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MENTE

Aprende a mejorar tu talento natural: los beneficios de desarrollar tu carisma

Hablamos de esa cualidad innata para atraer la atención de los demás que tienen todas las personas y de cómo puedes fomentarla.

Por Mónica Heras

30 DE DICIEMBRE DE 2022 / 07:00

«Entiendo el carisma, como una fortaleza humana, el talento natural que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia, personalidad o palabras. Las fortalezas humanas se encuentran dentro del marco de la psicología positiva. Desde este enfoque, el carisma es considerado como la capacidad que aporta conocimiento y habilidades para hacer crecer a los demás». Así es como Irene Alonso Vaquerizo, psicóloga general sanitaria, nos explica lo que engloba este término tan usado, como poco comprendido.

El término carisma procede del griego Khárisma, qué significa agradar o hacer favores. Para los griegos el carisma era un don otorgado por los dioses, algo innato. Siglos después, la sociología lo ha definido como la capacidad personal de fascinar y la religión lo considera un don concedido por Dios a determinadas personas, para beneficio de toda sociedad, explica la experta, a quien le preguntamos cómo se puede desarrollar esta fortaleza y de qué manera puede beneficiarnos ser carismáticos.

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El carisma como un virtud llena de beneficios

Las fortalezas humanas son un listado de virtudes universalmente válidas desde el enfoque de la psicología positiva. Esta perspectiva psicológica, no intenta sólo la recuperación de las psicopatologías, sino que busca maneras para ayudarnos a vivir mejor, ser más felices, alcanzar el equilibrio emocional, disfrutar de la vida y afrontarla con optimismo. Algo que se consigue, explica Irene Alonso Vaquerizo, a través del autoconocimiento y desarrollo de nuestras fortalezas y el manejo de nuestras debilidades.

El creador de este enfoque fue Martin Seligman (1998), él y sus colaboradores, defienden la idea de que, para tener una buena vida, debemos poseer lo que ellos llaman ‘buen carácter’. Peterson y Seligman publicaron en 2004 ‘Fortalezas y Virtudes del carácter’, dentro del que se describían 6 virtudes que se aprobaron por consenso a través de las culturas y de los tiempos, explica la experta. «El carisma –habilidad más poderosa del liderazgo–, se encuentra en el apartado de Justicia, en el cual se incluyen virtudes como el civismo –responsabilidad social, lealtad y trabajo en equipo– y la equidad».

Anatomía de una persona carismática

Alonso explica, que son esas personas con quienes nos sentimos muy a gusto a su lado. «Tal vez, el origen de esa simpatía que desprende es debida a que no critica ni juzga las opiniones o acciones de los demás, lo que indica que tiene una mente abierta y flexible«.

Añade que, por lo general, los individuos carismáticos son buenos comunicadores y se comportan de forma asertiva, siendo sus intervenciones constructivas y sus opiniones honestas y ponderadas. Entre los rasgos característicos de estas personas podemos destacar la confianza, el buen manejo del lenguaje corporal, la capacidad de extraer lo positivo de las situaciones y un magnífico talento para contar las cosas.

Todas las personas que tienen esta fortaleza tienen estas cuatro cualidades:

  • Poseen una fuerte convicción en sus propósitos personales
  • Tiene una fuerte voluntad para llevar a cabo sus objetivos
  • Disponen de la capacidad de lucha para hacer realidad sus metas
  • Sus propósitos sirven para beneficiar a la comunidad

¿Se puede trabajar el carisma?

En la actualidad las personas que se dedican a estudiar el carisma, consideran que no es algo innato, sino algo que se puede desarrollar. «Considero que está capacidad va a ser diferente en cada persona según sus aptitudes, tendencias o carácter», arguye Irene, y añade, «en el libro ‘El mito del carisma: como todo el mundo puede dominar el arte y ciencia del magnetismo personal’, Olivia Fox Cabane, enseña cómo desarrollar una personalidad carismática utilizando herramientas de las terapias cognitivo-conductuales. Este tipo de terapias, centran su trabajo en el conocimiento de las creencias limitantes y su reestructuración, unido a la gestión emocional«.

Tipos de carisma

Irene Alonso habla sobre los cuatro tipos de carisma que existen, según cuenta la experta Olivia Fox Cabane, en su libro anteriormente mencionado:

El carisma de focalización. Es la capacidad de ofrecer a los demás, la habilidad de escucha activa y sensación de estar presentes. Es decir, transmitir a los otros que los escuchamos y préstamos atención. Para fomentar ese talento, a un nivel inicial o básico, hemos de apoyarnos en nuestro lenguaje corporal (mirar a la cara, gesticular apoyando nuestra escucha e inclinar nuestro cuerpo). Un ejemplo es Mahatma Gandhi.

El carisma de visión. Es el que se manifiesta cuando las personas se sienten inspiradas por las ideas de alguien. Es el entusiasmo que siente la audiencia en una conferencia cuando el emisor posee esta competencia. Las personas que tienen esta virtud son capaces de defender con pasión y certeza su visión. Además, tienen la capacidad de ver caminos nuevos dónde otros no los ven. Su defecto es que, a veces, les ciega su pasión y pueden tratar erróneamente a quienes le siguen. Por ello, deben trabajar en ampliar su grado de altruismo y amabilidad con los otros. Según los estudios, Steve Jobs sería un representante famoso de este carisma.

El carisma de bondad.  Las personas que lo poseen son capaces de hacer que nos sintamos comprendidos y aceptados de forma global. La característica básica de su lenguaje corporal es que su mirada expresa una gran bondad. Además, poseen la virtud de no juzgar al otro, mostrarle compasión y manifestar gratitud. Este ssería el tipo de carisma de Teresa de Calcuta.

El carisma de autoridad. Posiblemente este es el carisma que tiene una mayor capacidad de atracción. Las personas que lo poseen sienten la convicción de poder influir en la vida de los demás. Son capaces de fomentar la motivación a seguirles y actuar según sus ideas. Por ello son personas que deben entrenar y esforzarse por ser ecuánimes y honestas. Quizá un personaje que poseyó este tipo de liderazgo fue Winston Churchill.

Traba en potenciar tus dones

«Considero que todos tenemos talentos y dones, el arte está en conocernos realmente y, a partir de ahí, poderlos potenciar. El camino del autoconocimiento necesita una parte de introspección y, también, de apoyo externo de profesionales especializados», indica Vaquerizo.

Considera que el liderazgo y el carisma pueden ser desarrollados, la cuestión es saber qué tipo de carisma, de los cuatro mencionados, podría encajarnos mejor según nuestra esencia, forma de ser o quizá, área de trabajo. «Aprender a evolucionar desde ahí podría traernos una gran satisfacción y realización personal, al manifestarnos cómo somos con todas nuestras posibilidades«.

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