Aprende a identificar si te están haciendo luz de gas

Más allá de darle nombre a un mítico bar barcelonés, la luz de gas es una de las formas de maltrato más perversas que existe. El agresor niega que nada esté sucediendo, mientras que la víctima va perdiendo capacidad de decisión, autonomía, autoestima y, a veces, la cordura.

No obstante, y a pesar de las graves consecuencias que tiene en las personas que la sufren, continúa siendo un abuso de lo más silenciado. Porque, ¿cómo se demuestra el maltrato psicológico, la manipulación continuada y el acoso constante e indirecto? Malamente, de ahí que sean pocos los que se atreven a denunciar este tipo de violencia.

Por ello, hemos hablado con la psicóloga  Marta Martínez Novoa quien acaba de publicar el libro ‘Que sea amor del bueno’, de Zenith Libros. Ella nos da las claves para aprender a identificar la luz de gas y nos ofrece herramientas para enfrentarnos a este maltrato.

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Que no te hagan luz de gas

Marta nos cuenta que la luz de gas es un patrón de manipulación y, por tanto, un tipo de maltrato psicológico que se basa en que la persona agresora hace dudar a la persona víctima de su percepción y cordura. El nombre de este tipo de violencia se debe a una película de 1944 que tenía este mismo nombre: ‘The gaslight’. En ella, el protagonista iba cambiando la intensidad de las luces de la casa para convencer a su mujer de que se estaba volviendo loca.

¿Cómo detectar si te están haciendo luz de gas?

Como hemos dicho, el objetivo de la persona que que hace el luz de gas es que la víctima dude de sí misma y así, poco a poco, se irá anulando y tendrá el poder y control sobre ella. En ocasiones, el agresor lo hace para ensanchar su ego, otras porque a través de ese control consigue ciertos beneficios o privilegios, nos aclara la experta en el tema.

“No debemos olvidarnos que el gaslighting es un tipo de violencia psicológica casi imperceptible para la víctima que lo sufre pero que tiene efectos devastadores en su identidad, percepción de seguridad, autoestima, etc. Este mecanismo de manipulación se basa en que la persona agresora hace dudar continuamente a la víctima de su percepción y cordura.”

Las consecuencias de un maltrato imperceptible

Aquellos que sufren este maltrato, dejan de tener iniciativa y pierden el interés por las cosas que antes disfrutaban, apunta Novoa. No saben qué les apetece, pierden el criterio, sólo tienen una opinión a través de lo que la persona agresora opina. A la larga esto provoca dependencia emocional.

Otra situación muy habitual es que la víctima comience a definirse desde lo que el agresor le dice sobre sí misma. Suelen ser cosas como que es dramática, que es inestable o que está loca. Esto a la larga también desencadena en el aislamiento social.

¿Me están haciendo luz de gas?

Marta nos invita a que pongamos atención en cómo nos hace sentir el otro. Cuando existen devaluaciones sutiles, intermitentes, pero constantes, cuando parece que son pequeñas bromas, pero forman parte de un patrón de fondo… cuidado.

«Si hay un continuo cuestionamiento de tus puntos de vista, si los problemas o conflictos que ocurren en el vínculo siempre se achacan a una interpretación errónea tuya. Si vives con la sensación de que te tienes que estar disculpando siempre, como si todo lo hicieses mal; y, sobre todo, si sientes que la otra persona ejerce una autoridad paternalista sobre ti y siempre acaba teniendo la última palabra.»

Algunas frases típicas serian: “¿por qué te enfadas tanto?, eres muy exagerada y sólo era una broma” o “bueno, ya estás tú con tu tendencia de inventarte cosas”, al igual que aquellas que insinúan que eres tú la que saca siempre los mismos temas conflictivos.

Consejos para ponerle enfrentarnos a la luz de gas

«Una de mis recomendaciones es que seamos conscientes de que nadie mejor que nosotros mismos conocemos nuestra propia realidad y sentimientos, es decir, nadie mejor que tú vas a saber lo que estás sintiendo, por lo que no te lo pueden cuestionar.»

Por otro lado, creo que es muy importante que te rodees de personas que te hagan sentir bien de una manera natural, que no tengas que estar continuamente forzando y cuestionándote cómo deberías ser para para encajar.

Otra parte importantísima, por supuesto, es que que tengas claro cuáles son tus límites. Es decir, que te plantees qué es sano y qué es deseable para tener una relación, y que los pongas sin titubear. Que, aunque te los cuestionen, tú sepas que tienes derecho a exigir lo que desees, y que los vivas, no como un castigo, sino como una manera de cuidarte a ti y cuidar el vínculo… Esta es la única forma de que una relación sea sana.

Tampoco debemos olvidar -dice Novoa- que hay decisiones que sólo le atañen a una misma. Aunque nos puedan aconsejar o dar un punto de vista, nos corresponde a nosotras tomarlas, y si nos equivocamos, pues no pasa nada, serán nuestras equivocaciones.

Por último, debemos recordar la importancia de pedir ayuda profesional. Estamos hablando de un maltrato psicológico y las consecuencias, como ya comentamos antes, pueden ser devastadoras. Incluso puede ser muy muy difícil identificar porque es la forma más sutil de maltrato psicológico que existe, así que si notamos que en nuestra relación nos sentimos cada vez más inseguras, cada vez dudamos más de nuestra propia cordura y criterio, quizás sea buena idea pedir ayuda.