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Hay ciertos hábitos en la perimenopausia que te ayudarána a mejorar tu calidad de vida./ Foto: Pexels.

Perimenopausia

Todo lo que puedes hacer en la perimenopausia para llegar preparada a la siguiente etapa

Tomarse en serio los años de transición a la menopausia, con hábitos saludables y de la mano del consejo médico, puede ser clave para que el organismo se adapte mejor a los cambios hormonales venideros

Por Cristina Martín Frutos

29 DE ABRIL DE 2024 / 17:50

Ahora que, afortunadamente, la palabra menopausia se escucha alto y claro cada vez en más espacios, un nuevo término reclama nuestra atención. Perimenopausia. “Se puede definir como un periodo de transición entre la edad fértil de la mujer y la menopausia como tal, teniendo en cuenta que a esta etapa se llega tras un año sin reglas”, explica la doctora Natalia Gennaro, fundadora y directora de la Primera Unidad de Alta Resolución Diagnóstica y Cirugía Robótica de Precisión en Suelo Pélvico en Hospital HLA Universitario Moncloa, perteneciente al grupo ASISA.

De hecho, la ginecóloga reconoce que anima a sus pacientes a pensar en esta etapa y conocer todo lo que implica. En su opinión, tener una idea certera de lo que supone es la mejor manera de prepararse para los cambios que va a ir experimentando el organismo. En definitiva, empezar a cuidarse en la perimenopausia es una inversión a corto y largo plazo. “Por un lado, los síntomas que pueden ir apareciendo, mejoran y, por otro, es una cuestión de cuidar nuestra salud”, añade.

Una larga antesala a la menopausia

Aunque puede ser variable según cada caso, la doctora Gennaro señala que “esta etapa de transición dura unos 15 años”. Es decir, suele empezar a los 35, edad en la que empiezan a aparecer cambios hormonales y algunos síntomas, pero siempre de manera gradual. Hasta alcanzar su punto álgido un par de años antes de instalarse la menopausia. Para detectar las alteraciones en las hormonas solo se puede recurrir a un análisis específico.

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“En 2007 se describieron los diferentes estadios del ovario, por tanto, conocer el perfil hormonal nos ayuda a interpretar dónde se sitúa la paciente y, por tanto, inferir cómo será su progresión”, sostiene. El patrón más habitual que se encuentra en la premenopausia consiste en niveles bajos de progesterona y testosterona y un patrón variable de estrógenos. “Esto supone que a veces puede ser muy bajo, otras normal o darse episodios en los que se dispara”, aclara la ginecóloga, que participó en el encuentro ASISA WeLife Menopausia.

Los síntomas más frecuentes de la perimenopausia

Una vez que comienzan los altibajos hormonales, se desencadena la cascada de síntomas. “Si sabemos que el 33% del genoma femenino está integrado con hormonas, es fácil entender que, cuando estas fallan, suben o bajan, se altera el normal funcionamiento de los órganos donde ellas actúan”, detalla la experta.

Así, cuando las mujeres se acercan a los 40 pueden empezar a notar algunos síntomas a los que no siempre prestan demasiada atención.

Según Natalia Gennaro los más típicos son la fatiga, la ansiedad y mayor sensación de estrés. “El problema es que muchas lo ven normal porque coincide con épocas muy intensas para ellas relacionadas con crecimiento profesional; a veces, hijos; mucha vida social…” Además, pueden empezar a aparecer cambios corporales como incremento de grasa, pérdida de masa ósea y muscular, falta de concentración, hipertensión y algunos pequeños desajustes en la menstruación (sangrados más cortos o más intensos, variación del ciclo, etc.).

Un acelerador del envejecimiento

Otro aspecto que puede sorprender bastante es que “el descenso de hormonas incrementa la velocidad de envejecimiento entre tres y cinco veces”, apunta la doctora Gennaro, que también es experta en medicina anti-aging.

La razón es que la bajada de sus niveles, especialmente de los estrógenos, aumenta la inflamación de bajo grado. A su vez este proceso es uno de los factores más importantes que conduce a todas las enfermedades que se relacionan con la menopausia: osteoporosis, sarcopenia, diabetes, demencia, obesidad…“La teoría de la pleitropía antagónica explica este círculo vicioso. Sostiene que los mismos genes que con un nivel normal nos mantienen sanos y fantásticos, son los que se desactivarán o activarán para generar patologías cuando las hormonas disminuyen”, ilustra la experta.

¿Terapia hormonal en la perimenopausia?

El planteamiento que destaca la doctora Gennaro resulta también interesante porque da sentido al tratamiento hormonal. Posicionándolo como una herramienta para mantener la salud. “No hace falta esperar a que se instaure la menopausia. Se puede prescribir progesterona, por ejemplo, y mejorarán mucho los problemas de insomnio y los despertares”, afirma.

Del mismo modo, el médico puede recetar testosterona en esta etapa o, incluso, estrógenos si se sabe que sus niveles están bajos. “Son pequeñas intervenciones que van a conseguir que durante la perimenopausia se tenga una mejor calidad de vida”, asegura la ginecóloga.

Adaptar la alimentación a esta etapa

Pero ni todo el mundo necesita terapia hormonal ni todo el mundo puede recibirla. Lo que sí puede -y debe- hacer cualquier mujer es instaurar unos hábitos de vida saludables. Tanto es así que la doctora lo primero que prescribe a sus pacientes es adaptar su dieta a este momento y practicar ejercicio.

En lo referente a la comida, “habría que disminuir entre 300 y 500 calorías por día para no aumentar de peso”, expone Gennaro. Conocer bien los alimentos ayuda bastante. Por ejemplo, la doctora recomienda limitar la ingesta de azúcar (“incluso recomiendo que no consuman tanta fruta”) ya que, en sus palabras, “con la perimenopausia empezamos a ser como pequeños diabéticos”. Y, por supuesto, evitar el alcohol.

Otros consejos: incluir alimentos antinflamatorios y comer muchos vegetales (unos 400 gramos de vegetales verdes por día). También es fundamental beber agua, ya que con la pérdida de hormonas se reduce la sensación de sed. ¿Cómo mínimo? 30 mililitros de agua por kilo de peso y día. Es decir, para una mujer de 60 kilos, serían 1,8 litros. Con respecto a la actividad física, lo ideal es practicar dos horas de ejercicios de fuerza o funcional a la semana y que sea progresivo. Acudir al gimnasio pone el objetivo más fácil.

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Suplementación sí, pero prescrita

Además de cuidar la dieta, en esta etapa puede resultar interesante la suplementación. Según la doctora Gennaro, “la vitamina D, el magnesio, los omegas y los antioxidantes suelen ser los más comunes y adecuados”. Pero, advierte, que siempre han de ser prescritos por un profesional. Y aporta un dato: existe un 70% de diferencia de eficacia entre si es automedicación o guiado por un experto.

Por tanto, resulta fundamental visitar al médico cuando la perimenopausia empieza a dar la cara. La ginecóloga anima a las mujeres que noten cualquier pequeño síntoma a buscar ayuda. “Es importante tener la mente abierta.

Además, si no encuentras una respuesta, seguir buscando porque cada día hay más profesionales actualizados”, añade. La diferencia entre prepararse y no durante esta etapa de transición puede marcar la diferencia en el futuro. “La esperanza de vida actualmente se encuentra en los 85 años, pero la expectativa de vida saludable está en los 65… Si nos empezamos a cuidar con previsión, nuestro cuerpo lo agradecerá infinito”, concluye.

 

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