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No se trata de hacer dietas, sino de comer de manera consciente./ Imagen: Pexels.
MERCEDES-BENZ WELIFE TOUR
¿Comes a escondidas o siempre deprisa? ¿Escuchas a tu estómago o utilizas la comida como escape emocional? Cómo comes habla de cómo te tratas. Desaprende, escucha tu cuerpo y olvídate de la perfección.
Por Sara Trueba
16 DE NOVIEMBRE DE 2023 / 14:23
Comemos rápido, contamos calorías, nos atiborramos a chocolate para desquitarnos de un mal día y hemos abandonado cualquier idea que relacione la hora de comer con la escucha del cuerpo. Para la psicóloga experta en alimentación consciente, Itziar Digón, «la relación que tenemos con la comida es el mejor termómetro para valorar cuánto de exigentes somos con nosotros mismos». En la comida volcamos emociones como la culpa, el estrés y la ansiedad en lugar de aproximarnos a la acción de alimentarnos como algo necesario para obtener la gasolina que nos permitirá estar nutridos y con energía para seguir la marcha.
La experta, que participará en el Mercedes-Benz WeLife Tour de Valencia el próximo 18 de noviembre con la charla ¿Vives para comer o comes para vivir?, nos ayuda a desgranar las razones por las que nuestra relación con la comida podría no ser la ideal, lo que lleva a sufrir, en ocasiones, hambre emocional.
La experta insiste en una idea: «Tener una relación sana con la comida no es comer perfecto. Decir que comes sano tampoco obliga a la perfección. Eso es imposible». Sin embargo, basta con prestar atención a la hora de comer, escuchar las señales de tu cuerpo, y no tanto las de tu mente, para ligar la hora de la comida a una palabra clave: consciencia. «Relacionarse bien con la comida es en realidad algo sencillo de explicar y tiene que ver con estar atentos, no tanto a lo que comemos, sino a cómo lo hacemos«, define.
La psicóloga habla de alimentación consciente como pilar fundamental sobre el que se vertebra todo lo demás. «Comer consiente significa parar y dejar de comer con el piloto automático, por trámite, deprisa, a escondidas y con culpa, sin contar calorías y con apetito… Comer consciente también consiste en desligar la hora de comer a estados emocionales.»
A partir de ahí, Itziar Digón considera la necesidad de parar y hacerse una serie de preguntas. Ella lo llama el test de la alimentación consciente, y se las formula a todos sus pacientes, pero podemos autoevaluarnos con algunos ejemplos:
Como hemos visto, no es necesario irse a los extremos para tener una mala relación con la comida. Sin embargo, el mundo de las emociones a menudo se enquista en la comida, como si la nevera o el armario de las galletas nos llamara a caer en su tentación y la utilizamos como vía de escape. «La comida es algo emocional para todos, pero hay que buscar el equilibrio, comer desde la responsabilidad, para satisfacer mi necesidad nutricional y para disfrutar. El problema viene cuando lo único que tengo para regular mis emociones es la comida. Para anestesiarme, para entretenerme, para distraerme… Ahí deja de ser saludable».
La experta promueve el desaprendizaje de patrones y creencias para poder comenzar de cero. «Cuando la ansiedad te hace comer una tableta de chocolate por la noche mientras ves una serie hay que mirar atrás, analizar dónde comenzó esa conexión emocional con la comida y trabajar a partir de ahí».
Ojo, Digón no demoniza el placer de comer. Sin embargo, se centra en el cómo y el porqué: «No se trata de dejar de comer chocolate, sino de dejar de hacerlo en esa cantidad por impulso y escondida en la cocina, por ejemplo».
La psicóloga considera esenciales los momentos de disfrute sin remordimientos, pero eso no nos da permiso para convertirlo en una trampa complaciente. «Es necesario disociar la culpa, el estrés y la ansiedad de la alimentación. Darse un antojo y disfrutarlo es un placer porque, no lo olvidemos, la comida es una de las mayores fuentes de placer que hay desde que somos bebés. Este componente no debe perderse», comenta.
Lo que ocurre, una vez más, es cómo nos enfrentamos a ese momento de disfrute. ¿Es un antojo o un impulso emocional porque he tenido un día muy estresante? Por eso es muy importante darse cuenta y mirarlo con perspectiva. «Lo ideal es reducir el número de veces que utilizas la comida como regulador. Pero es lícito darse antojos y forma parte de cualquier plan nutricional. El problema es cuando te apetece helado todos los días o te atiborras todas las noches», aclara.
Por todo esto, si hay sospechas de que vuelcas tu estrés, ansiedad, culpa o vergüenza con la comida (por exceso o restricción), puede que hayas generado un patrón de vulnerabilidad: «Por ejemplo, personas que se fueron a estudiar fuera sin estar preparadas, sintieron desapego de la familia y llenaron ese vacío con la comida. Niños y adolescentes que han pasado mucho tiempo solos en casa y que han visto en la comida el entretenimiento perfecto. Niñas, sobre todo, que necesitan sentirse valoradas y controlan en exceso todo lo que las rodea, incluida su imagen, cuentan y restringen calorías desde bien jóvenes…»
Basta el sentido común y un poco de equilibrio para entender que, antes de consolidar una alimentación consciente y atenta, será necesario aplicar dos reglas básicas que ejerzan de eje:
Con esa libertad y responsabilidad, Itziar propone crear nuevos hábitos desde lo pequeño y aplicar sencillas rutinas.
«Es imposible comer perfecto siempre, del mismo modo que es imposible estar a dieta siempre». Ante esto, y si fuera necesario hacer una dieta de pérdida de peso, la experta en alimentación consciente recomienda adquirir estos hábitos antes de plantear un plan de dieta que, «en cualquier caso debe hacerse por un tiempo concreto, con principio y fin.»
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