El sistema glinfático juega un papel crucial en el envejecimiento neuronal. FOTO: Freepik.
CUERPO
Esta red de drenaje del cerebro es la clave para mejorar la memoria: así funciona el sistema glinfático
Tan solo hace 12 años que se conoce esta red de drenaje del cerebro, que ayuda a eliminar los productos de desecho y es clave para prevenir el daño neuronal propio del envejecimiento.
Por María Corisco
13 DE MAYO DE 2025 / 13:56
Seguro que, cuando estudiabas ciencias naturales en el colegio, aprendiste el funcionamiento de los sistemas circulatorio, respiratorio, digestivo… Pero, a menos que te hayas acercado recientemente a la biología, es fácil que no hayas oído hablar del sistema glinfático. Se trata de una red de drenaje del cerebro, descubierta hace poco tiempo, y de la que hoy se sabe que juega un papel crucial en el envejecimiento.
Su descubrimiento se lo debemos a Maiken Nedergaard, neurocientífica de la Universidad de Rochester, quien en 2012 identificó esta red y comprobó cómo desempeña «un papel esencial en la limpieza de desechos metabólicos del cerebro relacionados con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer«.
Habla de desechos metabólicos, y ahí está precisamente la clave: al igual que cualquier otro órgano, también el cerebro tiene un metabolismo activo. Este proceso genera residuos, incluidos productos de proteínas y otros compuestos, que ya no tienen utilidad y son potencialmente dañinos. Por eso deben eliminarse eficientemente para mantener la salud cerebral y prevenir el daño neuronal.
Relación del sistema glinfático con el envejecimiento
Con el envejecimiento, la eficiencia del sistema glinfático disminuye, lo que afecta su capacidad para eliminar desechos del cerebro. Algunos factores clave en este deterioro incluyen:
- Reducción del sueño profundo: el sueño de ondas lentas, fundamental para la actividad glinfática, tiende a ser menos frecuente y reparador en personas mayores.
- Endurecimiento de los vasos sanguíneos: la rigidez vascular afecta el flujo del líquido cefalorraquídeo, limitando su intercambio con el líquido intersticial.
- Pérdida de función astrocítica: los astrocitos, que forman parte de los canales glinfáticos, también muestran una reducción en su actividad funcional con la edad.
Todo esto tiene consecuencias negativas en el envejecimiento cerebral:
Se acumulan los desechos: la acumulación de proteínas beta-amiloide y tau está directamente relacionada con el desarrollo de demencia y otros trastornos cognitivos.
Aumenta la inflamación: la presencia de desechos estimula una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado, que puede acelerar el daño neuronal.
Favorece el estrés oxidativo: los desechos metabólicos no eliminados generan estrés oxidativo, un factor clave en el envejecimiento cerebral.
El impacto del sueño
Las investigaciones han demostrado que el sistema glinfático funciona principalmente durante el sueño. Es en ese momento cuando las células cerebrales se «encogen» ligeramente, permitiendo que el líquido cefalorraquídeo fluya más fácilmente entre ellas y elimine estas proteínas y otros metabolitos. Esta limpieza es esencial para evitar la acumulación de sustancias tóxicas que pueden desencadenar procesos inflamatorios y neurodegenerativos.
Otro trabajo de la Southern Medical Association apunta que «la falta de sueño o la restricción crónica de este pueden aumentar la acumulación de proteínas tóxicas en el cerebro, exacerbando el desequilibrio entre producción y eliminación de estas sustancias».
Toda la evidencia señala que, dado que el sistema glinfático es más activo durante el sueño especialmente en la fase de ondas lentas, el descanso reparador es crucial para su funcionamiento óptimo. También se ha relacionado con el envejecimiento, ya que su eficiencia disminuye con el paso del tiempo, contribuyendo así a la acumulación de desechos y al desarrollo de enfermedades neurológicas. Este descubrimiento abre nuevas posibilidades en el tratamiento de estas patologías, al entender mejor los mecanismos de limpieza cerebral.
Cómo afectan tus hábitos de vida
Pero no es sólo el sueño de calidad. El estudio del sistema glinfático está corroborando también cómo otros hábitos de vida pueden contribuir a mantenerlo en óptimas condiciones y mitigar los efectos del envejecimiento. En este sentido, un artículo de revisión publicado en Frontiers in Neurology detalla cómo factores como la posición al dormir, el consumo de alcohol, el ejercicio físico, los ácidos grasos omega-3, el ayuno intermitente y el estrés crónico pueden influir en la función de esta red cerebral.
Ejercicio físico y movimiento
El ejercicio regular puede promover la circulación del líquido cefalorraquídeo (LCR) al estimular las pulsaciones arteriales, un motor clave para el flujo glinfático. En modelos animales, el ejercicio ha demostrado mejorar la eliminación de desechos del cerebro, lo que puede reducir el riesgo de acumulación de proteínas asociadas con enfermedades como el Alzheimer.
Hidratación adecuada
La hidratación óptima es fundamental, ya que la formación y el flujo del LCR dependen de un equilibrio hídrico adecuado. La deshidratación puede dificultar la eliminación de toxinas del cerebro.
Control del estrés
El estrés crónico puede alterar la regulación del sistema nervioso autónomo, lo que afecta negativamente la contracción de los vasos linfáticos cervicales y, en consecuencia, la eliminación de desechos del cerebro.
Dieta saludable
Una dieta rica en antioxidantes y baja en grasas saturadas y azúcares refinados podría ayudar a reducir la inflamación, que interfiere con el funcionamiento del sistema glinfático. La inflamación crónica también está vinculada con un envejecimiento acelerado y una mayor vulnerabilidad a enfermedades neurodegenerativas.