
Los genes marcan la pauta de la menopausia y algunos de sus síntomas. Pero será tu estilo de vida el que dicte las reglas de tu menopausia, sin tener en cuenta cómo fue la de tu madre. FOTO: Unsplash.
NO TODO ESTÁ ESCRITO EN LOS GENES
Saber cómo fue la menopausia de tu madre da pistas, pero es probable que no se parezca a la tuya
El alcance de la herencia materna es limitado. Puede señalar la edad de la última regla, pero la alimentación, el ejercicio o el estrés tienen, según los últimos estudios científicos, la última palabra.
9 DE DICIEMBRE DE 2025 / 17:00
Puede que te hayan repetido muchas veces que eres igualita que tu madre. Tienes su mismo pelo. Sus ojos. Hablas como ella. Has heredado su miopía y también, sus migrañas. Sin embargo, para bien y para mal, la ciencia está cada vez más convencida de que no todo está escrito en nuestros genes. Un caso muy claro es el relacionado con la salud hormonal. Si pensabas que la menopausia de tu madre podía marcar los pasos de la tuya, estabas, de nuevo para bien o para mal, equivocada…
En realidad, hasta no hace mucho tiempo esta idea se admitía como totalmente válida. O, al menos, se daba por hecho que muchos aspectos de nuestra salud, también los que tienen que ver con la menopausia, se transmitían por herencia. Que tu madre había vivido el fin de la menstruación sin darse cuenta, estabas de enhorabuena. Que la recordabas pegada a un abanico… La cosa no pintaba tan bien. Sin embargo, algo está cambiando. «Tradicionalmente se estimaba que la genética explicaba hasta un 20% de los síntomas y características de la menopausia, pero los estudios más recientes —especialmente en EE UU— han reducido esta cifra al 7–10%», afirma el doctor Alexandre Olmos, autor de Activa tus genes (ed. Montena).
El nuevo enfoque de la epigenética
El doctor Olmos estima que el 90% de la menopausia viene marcada por factores externos: estilo de vida, factores medioambientales, expresiones de genes inesperadas… Es lo que se conoce como epigenética. En otras palabras, todos los cambios que experimentan los genes que no vienen marcados por el ADN. «Así es: la genética importa, pero no dicta la experiencia. El cómo vivimos pesa muchísimo más«, corrobora el médico internista. La ciencia no ha llegado a esta conclusión de la noche a la mañana. Esta nueva perspectiva tiene que ver con diversos avances clave. «Como los relojes epigenéticos que muestran que el envejecimiento depende mucho más del estilo de vida que del ADN», explica.
También los conocimientos sobre microbiota y el estroboloma; el impacto de los tóxicos y disruptores endocrinos sobre la salud hormonal; o los estudios que prueban que el estrés, el sueño, la inflamación y la actividad física explican mucha más variabilidad de síntomas que los genes heredados. Dicho todo esto, ¿tiene sentido investigar cómo fue la menopausia de tu madre?
Recabar pistas, pero no evidencias
Para este especialista «la menopausia de tu madre puede darte algunas pistas orientativas, pero no determina tu experiencia. La edad de llegada y la cascada de síntomas (sofocos, alteraciones del ánimo, insomnio, cambios metabólicos…) tienen un componente genético, sí, pero es limitado». En este peculiar legado puede estar escrito cómo será tu función ovárica, tu reserva folicular o la respuesta a los estrógenos, ya que todos ellos se transmiten principalmente por esta vía.
Algo que la mujer suele heredar es la edad en la que dejará de tener regla. «Muchos estudios han estimado heredabilidades importantes: atribuyen entre el 40 y el 60% de la llegada de este momento a la genética«, señala Mª Ángeles de Broto, fundadora y directora de Investigación y Desarrollo de BrudyLab. «Eso quiere decir —añade— que la edad de la madre es un buen predictor, por ejemplo, de una menopausia temprana, pero no es determinante».
¿Y la familia de mi padre importa?
Solemos relacionar la menopausia materna con la nuestra propia. Quizá por un mero hecho de género. Pero, como apunta de Broto, «es poligénica. Es decir, muchas variantes genéticas (heredadas de ambos progenitores) suman efecto; además hay variantes raras o mutaciones que también pueden influir». Según el doctor Alexandre Olmos, por parte del padre pueden llegar «a variantes genéticas que afectan al metabolismo, a la inflamación, a la regulación hormonal o al sistema nervioso, y todos estos factores también condicionan cómo se vive la menopausia. Su impacto es más indirecto, pero existe y puede modular tanto la edad de llegada como la intensidad de los síntomas»
Aun así, esta base heredada, ya sea materna o paterna, queda en muchos casos superada por factores epigenéticos y de estilo de vida, que son los que realmente determinan cómo se expresa esa herencia.
Lo que comes influye más que la menopausia de tu madre
Al hablar de estilo de vida, existen numerosas variables que influyen sobre cómo transitará la mujer en esta etapa. El doctor subraya la alimentación («especialmente la calidad de los fitoquímicos, la inflamación y la respuesta a la glucosa»); la exposición a tóxicos y disruptores endocrinos; la gestión del estrés; el ejercicio, sobre todo el de fuerza, y la calidad del sueño. Entre los más influyentes, la directora de BrudyLab se queda con el tabaquismo, «muy asociado con menopausias más tempranas» y la nutrición.
Sobre todos estos aspectos existe evidencia de que llegan a intensificar la recurrencia de los sofocos y los cambios de humor; la fatiga; el riesgo cardiovascular y de osteoporosis y, por último, el aumento de grasa abdominal. Como resume el médico, «la epigenética no cambia el hecho biológico de la menopausia, pero sí cómo la vive cada mujer y la intensidad de sus síntomas.
El futuro: cambiar el estilo de vida para cambiar la menopausia
Además de un cambio de enfoque, el hecho de que la genética pierda peso al hablar de salud hormonal abre otra vía. La que tiene que ver con alterar algunos hábitos para, por ejemplo, retrasar la llegada de la menopausia. Lo cierto es que, por el momento, esto tiene más de ciencia-ficción que de ciencia. Aunque se están llevando a cabo investigaciones, el doctor Olmos recuerda que «podemos modular cómo se vive la menopausia, pero no cambiar de forma radical la edad en la que llega, ya que sigue teniendo un componente biológico relativamente estable».
Ahora bien, no fumar, hacer ejercicio, dormir mejor y comer bien puede tener un impacto enorme en la sintomatología o, al menos, en que sea más llevadera. «Es razonable presentarlas como medidas que pueden modular la trayectoria, pero sin hacer promesas exageradas», advierte de Broto. Quien recuerda algo que todas las mujeres deberían tener en cuenta. No es cuestión de que la epigenética pese más que la genética, o viceversa. «Sino de integrar genética, epigenética y ambiente». Ahí sí, hay capacidad de mejora.
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