
Los dentífricos probióticos mejoran la salud bucodental al contribuir al equilibrio del microbioma oral. FOTO: Freepik.
Cuerpo
Todo lo que tienes que saber sobre los dentífricos probióticos: eliminan el mal aliento, previenen las caries y cuidan tus encías
Promueven el crecimiento de las bacterias beneficiosas que habitan en la cavidad oral e inhiben la actividad de los patógenos, por lo que reducen el riesgo de problemas bucodentales.
Por Marcos López
05 DE JUNIO DE 2025 / 14:02
Hay que lavarse los dientes después de cada comida o, cuando menos, tres veces al día. Y para un cepillado más eficiente, mejor no conformarse con un dentífrico convencional, sino optar por uno con efecto probiótico.
Laura González, odontóloga en We Clínica Dental de Madrid, explica que «los dentífricos probióticos contribuyen al equilibrio del microbioma oral y, por tanto, a una mejor salud bucodental. No en vano, estos dentífricos reducen el riesgo de distintos problemas dentales causados por las bacterias patógenas, como es el caso entre otros de las caries, del mal aliento o de la periodontitis».


Los dentífricos probióticos cuidan de tu microbiota oral
Todo el mundo ha oído hablar de la microbiota intestinal. No tanto de la oral. De las bacterias que habitan en dientes y muelas y que, entre otras funciones, ayudan a la descomposición inicial de los alimentos para su mejor digestión y a que la saliva mantenga un pH adecuado. Y aquí los probióticos funcionan exactamente igual que en el intestino: contienen microorganismos vivos beneficiosos para la salud, en este caso bucal. Ayudando a mantener una flora sana y equilibrada al promover el crecimiento de las bacterias buenas.
Pero no todos los microorganismos que campan por la boca son beneficiosos. También los hay que provocan halitosis o, peor aún, enfermedades como la periodontitis. La temida, y muy peligrosa, enfermedad de las encías. Y aquí, los dentífricos probióticos tienen mucho que decir: inhiben tanto su actividad como su crecimiento. Ya sea eliminando el mal aliento –como ha demostrado la Universidad de Ciencias Médicas de Jiroft–, o reduciendo la inflamación crónica –como ha observado el Instituto de Educación e Investigación Datta Meghe en Wardha–.
Mejor un dentífrico probiótico con flúor
No es sólo el efecto probiótico. Estas novedosas pastas de dientes también aportan todos los beneficios de los dentífricos convencionales. Pero algunas no contienen uno de sus ingredientes tradicionales, el flúor, que juega un papel muy importante tanto en la limpieza dental como en la prevención de las caries al fortalecer el esmalte dental.
Tal es así que «siempre es recomendable optar por aquellas formulaciones que, además de probióticos, contengan flúor», apunta la experta, a la vez que puntualiza que «si bien hay quien aboga por utilizar pastas de dientes sin flúor dado que puede resultar tóxico, esta presunta toxicidad sólo aparece en caso de que se ingieran cantidades ingentes de dentífrico».
Los dentífricos probióticos no afectan a la microbiota intestinal
Evidentemente, una vez cumplida su función, el destino de la pasta de dientes es viajar por el desagüe. Contenga o no flúor. Para lo que, concluido el cepillado, hay que enjuagarse bien y evitar que el dentífrico sea deglutido y llegue hasta el intestino. Aunque, llegado el caso, no pasaría nada. Pues como refiere Laura González, «los probióticos que se encuentran en los dentífricos son completamente seguros y no alteran de ninguna manera la composición de la microbiota intestinal».
No dejes de ir al dentista
En definitiva, dado que hay que lavarse los dientes, mejor hacerlo con un dentífrico probiótico. Y no olvidarse nunca de complementar este cepillado con un colutorio e hilo dental, así como con el raspado de la lengua. Pero incluso así no es suficiente. Aunque padezcas odontofobia, tienes que acudir a la consulta del dentista una vez cada seis meses o, como poco, una vez al año. Una visita necesaria en la que, destaca Laura González, «además de realizar una revisión completa, se eliminará la placa bacteriana que se ha acumulado en los dientes, la línea gingival y los espacios interdentales».
Recuerda: más vale prevenir que curar, y «nunca hay que esperar a que aparezca un problema de salud bucodental que te cause dolor», concluye la especialista.
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