
La respiración puede ayudarte a calmar el estrés y a facilitar la digestión. FOTO: Wildfox.
Cuando el aire manda en la mesa
Respirar para digerir: el gesto mínimo que evita hinchazón y pesadez
No es solo lo que comes: cómo respiras antes, durante y después de la comida decide si terminas ligera o con el estómago en pie de guerra
Por María Corisco
29 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:06
En nuestro cuerpo todo tiene alguna relación y respiración y digestión no son un hecho excepcional. Te has acostumbrado a que lo normal sea sentirte hinchada después de comer. A que esa pesadez que arrastras tras una comida copiosa te parezca inevitable. Pero tu cuerpo lleva tiempo tratando de decirte que algo no va bien. Y no se trata solo de lo que comes, sino de cómo lo haces. Lo que no sabías es que la forma como respiras antes, durante o después de una comida puede marcar la diferencia entre una digestión ligera o un malestar digestivo recurrente. Lo mejor es que puedes empezar a cambiarlo hoy mismo.
Una de las señales que ignoras – y que puede estropearlo todo – es la de la saciedad. “Uno de los problemas es que no escuchamos la señal de saciedad de nuestro cuerpo”, advierte Sol de la Torre, experta en respiración funcional y autora de Respira y sana (Ed. La Esfera de los Libros). “Seguimos comiendo, aún sin tener hambre, simplemente por inercia. Ese exceso que ingerimos sobra y nos hace daño: pesadez, hinchazón, problemas gastrointestinales en general… Y ya puedes dar por hecho que la digestión no va a ser óptima ni eficiente”.
Cuando comes de más, tus órganos se ven obligados a trabajar en exceso. Y eso no solo afecta al sistema digestivo, también la respiración lo acusa: “A esa sensación de pesadez se le sumará casi con toda seguridad la hiperventilación. Este estado provocará que el sistema respiratorio tenga que hacer un trabajo extra y todas las fases de la respiración se verán alteradas”.


Comer con prisas no trae nada bueno
Todo esto ocurre mientras tu sistema nervioso autónomo se pone manos a la obra. “La rama parasimpática se activa de forma natural en cuanto te cae comida en el estómago: su mayor afán es ayudarte a hacer una buena digestión”, explica la experta. Pero ese mecanismo se ve bloqueado si llegas a la mesa estresada o agitada. “Tu estrés, el cortisol y el sistema simpático están tan disparados que por mucho que se esfuerce tu organismo, tu digestión no será ni medianamente decente”, añade.
Ahí es donde la respiración se convierte en una aliada silenciosa. Respirar correctamente puede mejorar síntomas tan comunes como gases, reflujo o hinchazón, que muchas veces no provienen tanto de lo que has comido, sino de tu estado cuando lo has hecho. “Una respiración correcta ayuda a devolver el equilibrio al sistema nervioso autónomo”, recuerda Sol de la Torre.
Si respiras mal, digieres peor
A menudo no le das importancia a cómo respiras, pero deberías, asegura la especialista: “La respiración es la base de todo. Si no respiras de modo correcto, te ahogarás al mínimo esfuerzo. Y si tu respiración no es adecuada cuando ingieres alimentos, la digestión tampoco lo será. Todo está conectado”.
Aunque no puedas controlar directamente tu digestión, sí puedes influir sobre el sistema nervioso que la regula. Y esa llave mágica es la cadencia de la respiración. “La respiración es la directora de orquesta del sistema nervioso autónomo: según cómo respiras, la comida te caerá muy bien… o fatal”, afirma.
Incluso, en la intimidad
No hace falta seguir un ritual antes de sentarte a la mesa y mucho menos pedir a otros comensales a que esperen mientras tú reseteas tu estrés. Puedes aplicar técnicas de respiración antes de comer, incluso si estás rodeada de otras personas. “La respiración es un acto íntimo y privado. Que estés con gente no puede impedirte hacer el ejercicio que te vendrá bien si quieres contrarrestar el estrés antes de comer”, recuerda Sol de la Torre.
Y, si no has tenido tiempo o espacio para hacerlo antes de sentarte a la mesa, aún estás a tiempo. “Puedes hacerlo también después de haber comido para facilitar una digestión óptima. Se trata de que hagas una respiración antes de la comida para contrarrestar el estrés, o una después para asimilar bien el alimento”.
Ejercicio de respiración para mejorar la digestión
Este sencillo gesto de apenas dos minutos que propone Sol de la Torre puede cambiar por completo cómo digieres, cómo te sientes y cómo te relacionas con tu cuerpo. Porque cuando respiras con conciencia, no solo estás llenando tus pulmones de aire, también estás dándole a tu sistema nervioso la señal que necesita para relajarse. Y, cuando tu cuerpo está relajado, tu digestión puede hacer su trabajo.
Cuándo practicarlo. Antes de comer (si llegas con estrés) o después (si la comida ha sido copiosa o te sientes hinchada).
Posición. Sentada a la mesa, con la espalda recta. Asegúrate de dejar espacio al diafragma para que pueda expandirse con facilidad.
Empieza suave
- Inhala durante 2 segundos
- Exhala durante 4 segundos
Progresión
- Si te sientes cómoda, sube a 3 segundos de inhalación y 6 de exhalación
- Nunca excedas los 4 segundos de inhalación y los 8 de exhalación
Realiza entre 8 y 10 rondas. Asegúrate de que la respiración sea lenta, silenciosa, suave y diafragmática (el abdomen debe moverse, no el pecho).
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