
La autoestima no es un castillo de naipes frágil ni un asunto de azar. Es un músculo cerebral que, con el entrenamiento adecuado, puede crecer y fortalecer nuestra relación con nosotros mismos. Foto: Cottonbro / Pexels
Todo se entrena
El método de la neurocientífica Ana Ibáñez para subir tu autoestima
Quererte y sentirte más querido empieza por reprogramar tu cerebro.
Por Sara Flamenco
26 DE AGOSTO DE 2025 / 14:02
En psicología, la autoestima se define como la evaluación subjetiva que una persona hace de sí misma, incluyendo sus pensamientos, sentimientos y percepciones sobre su propio valor y capacidad. Según Emma Lerro, psicóloga y psicoterapeuta de UnoBravo, «para entender cómo se forma la autoestima hay que remontarse a una edad temprana, ya que esta se ve influenciada por la educación, el entorno familiar y las experiencias personales, especialmente en el ámbito social». Pero, ¿y si te decimos que esta valoración subjetiva puede cambiarse a nivel cerebral? Así dice la neurociencia que puedes subir tu autoestima.


La autoestima, un proceso que se programa y reprograma
La neurocientífica Ana Ibáñez, referente en neurociencia aplicada y fundadora de Mindstudio, sostiene que la autoestima no es un rasgo inmutable, sino un proceso que se «programa y reprograma a través del cerebro».
Con más de quince años investigando cómo entrenar la mente, Ibáñez defiende que el cerebro puede modificarse mediante técnicas que alteran sus conexiones neuronales, potenciando el bienestar y impulsando una percepción más saludable de uno mismo. Sí, el cerebro tiene esa maravillosa capacidad.
Cómo mejorar la autoestima con la ayuda de nuestro cerebro
Ibáñez explica que la autoestima fluctúa, lo que no significa que sea incontrolable y que no puedas hacerla subir: «La autoestima es algo vivo que sube y baja. Yo la defino como lo queribles que nos sentimos, primero por nosotros mismos y después por los demás».
La clave para esa reprogramación cerebral, según la experta, es reconocer patrones autolimitantes que se generaron en la infancia y sustituirlos por otros nuevos, diseñados conscientemente. Con la activación adecuada de el córtex prefrontal podemos cambiar mensajes internos como «no soy suficiente» por otros más útiles como «puedo lograrlo». Porque, reconozcámoslo, esa vocecilla interior suele ser más crítica de lo que pensamos.
La autoestima es supervivencia
Ana Ibáñez asegura que «la autoestima determina lo queribles que nos sentimos para cubrir dos grandes necesidades humanas: en primer lugar que nos cuiden y en segundo lugar que nos acepten en un grupo. Si falta alguna de las dos, no sobreviviríamos».
Nuestro cerebro está pendiente de estos aspectos de manera constante, adaptando cómo nos percibimos en función de ellos. Básico, ¿no?
Cómo el cerebro construye nuestra autoestima
Lo primero que nuestro cerebro incorpora para formar (o subir) la autoestima es cómo nos vemos en comparación con los demás. Muchas veces, esto crea un patrón de comportamiento donde buscamos destacar y ser queridos, ya sea por ser el rebelde, el estudioso o el simpático.
«En el fondo nuestro cerebro está buscando una seguridad de que aquello que somos es visible para los demás, Y que nos van a querer por ello», explica Ibáñez.
Reprogramar la autoestima: quererse por el simple hecho de ser
Conforme crecemos, aparece otro factor para la autoestima: cómo nos vemos a nosotros mismos. Y aquí es donde podemos intervenir conscientemente. «Podemos decirle a nuestro cerebro que no solo somos queribles por nuestras características, sino por el simple hecho de ser. Y que su supervivencia no está amenazada», seála la neurocientífica.
Y remata: «No importa lo que otro opine de nosotros porque eso ya no es una cuestión de vida o muerte cuando sí lo pudo ser en un cerebro infantil».
Pautas para reprogramar tu autoestima
Para lograr esta reprogramación cerebral que nos ayude a subir nuestra autoestima, Ibáñez recomienda traer a la superficie esos recuerdos donde nos hemos sentido bien con nosotros mismos. «Si somos capaces de activar esa memoria cerebral, nuestra autoestima ya sube».
¿No consigues encontrar esos momentos? No pasa nada. Siempre puedes apoyarte en las personas que te quieren. A menudo, ellas ven en ti aspectos que ni tú mismo detectas. «Si usamos esa información a nuestro favor, le damos más razones a nuestro cerebro para que nos envíe mensajes de querernos a nosotros mismos», concluye Ibáñez.
La autoestima no es un castillo de naipes frágil ni un asunto de azar. Es un músculo cerebral que, con el entrenamiento adecuado, puede crecer y fortalecer nuestra relación con nosotros mismos. Y ya sabemos: para quererse más, hay que empezar por dentro.
- TEMAS
- EMOCIONES
WeLife hoy
Entrenar sin perezaCereal sorgoMelatonina o valerianaMitocondriasObesidad o sedentarismoSiguenos :)