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No hay ninguna cantidad de alcohol, por mínima que sea, cuyo consumo sea seguro. FOTO: Freepik.

Cuerpo

El declive empieza antes de lo que imaginas: a partir de los 36 años

No hay que esperar a la tercera o la cuarta edad para ver el impacto que los malos hábitos tienen sobre la salud. El daño es ya patente a una edad tan temprana como los 36 años.

Por Marcos López

10 DE JUNIO DE 2025 / 14:18

Muchos queremos vivir una vida larga y feliz. Un objetivo para cuyo logro no queda otra que cuidarse. Comer bien, hacer ejercicio y evitar todos aquellos hábitos que, poco o nada saludables, atentan contra el organismo. Como ocurre con el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y, sobre todo, el tabaquismo. El doctor Fernando José García, del Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid (SUMMA 112), explica que «los malos hábitos siempre acaban cobrándose un peaje sobre la salud. Y si bien se pensaba que, por lo general, había que esperar un tiempo considerable para ver sus efectos nocivos, un estudio acaba de mostrar que su impacto tiene lugar a una edad tan temprana como los 36 años».

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Seguir malos hábitos siempre tiene malas consecuencias

La juventud es una época en la que muchas personas se sienten físicamente invulnerables. Razón por la que nadie se preocupa demasiado por los efectos que los hábitos poco saludables tendrán sobre el cuerpo en el futuro.

Sin embargo, no hay que esperar a la tercera o la cuarta edad, tan lejanas cuando se vive en la veintena, para ver sus nefastas consecuencias. Como muestra un estudio reciente, publicado por la Universidad de Jyväskylä, el deterioro de la salud asociada a la falta de ejercicio físico, la ingesta de alcohol y/o el consumo de tabaco ya es notorio cuando se inicia la mediana edad. Y como alerta el doctor García, «cuanto mayor sea el tiempo que se han mantenido estos malos hábitos, más pronunciado será su impacto negativo sobre el organismo».

‘Mens sana in corpore sano’

En el estudio, los investigadores analizaron las consecuencias sobre la salud tanto física como mental de los malos hábitos en un grupo de ciudadanos finlandeses nacidos en 1959. Y para ello, evaluaron la presencia de síntomas de depresión y de factores de riesgo metabólicos, así como su bienestar emocional y su estado de salud física general, en cinco momentos puntuales de su vida: a la edad de 26 años, de 36, de 42, de 50 y de 61.

Los resultados constataron que las personas que no hacían ejercicio, bebían demasiado o fumaban tenían una peor salud física y mental. Más aún cuando combinaban estos tres malos hábitos. Lo que lejos de resultar una novedad, resultaba completamente esperable.

El daño es más inmediato de lo que se creía

Pero el estudio guardaba una sorpresa: la edad tan temprana a la que el menoscabo de la salud era ya patente. Cumplidos los 36, ser sedentario, beber mucho y fumar se asoció a un mayor riesgo de depresión, a un menor bienestar psicológico y a un incremento de los factores de riesgo metabólicos. Hasta el punto de que, refiere el experto, «comparados frente a los que no tenían estos hábitos tan poco saludables, aquellos que eran sedentarios, bebedores y fumadores consideraban que su estado de salud general era un 45% peor. ¡Con sólo 36 años!».

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Nunca es tarde para cuidarse

No se trata de hacer un ranking de cuál de estos tres hábitos es peor. Todos son malos. Según el estudio, las personas sedentarias eran las que presentaban el peor estado de salud general. Las fumadoras eran las que tenían el menor bienestar psicológico. Y las que tomaban alcohol en demasía veían mermados todos los parámetros de salud. No en vano, recuerda el doctor García, «no hay ninguna cantidad de alcohol, por mínima que sea, cuyo consumo pueda considerarse seguro».

En definitiva, no hay que adoptar ninguno de estos malos hábitos y, llegado el caso, dejarlos tan pronto como sea posible. De forma radical. Pues de continuarlos en la mediana edad o más allá, el deterioro de la salud será aún mayor. Dicho de otro modo, «cuanto más larga sea la exposición, mayores serán los riesgos para el bienestar físico y mental. Además, la dificultad de modificar estas conductas tan dañinas se incrementa, y mucho, cuando se convierten en un hábito», destaca el experto antes de concluir que «nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse».

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