecé a desayunar avena

Mi forma de probar la avena fue, probablemente, lo que me convenció desde el minuto uno. Me levanté una mañana y mi madre estaba cocinando tortitas de avena y plátano. ¿El resultado? El desayuno más fácil, delicioso y saludable que podía tener aquella mañana de sábado. Desde entonces, empecé a ver los copos de avena como ese ingrediente imprescindible que aligera mis mañanas y evita que salga de casa sin desayunar. Y es que, además de los grandes beneficios que me aporta, también encontré en ella una buena forma de hacerme desayunos un poco más originales (y huir del café y la tostada).

Cómo ha cambiado mi vida desde que desayuno avena

Me informé sobre la avena y descubrí todos sus beneficios: tiene muchas proteínas de alta calidad biológica, baja el colesterol y la presión sanguínea, es muy energética y, también, ideal para el estreñimiento. Así que, decidí empezar a desayunarla durante una semana seguida.

Podía mezclarla con diferentes alimentos por lo que la idea me parecía genial para ir variando cada mañana con mi desayuno. Lo que se convirtió en un plan de una semana se fue alargando a dos y así hasta llegar a desayunar avena todos los días.

Me la he preparado con tortitas de plátano (copiándole el truco a mi madre), pero también la he comido con yogurt y fresas, con galletas hechas con base de avena y manzana, o incluso en forma de smoothie mezclándola con más frutas.

Pero no sólo he ganado en rapidez y originalidad, gracias a la avena. Acostumbrarme a desayunar avena me ha ayudado a dejar de picar entre horas, ya que me sacia bastante y no empiezo a tener hambre hasta una hora antes de irme a comer. También me noto con más energía por las mañanas, y esto hace que tenga más ganas de hacer cosas y mi productividad aumente. Pero no sólo eso. La avena también me ha ayudado a sentirme menos hinchada y a regular mi tránsito intestinal.

Con qué alimentos puedes mezclar la avena

A mí me ha funcionado muy bien consumir avena en los desayunos. Sin embargo, estos copos de fibra los puedes incluir en las comidas incorporándola en los rebozados como sustituta de la harina. También es el ingrediente ideal en las cremas de verduras, ya que les aporta consistencia y cremosidad. Y, por si fueran pocas opciones, otra de mis favoritas es añadirla a la tortilla de patata tradicional: quedará más doradita y consistente.

Descubrir la avena, sus beneficios y sus grandes posibilidades de combinación, sin duda, ha sumado una manera más de conseguir una vida mucho más saludable y consciente. Ya no me voy de casa sin desayunar, no tardo tanto en pensar qué prepararme y me noto con mucha más energía que antes.

Además, a este plan de desayunar avena por las mañanas también se han sumado mis amigas. Desde el día que les pasé la imagen de las tortitas de plátano con avena y les conté lo fácil y rápido que había sido prepararlas, también decidieron apuntarse a desayunar avena. Esto es genial porque compartimos ideas sobre cómo combinarla y, a veces, también nos animamos a innovar y a mezclarla con ingredientes nuevos.