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Dos mujeres, de mediana edad, recogiendo genciana azul, una planta que activa la síntesis de colágeno.

La genciana azul, el edelweiss y la centella asiática, un trío de ingredientes naturales muy interesante para cuidar la piel a partir de la menopausia. Foto: cortesía de Weleda.

Menopausia

Así puedes compensar la pérdida de colágeno en la piel provocada por la menopausia

Durante los cinco años posteriores a la menopausia, la piel pierde un 30% de esta proteína, relacionada con su firmeza y luminosidad. La cosmética y la dieta son fundamentales para suavizar sus efectos.

Por Cristina Martín Frutos

22 de abril de 2024 / 17:00

La pérdida de colágeno no es algo exclusivo de la menopausia. A partir de los 25 años empieza a disminuir su producción, hasta perder un 1,5% del total antes de cumplir los 40. Sin embargo, lo que sí es cierto es que cuando la mujer entra en esta década el proceso se acelera de forma repentina. De hecho, los dermatólogos suelen referirse a que a partir de esa edad el colágeno disminuye a un ritmo del 1% cada año. Es más: según la Academia Americana de Dermatología  durante los cinco años posteriores a la llegada de la menopausia el porcentaje se dispara al 30% (tras eso, el declive se suaviza y se sitúa en el 2% anual).

No hace falta saber mucho sobre esta etapa vital para sospechar que el desencadenante son las hormonas… «La disminución de estrógenos tiene una afectación generalizada que, además de generar consecuencias a nivel cardiovascular y óseo, se notará en la piel», afirma la matrona y socióloga Charo Martín, especialista en cosmética natural de Weleda. Según la experta, esta reducción de las hormonas sexuales «provoca una disminución del grosor cutáneo, dado que se sintetiza menor cantidad de colágeno y, además, de peor calidad».

Cómo afecta la menopausia a la piel

Aunque es una vieja conocida, la pérdida de colágeno no es el único problema al que se enfrenta la piel a raíz de la menopausia. «Hay que sumar la falta de tono muscular y una menor calidad del flujo sanguíneo», añade Charo Martín. Otro aspecto importante es la pérdida de ácidos grasos.

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Como explica la experta, no solo bajan los niveles sino que «la distribución de los lípidos y proteínas cambia, acumulándose donde no queremos«. De este modo, la piel se afina aún más, se deshidrata y pierde la estructura de sostén. Por otro lado, «la regeneración celular se ralentiza durante esta etapa», detalla.

Un cóctel nada atractivo, especialmente a nivel cutáneo, que se traduce en flacidez y descolgamiento. Pero también en una tez seca, apagada, con manchas y arrugas marcadas. Además, debemos recordar que, si bien hay síntomas como los sofocos, que pueden disminuir con los años, hay otros, como la subida de la tensión arterial o los cambios cutáneos que no es tan sencillo revertir. En el caso de la piel, puede cambiar para siembre a seca o «presentar manchas, alteraciones capilares o hiperqueratosis«, apunta Charo Martín.

Poner barreras a la pérdida de colágeno

Pese a que todos los indicios apuntan a que la menopausia supone la puerta de entrada hacia el envejecimiento cutáneo, existen numerosas herramientas a nuestro alcance para poner barreras al proceso. «Lo ideal -aconseja Charo Martín- es ir haciendo ligeros cambios cuando nos adentremos en la perimenopausia, que, habitualmente, es a partir de los 40 años».

La experta de Weleda recomienda combinar nutrición interna y externa para que la piel se encuentre en la mejor forma posible. Entre las medidas más sencillas, adaptar la alimentación. «Conviene aumentar los hidratos de carbono de absorción lenta, como las verduras, recurrir a grasas saludables (aceite de oliva, aguacate, salmón…) y hacer un esfuerzo por incrementar moderadamente las proteínas de buena calidad», enumera la matrona.

Asimismo, es importante evitar los hábitos tóxicos como el tabaco, el alcohol, el sedentarismo y el exceso de pantallas. Pequeños gestos que, sin duda, serán de gran ayuda para el ansiado efecto «buena cara».

Una rutina cosmética adaptada a esta etapa

Si los hábitos repercuten en esa nutrición interna que mencionaba Charo Martín, la cosmética se encarga de la parte externa. «Desde luego no podemos olvidar de cuidar el rostro con rutinas que incluyan limpieza, hidratación y fotoprotección, además de nutrir la piel con colágeno e ingredientes  que ayuden a calmar y suavizar la piel y que la protejan de las posibles agresiones», sostiene la experta. Por estos motivos, resulta interesante elegir fórmulas adaptadas a este periodo de la vida de la mujer.

La nueva gama Redensificante de Weleda, aprovecha el poder de las flores alpinas para cuidar la piel de las mujeres alrededor de la menopausia./Foto: Cortesía de Weleda.

En este sentido, Weleda cuenta con la nueva gama Redensificante Genciana Azul & Edelweiss BIO, pensada especialmente para las mujeres que empiezan a notar los signos de la edad y quieren tratarlos de la forma más natural posible.

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Una solución natural y sostenible

El secreto de esta gama se encuentra en el complejo vegetal patentado que comparten todos sus productos: sérum, crema de día y de noche y contorno de ojos y labios. Se trata de una combinación única de tres plantas que ayuda a aumentar el contenido de colágeno de la piel en un 60% e inhibe su pérdida en un 50%. Su fórmula única, el complejo Collagen+ Active Complex 100%, cuenta con dos protagonistas, la genciana azul BIO y el edelweiss BIO, dos flores originarias de los Alpes suizos.

La primera rica en flavonoides, ayuda a estimular la regeneración celular. Mientras que la famosa flor de las nieves fortalece la función barrera y protege la piel de la acción de los radicales libres. El trío se completa con centella asiática, de efecto antiflamatorio y reparador y que ayuda a estimular la producción de colágeno.

Además de su efecto sobre la piel -que se nota más suave, lisa, tersa y unificada-, la línea, como el resto de los productos de Weleda, destaca por su compromiso con la sostenibilidad. Son fórmulas 100% naturales, con gran presencia de materias primas bio certificadas (80%), que se obtienen respetando a las personas y a la biodiversidad. Por último, sus tarros son de vidrio reciclado y reciclables hasta donde tu imaginación lo permita.

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